martes, 31 de marzo de 2020

Aves en primavera




Grulla común
Tan solo las he visto en una ocasión, pero fue de las que quedan marcadas para toda la vida. Es un espectáculo esperar a que llegue el atardecer y regresen a sus lugares de dormida. Recortadas sobre la puesta de sol, esquivas, en medio de los encinares, con sus cuellos estirados para evitar el peligro. Fue en la Comarca de Los Pedroches de Córdoba. Algo digno de no perderse.
                                          


Carricero tordal
No he tenido el gusto de conocerlo, pero parece ser que es el mayor de los carriceros. De conducta menos escondediza que su parientes, se posa en árboles e hilos de telégrafos. Así que es cuestión de pateo de campo y prismáticos porque abunda en la Península en verano.
                                             

Cigüeña
Es un ave a la que le tengo especial cariño porque siempre he convivido con su clotoreo, su vuelo y sus andares por pequeñas lagunas en busca de alimento. Una de mis primeras implicaciones en el mundo de la ecología fue participar en un proyecto de censo de nidos en Andalucía; de ello guardo un recuerdo imborrable. Mi mayor orgullo ha sido comprobar como con el paso del tiempo en mi pueblo de origen, Paymogo, se ha pasado del clásico nido en el campanario, a multitud de nidos diseminados por la población (donde menos) y el campo, en las proximidades de los lechos acuosos.
                                                    

Codorniz
Un ave con la que también he tenido bastante relación, sobre todo de pequeño y en mi juventud, ya que era frecuente tenerla en las casas de pueblo para el aprovechamiento de sus huevos e incluso su carne. En el campo la he escuchado cientos de veces, la he visto muy poco, pero como su canto es inconfundible siempre he sabido de su presencia, en la época de la siega. Recuerdos de siempre, por tanto.
                                          

domingo, 29 de marzo de 2020

Cuadrivio laico




Hacer una parada, por las ferias de libros antiguos y de ocasión, es casi obligatorio porque deparan sorpresas como la que expongo: Nos cuenta el gran Horacio Quiroga, en su relato Cuadrivio Laico, apartado Corpus, que en Ginebra, durante la fiebre de la Reforma, un hombre fue quemado vivo por una coma:
.../...
Llamábase ese hombre Conrado Wéber, y era alemán de nacionalidad, y grabador de oficio. Persona de alma pura, ojos azules y barba tierna, llevaba por inclinación la triste vida de su ciudad.
.../...
La sentencia exponía y disponía:
1º Que el llamado Conrado Wéber, grabador de oficio, había vendido a cuantiosos habitantes de la ciudad una lámina de su ejecución.
2º Que debajo de la lámina, el autor había grabado el padrenuestro.
3º Que el padrenuestro comenzaba así: "Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea el tu nombre".
4º Que el autor de esta blasfemia había cometido crimen irremisible en las verdades fundamentales de la religión cristiana, erigiéndose contra la omnipresencia divina.
5º Que puntuando como él lo había hecho, la oración que estás en los cielos era mínima proposición incidental, en vez de ser muy específica y determinativa; esto es, sin coma antes de que.
6º Que con ello el escritor pretendía afirmar que Dios puede no estar en los cielos, lo que es una horrenda herejía.
.../...
9º Por lo cual el Consejo condena a Conrado Wéber, grabador, a ser quemado vivo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y con los Santos Evangelios a la vista.
.../...
Hasta aquí un extracto del relato. Así que ojito, escritores, que hay pandemias y pandemias. 

miércoles, 25 de marzo de 2020

Adiós, arbolitos, adiós



En estos momentos tan cruciales como estamos viviendo, en los que la especie humana está por encima de todo, no me es posible dejar de acordarme de ellos: los árboles. No hace mucho en mi localidad de residencia se han talado dos ejemplares grandiosos de eucaliptos -somos conscientes que no son autóctonos-, que habían alcanzado la mayoría de edad y tan solo se procuraba que las ramas no causaran ningún desperfecto en vehículos y viandantes; lo que viene siendo una poda de toda la vida. Pero no, en esta ocasión se ha procedido a su mutilación completa: un equipo de profesionales se ha encargado de encaramarse a sus ramas y a base de motosierra los ha ido despojando de sus ramas, de su tronco, hasta que ha quedado un círculo marrón a ras del suelo. Qué pena da, después de haberlos estado viendo allí desde siempre. Uno casi podía rendirse a sus pies, por su porte, su olor, su sombra...pero claro, estaban en el lugar equivocado: en su momento, en lugar de haberlos dejado dentro de una glorieta, se decidió construir a su lado nada más y nada menos que un ambulatorio. Las consecuencias las ha traído el paso del tiempo: se extienden sus raíces centenarias y dañan la estructura del edificio mucho más reciente en su diseño. No aprenderemos, un árbol no es una maceta que se puede trasladar de sitio cuando nos parezca oportuno. Respetémoslos. Hagamos un esfuerzo que seguro que con eso ganará la comunidad completa, incluida la humana.

jueves, 19 de marzo de 2020

Por un instante




Por un instante quisiera
                                   mirarme desde tus ojos,
saber si la distancia que nos separa
está marcada de primaveras, o si
tu mirar tiembla por el color de mi pelo.
Si yo pudiera
haberme parado al nacer
                                     para sentarme después en el pupitre
donde dibujabas corazones.
¿Se escuchará allí el canto del gallo?
En el remanso del agua
de la ribera,
el pez sabihondo abre su boca
¡si yo pudiera! —repito­.
Por tu iris veo reflejo azulmarino,
dardos de amor intempore
que no sé cómo puedes esquivarlos
                                                     ¿con el archivador azeta,
o tal vez con el giro modular de tu garganta?
                                                                      Conquisté
la tierra prometida,
en el pilón de agua bendita,
confundiendo la generación,
pisamos la misma playa
                                    desde naos diferentes


sábado, 7 de marzo de 2020

Cuatro cartones




La estancia es el duro mármol de una puerta trasera que nunca se abre, porque el edificio está en desuso. Tiene la ventaja con respecto a los cajeros automáticos, que no te despiertan a altas horas, ni te dan patadas en los riñones, ni tienes que soportar los trepidantes ronquidos del compañero de arriba. Te levantas con las primeras luces o con el canto del mirlo, que utiliza como posadero matutino el balcón de la señora del primero que lo tiene como una jungla. Si no ha llovido demasiado, le das una vuelta al cartón-sábana y queda listo para la hora de la siesta, si fuera menester, o si no para cuando llegue la hora de acostarse ─si es que llega─ .Ni que decir tiene que el tajo está cerca: en cuanto queda un hueco libre de aparcamiento, te colocas la gorra (amarilla), el paraguas en el antebrazo y el silbato entre los labios. No hay que olvidar una vuelta por los contenedores por si se puede mejorar la oferta del ajuar: el último cartón-edredón resultó demasiado pesado y aunque aislaba de la humedad, hacía sudar lo suyo. A la una hay que estar en la cola del comedor y por la tarde conviene dar una vuelta por el Más y Mas que dicen los colegas que hay ofertas de tetra-brik. Y mañana hay que madrugar, que las monjas del hospicio reparten ropa. Lo de los cartones tendrás que dejarlo porque cada vez que reúnes una carga, te la terminan robando; lo tuyo es aparcar coches, que es trabajo limpio. Y déjate de sutilezas en tu estancia que como la pongas demasiado atractiva, terminarás perdiéndola: ya sabes cómo es la gente. Apáñate con los cuatro cartones y no te preocupes por el desahucio, que se trata de un edificio oficial. Buenas noches.

domingo, 1 de marzo de 2020

Libros que me gusta leer






ANDAR SIN RUIDO
Carlos Frontera
Libro de relatos de un autor joven que hemos leído en la Tertulia de la Casa del Libro. En su conjunto me ha resultado un libro bastante atractivo porque el autor sigue una tendencia que me llama la atención, en la que la sombra de Kafka y Palhaniuk los veo en alguno de sus relatos. No está exento de poesía en alguna de sus obras, como es el caso de "Romper el encantamiento" o "TeQ". La familia, la pareja, las relaciones de unos y otros impregnan todo el libro, que en palabras del propio Carlos, busca la provocación al lector, no se conforma con contar una historia más o menos creíble, sino que la impregna de elementos llamativos, que nos hagan despegarnos del asiento y salir de lo rutinario. Puestos a elegir entre los diecisiete relatos me quedo con "Si todos los chinos saltaran a la vez", por sus connotaciones campestres, dentro de una relación de pareja como fondo de la historia.  También tiene su arte ese "Transparente y no", con un cenicero que nunca acaba de caer, en plan Matrix. En fin, creo que se trata de una obra en la línea de la forma de escribir de hoy día, con muchos valores dignos de tener en cuenta.
LA CIUDAD DE LOS PRODIGIOS
Eduardo Mendoza
Estamos ante un libro de cerca de seiscientas páginas. Una de esas obras a las que hay que dedicarle tiempo para sacarle todo su jugo. Mi fe en este escritor es lo que me ha hecho leérmelo entero, porque hay ocasiones en que se hace muy pesado y da un poco igual en cómo acabará la historia que nos narra. La historia de Barcelona desde sus orígenes fenicios parecía demasiado para una lectura reconfortante, así que el asunto se queda entre la Expo de 1888 (descubrimiento para mi) y la de 1929, que me era más familiar. Nos narra una epopeya tremenda eligiendo a un personaje que se hace a si mismo y que alcanza un inmenso poder, luego de una vida de hampón sin miramientos.  Según dice el mismo autor, Onofre Bouvila es enérgico, fantástico y canalla, como la propia ciudad. Sobre la ciudad, sobre el momento político, sobre su gente nos da una amplia información, con el enganche de ver en qué acabará metiéndose el protagonista para su desenlace final. Describe a otros personajes con la maestría que le caracteriza, aunque a mi me llama la atención el papel tan secundario que le da a la mujer de Onofre —Margarita—, que le ha de acompañar hasta el último día. Digno de mencionar, dados los tiempos que corren, es su aportación al nacionalismo e independentismo, así como la rivalidad con la capital del Reino; teniendo en cuenta que fue publicada en 1986. También me llama la atención, la estrategia de adelantar acontecimientos en determinados momentos de la narración, supongo que para mantener el interés del lector y que no huya antes de tiempo. Pe: Cuando Onofre conoce a Efrén Castells —uno de los personajes más significativos—, ya nos dice cuando muere y nos resume gran parte de su vida al lado del protagonista. Puestos a elegir frases o pasajes destacados me quedo con:
"Las pesetas que Onofre le daba a ganar Efrén las empleaba en comprar regalos a sus conquistas. Por lo visto hay que ser rumboso y canalla, pensaba Onofre. De la gente solo puede esperarse lo que uno pueda sacar de ella. Así son los seres humanos: materia blanda."
"Yo creía que siendo malo tendría el mundo en mis manos y sin embargo me equivocaba: el mundo es peor que yo."
"Niño muerto al tirar de la cadena del wáter el vecino del piso de arriba"
"Todos se preguntaban al ver su figura discreta, ligeramente vulgar, ¿será verdad que de joven fue anarquista, ladrón y pistolero?, ¿que durante la guerra traficó con armas?, ¿que tuvo a sueldo a varios políticos de renombre, a varios gabinetes ministeriales enteros?, ¿y que todo esto lo consiguió solo y sin ayuda, partiendo de cero, a base de coraje y voluntad?
No me acaba de convencer el final de la historia. Es abierto, pero demasiado extravagante, muy al estilo de lo que dio en llamar "Deus Ex machina".
VIENTO DEL ESTE, VIENTO DEL OESTE
Pearl S. Buck
Leí este libro por primera vez hace ya mucho tiempo, y recuerdo que me había dejado un buen sabor de boca. Al cabo de los años me he vuelto a encontrar con el, y ratificándome en mi pensamiento, he de añadir que en esta segunda lectura lo he encontrado como una auténtica delicia para los sentidos. Se trata de una obra cuyo lenguaje encaja a la perfección dentro de la denominada prosa poética. Por cualquier página que se abra, el libro ofrece todo una gama de atractivos para no abandonarlo. Es cierto que a los occidentales nos llama la atención el mundo oriental, porque nos coge algo más lejos de nuestra cultura, pero no es este el factor decisivo en su lectura. Lo es la manera en que está escrito, de tal forma que le doy mucha más importancia a esto que al desarrollo de la propia historia. Este libro alimenta el alma, es un cántico espiritual a los ojos del lector, quizás demasiado acostumbrado a otro tipo de lecturas. Con qué delicadeza, con qué finura, con qué arte se prodigan las páginas sin que llegue uno a sentirse perdido en ningún momento. Lo espléndido de la Literatura es esto: que de vez en cuando nos vamos encontrando con piezas de este calibre, que nos animan a seguir anhelando abrir la cubierta de un libro para descubrir su contenido.
Más que recomendado.