jueves, 30 de agosto de 2018

Porque de mi boca



Porque de mi boca
un día
surgió la palabra
              eterna,
tú quisiste
que no quedara
enredada entre los pinos.
Y fui a tu casa
y me acogiste incólume
con los brazos abiertos
como ramas de nogal,
y me diste a beber
vino del
odre de la pureza.
Tu tiempo fue mi
Tiempo
y mis huellas se marcaron
tras las huellas de tus pasos.
Mi piel absorbió el viento
que las horas del Mare Nostrum
se pasaban de una a otra
hasta conseguir plegarlo
en los mástiles del puerto.
Allí estaba Gaudí
          y San Pablo
          y la Rambla
          y el Barrio Gótico
          y el Monte Tibidabo
y las inmensas horas
                 grabadas
en un balcón abierto al campo,
donde la siringe
             de la curruca
me retaba cada mañana.

1 comentario:

¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?