371 ¿Qué nos traes hoy, Gon?, como estuve de
descanso me puse tierno, ¿qué nos traes, Gon?, ya voy, leche, déjame que salude
a Stella y Aniquiladora, de paso dile algo también a Vero y a Trini, ¡ojú,
Alba! ¡qué mañanita!... toma, anda, cuelga eso y déjame respirar, dame,
mosqueón...
Ella sale del portal con la bufanda al cuello y el portafolios sobre su
pecho como protegiéndose de algo. La mirada lanzada al suelo mostrando
el suave colorido que ha puesto en sus ojos. Él espera como cada día,
una mano en la bicicleta y la otra dispuesta a encontrarse con el suave
tacto de la amada. El portal es indiscreto y hasta volver la esquina no
pondrá su brazo derecho sobre los hombros de ella, en la que se acurruca
tímidamente tratando de mantener la compostura. Hablan suave, silabean,
con la mano izquierda dirige el manillar de la bici, tratando de que
los pedales no le den en la pantorrilla. La noche ha sido muy larga,
como todas, y los ahorros van bien; ya queda menos para que se efectúe
el sorteo de las viviendas, y con un poco de suerte y otro de promesas
municipales, pueden conseguir que se acorten los plazos para ese ansiado
momento. Mientras tanto ahí están cada mañana caminando hombro con
hombro.
Compartiendo, hombro con hombro, la cargas es menos pesada.
ResponderEliminarUn abrazo
Como los novios de antes y los "sin casa" de ahora.
ResponderEliminarHombro con hombro hasta que el amor aguante.
Abrazos
jajajajaja
ResponderEliminarMe doy por saludada, y además muy gratamente. Gracias!!
Hermoso texto. Tan hermoso como ese sentir primerizo que enrojece entera la piel...
Besos.
Muy bien me resulta, amigo. Abrazos
ResponderEliminarMaestra la narración.
ResponderEliminarMuchas gracias
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