Adorno seco, imagen atrofiada,
savia punzante de la tierra virgen
que un día cruel rayo te dejó marcada
sin respetar tu natural origen.
Cielo y Tierra eran encrucijada
de cruentas batallas. A Dios afligen
muertes tan innecesarias. Dañada,
perennidad y verdor se exigen
últimos esfuerzos competitivos.
Dislocantes cicatrices de barro
profanan impunemente tu seno.
Los orgánulos que aún continúan vivos
carecen de fe. Semejan cigarro
que lentamente fenece. Veneno.
Al ver la imagen he pensado: parece un árbol que grita...
ResponderEliminarLuego, tu soneto, mi pensamiento ha corroborado.
Te felicito. Sé lo difícil que es escribir un soneto.
Abrazos
Un bello poema
ResponderEliminarpara el árbol seco.
Dá mucha pena.
Un beso
La rotundidad de un soneto para la tremenda imagen de un árbol seco.
ResponderEliminarY es que cada vez que un árbol muere, algo nuestro también lo hace.
Ando con muy poco tiempo; intento escribirte pronto.
Abrazo
Imagenes que nos cuentan historias!
ResponderEliminarSaludos!