sábado, 21 de agosto de 2021

Clamar por los bosques

 


En medio de tantos incendios que nos acosan, saco a colación este título EL CLAMOR DE LOS BOSQUES de Richard Powers:
Un libro que de manera algo inesperada ha llegado a mis manos. Si se juntan los bosques y la lucha ecologista en una misma novela de 600 pág ¿qué más puedo pedir? Sin duda "Cuando los bosques mueren" ha estado presente en todo el relato, al fin y a la postre es la misma historia, solo que la primera discurre en la América profunda y la otra se narra en el entorno andaluz. El libro está dividido en cuatro apartados: Raíces, Tronco, Copa y Semilla y a su vez se entrecruzan cuatro historias principales: la que protagonizan Nichk y Olivia, encaramados en lo alto de un árbol en la defensa activa de los árboles; la de la doctora Patricia Westerford, y su vida dedicada a los árboles; Neelay, paralítico al caer de un árbol y figura reconocida del mundo de los videojuegos, que termina descubriendo a la doctora y su mundo, y la pareja de actores; Ray y Dorothy, que en el final de sus vidas mantienen una relación estrecha con el mundo de las plantas.
En el apartado Raíces vamos conociendo de manera separada quienes son cada uno de los personajes, empezando por Nicholas Hoel, un noruego que recaló en América y planto un castaño, que fue el único que se salvó de una terrible plaga. Se relata el progreso de la familia en la granja donde vivían y la evolución del árbol a través de las fotografías que le van haciendo generación tras generación. Destaco en este apartado la aportación del personaje Patricia Westerford: "Los árboles cuando reciben un ataque, emiten insecticidas para salvar su vida", "Los árboles hablan entre ellos", "Ella le agarra la temblorosa mano en la oscuridad. Es una buena sensación, parecida a la que debe sentir una raíz cuando encuentra, después d siglos, otra raíz con la que entrelazarse bajo tierra".
En el apartado Tronco: en la que se van mezclando el desarrollo de la vida de todos los personajes anteriores y hacen que la historia avance. De los personajes Olivia y Nichk, destaco: "Es increíble lo descabelladas que pueden resultar las cosas, una vez que te fijas en ellas", "¡A eso me refiero! ¿Qué es más descabellado?¿Creer que hay presencias cercanas de las que no sabemos nada, o cortar secuoyas antiguas que quedan en la Tierra, para hacer marcos y tablas? Patricia W. sigue aportando clases magistrales: "Algo maravilloso sucede bajo tierra. Marañas de microrrizas que conectan a los árboles para formar gigantescas comunidades inteligentes, que se extienden a lo largo de centenares de hectáreas. Juntos forman vastas redes de intercambios de bienes y servicios e información." Olivia y Nichk leen El bosque secreto: "Las ramas saben cuando tienen que bifurcarse; las raíces encuentran agua incluso en las tuberías selladas; las hojas de las copas dejan hueco entre ellas y sus vecinas...que los árboles ven los colores."
En el apartado Copa: Patricia W.: "Nadie ve árboles. Vemos frutas, vemos nueces, vemos madera, vemos sombra. Vemos adorno o bonitas frondas otoñales. Obstáculos que obstruyen en la carretera o estropean la pista de esquí. Lugares oscuros y amenazadores que deben quedar despejados. Vemos ramas a punto de hundir nuestro tejado. Vemos cultivos comerciales. Pero los árboles..., los árboles son invisibles". "Los árboles saben cuando estamos cerca de ellos. Las sustancias químicas de sus raíces y los perfumes de sus hojas cambian cuando nos acercamos...Cuando te sientes bien después de un paseo por el bosque, puede que sea porque algunas especies te estás sobornando. Los árboles producen muchas drogas sorprendentes y aún no hemos descubierto ni la parte más superficial de todo lo que nos ofrecen. Los árboles llevan mucho tiempo tratando de llegar a nosotros, pero hablan con una frecuencia demasiado baja para que los oigamos.

martes, 17 de agosto de 2021

Álbum veraniego

 


En estas fechas que tanto se apetece el agua, extraigo de mi álbum particular estas fotitos para compartir. Comenzamos el reportaje por Alcalá de Guadaira en Sevilla, que aunque no está cerca del mar, si que puede dejar imágenes curiosas.

Ahora si: Cabo de Gata enAlmería, en un atardecer.


En el Norte de España: Cantabria siempre es más que atractiva.

Claro que por Granada tampoco se anda mal cerca del agua. Como ocurre por Castril .

Y volviendo a Sevilla ¿qué tal un bañito por la Sierra Norte?

Ay, Cazorla, cuánta belleza por cada uno de tus rincones.


 

Y si nos damos un paseito por Galicia, es una auténtica delicia catar en verano, las frescas aguas de sus parajes.

También podemos viajar por el Noreste. Sirva de ejemplo Girona

Si preferimos la provinvia de Málaga, para qué contar.

De vuelta a Galicia, y aprovechando el paso por Oseira, un refrescante baño de pies nunca le vienen mal al caminante.

Claro que mi pueblo de origen, Paymogo, también cuenta con algunas pozas en el Chanza, que alivian los rigores veraniegos.

Volvermos por el Noreste: Pirineos y su Estany de San Maurici. Auténtica gozada.

Claro, que en plan jubilata, nada mejor que el Rincón de la Victoria.

En el que se puede disfrutar de desayunos a plena orilla del mar.


Si queremos curiosidades, lejos del mar. Riotinto con esas aguas tenebrosas, parece llevarnos a otra dimensión.

Pero volvamos al mar: Rota y sus corrales.

Y esa casita que alguien se dejó abandonada, cual barquito sin vela.

Tenerife es el punto y final, en el más amplio sentido de la palabra. La foto de cabecera y esta son dos claros ejemplos.


lunes, 9 de agosto de 2021

Mañana será otro día

 


 Así comienza este relato, que forma parte del libro Bajo la luz de mi plaza

            A la sombra del ficus descansan los hilvanadores de palabras. Ellos representan la última corriente que emerge dentro de la Casa de las Palabras. Han salido a desayunar y de paso  fumarse un cigarro en el lugar donde nadie los mira con cara extraña. Dos varones y dos hembras, de mediana edad, de los cuales tan sólo fuma una mínima parte.

­­⸺Si los editores aceptaran todo cuanto les llega, el lenguaje sería indescifrable, no habría diccionario que lo admitiera ⸺dice Pedro.

⸺Para eso estamos los negros, para pulir  ⸺dice Gregorio.

⸺Pero a los académicos les interesa que se les entienda, que el mensaje llegue a todos los ámbitos de la sociedad, no sólo a las altas esferas ⸺dice Ángeles.

⸺¡Compañeros no desvariemos!  ⸺corta Miriam⸺ no se que tiene ese puñetero edificio, que cuando salimos de él se nos suben los humos a la cabeza de una manera increíble. Somos capaces de coger a un transeúnte por el cuello y obligarle a recitar sin descanso las siete partidas. No somos más que trabajadores, no lo olvidéis.

⸺Tienes razón Miriam ⸺asiente Pedro.

⸺Es por la cafeína mezclada con la nicotina  ⸺sigue Ángeles.

⸺¿No será que lo que mezcláis sean las churras con la merinas?  ⸺insiste Gregorio⸺. Ante esta situación en la que nos encontramos, siento mi tórax invadido.
.../...

miércoles, 4 de agosto de 2021

Yo no llevaba

 

 



Yo no llevaba entre mis manos

el frío manillar metálico

de los nervudos ciclistas,

ni lucía prenda alguna

de llamativos colores.

Nadie gritaba ¡arriba, arriba!

Y en cada curva

                         encontraba,

envuelta como regalo sorpresa,

otra curva,

con su peralte,

su tanto por ciento

y su charco de sudor.

Maillot verde, rosa, oro

                                    ¿amarillo?

Extiendo mi mano al frente

y noto la húmeda espalda

de una manta de lana

y más adelante un refugio

por el que transitan vacías

una tras otra las sillas

—procesión de cirios apagados—

y junto a ellas una leyenda:

Baqueira Beret.

Una hilera de brazos al aire,

sembrados en la cuneta,

  se movían a mi voluntad

empapándose de lluvia,

hasta llegar al gran Arco

donde aguardaba la gloria

de un día de alta montaña.                                                         

Suena rítmica la guitarra

y la voz rota

                   de mi tierra;

ya veo nubes y pizarra,

allá diviso mansiones

remontes de ida y vuelta,

veo las copas de los abetos

en perfecta formación.

El valle me va tragando

devolviéndome a la arena,

en la ribera del río

                             y en lo alto

se asentaba Baqueira.