SAPIENS
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miércoles, 30 de enero de 2019
jueves, 24 de enero de 2019
Va de presentaciones
Ha comenzado el año con buenas perspectivas, de cara a la presencia en el ámbito local a la presentación de libros. Les cuento:
A poco de terminar diciembre ya habíamos tenido en Camas la presentación de Non Omnis Moriar, opera prima de Rocío Angulo Dorado, una mujer que con tan sólo 16 añitos se atreve a lanzarse al mundo de las publicaciones, con lo que eso significa y con lo complicado que resulta sacar adelante cualquier edición. En este caso lo hace bajo el auspicio de Benilede Ediciones. Desde aquí le deseo a Rocío toda la suerte que necesite para que su temprana aportación al mercado de las letras no pase desapercibido. "Esto no no es una historia en si. Es un conjunto de historias que he vivido a lo largo de mi corta vida y que, como a cualquier otro ser humano, me han hecho llorar, me han hecho reír, me han hecho soñar, pero sobretodo, me han hecho sentir."

Y por último, les presento a Tempo, un poemario de Isabel Rezmo, de la mano de la Editorial Nazarí, un libro que si que he leído y que desde luego no deja indiferente. Como toda poesía que se precie, a que tomarla a sorbos lentos, dejando que se instale su sabor en el paladar para una buena degustación porque "Tempo es un poemario en el que Isabel Rezmo escruta las cavernas de su espíritu. Indaga respuestas, formula cuestiones, disuelve evidencias, critica el dolor de la vida en el silencio íntimo y en el atronador mundo que nos rodea", en palabras de Antonio Portillo, poeta.
Así que aquí les dejo este trío de ases para que disfruten con su lectura.
jueves, 17 de enero de 2019
La cuenta de Enero
Mi particular cuenta de Enero comienza con la vuelta a las
tareas tertulianas y con un par de libros metidos ya entre pecho y espalda: El
bello ojo de la tuerta de Aurora Delgado y La dama de la furgoneta de Alan Bennet; así que comienzo por
dónde lo dejé, si es que en algún momento dejé la lectura.
Alejandro Cotta y su libro de relatos Situaciones difíciles espera tras el visillo a que se disipen las nieblas invernales para que podamos llevar a cabo la presentación que se merece. Hecho que tendrá lugar en la Casa de Las Sirenas de Sevilla. Mi amigo y compañero de letras Tomás Sánchez Rubio me avisa de la pronta presentación de su libro de relatos Cien mil gotas de lluvia; libro que comparte con Lourdes Páez Morales, el 23 de Enero en el Ateneo de Sevilla; esta vez espero estar presente, amigo. Entrados en Febrero, el día 1, aguardo a Isabel Rezmo con su Tempo; de nuevo en la Casa de las Sirenas, y a finales de Febrero será este humilde creador de historias variopintas quien viajará hasta Puebla de Montalbán para ser acogido por la escritora Almudena María Puebla y presentar por tierra toledanas Una parada obligatoria, libro de relatos. Y más adelante, ya en el mes de Marzo me espera mi adorada tierra: Paymogo; allí he de presentar Breviario para tardes de lluvia, esos micros que tantas alegrías me están dando.
Y en esta especie de vuelta al mundo "literario" en noventa días, está en el horizonte, Úbeda, con los preparativos del VI Encuentro, del que cuento las horas por lo bien que lo paso por allí con mis ilustres colegas de pluma y papel. Termino los detalles del poemario Del corazón y otros paisajes, del que pronto, muy pronto comenzaré a hablar. Y no descuido al poeta OnofreRojano, ni a mi buena amiga Nora Baez, que requieren de mi atención particularizada. Y antes de que acabe el mes... los Carnavales de Cádiz, mi gran pasión televisiva... Jesús, José, como viene la cuenta.
Alejandro Cotta y su libro de relatos Situaciones difíciles espera tras el visillo a que se disipen las nieblas invernales para que podamos llevar a cabo la presentación que se merece. Hecho que tendrá lugar en la Casa de Las Sirenas de Sevilla. Mi amigo y compañero de letras Tomás Sánchez Rubio me avisa de la pronta presentación de su libro de relatos Cien mil gotas de lluvia; libro que comparte con Lourdes Páez Morales, el 23 de Enero en el Ateneo de Sevilla; esta vez espero estar presente, amigo. Entrados en Febrero, el día 1, aguardo a Isabel Rezmo con su Tempo; de nuevo en la Casa de las Sirenas, y a finales de Febrero será este humilde creador de historias variopintas quien viajará hasta Puebla de Montalbán para ser acogido por la escritora Almudena María Puebla y presentar por tierra toledanas Una parada obligatoria, libro de relatos. Y más adelante, ya en el mes de Marzo me espera mi adorada tierra: Paymogo; allí he de presentar Breviario para tardes de lluvia, esos micros que tantas alegrías me están dando.
Y en esta especie de vuelta al mundo "literario" en noventa días, está en el horizonte, Úbeda, con los preparativos del VI Encuentro, del que cuento las horas por lo bien que lo paso por allí con mis ilustres colegas de pluma y papel. Termino los detalles del poemario Del corazón y otros paisajes, del que pronto, muy pronto comenzaré a hablar. Y no descuido al poeta OnofreRojano, ni a mi buena amiga Nora Baez, que requieren de mi atención particularizada. Y antes de que acabe el mes... los Carnavales de Cádiz, mi gran pasión televisiva... Jesús, José, como viene la cuenta.
jueves, 10 de enero de 2019
Ruta El Hondón
RUTA EL HONDÓN
29/11/97 En memoria de Antonio Polo
Por segunda vez repito una salida con este singular grupo para llevar a cabo una aventura de barro y vallas. El grupo lo conforman 14 personas y empleamos 4 vehículos. En la carretera de Ubrique a Benaocaz, allí donde la ruta se hace más pedregosa y sinuosa, se inicia un sendero que nos acerca en primer lugar a una gruta sin demasiada profundidad, y que no aparenta tener importancia. En medio de algunos algarrobos y mucha agua nos vamos dejando caer hasta el llamado "Río Pajaritos". Aquí comienza una pequeña odisea con alguna metedura de pata en sus cristalinas aguas, hasta que nos vamos abriendo paso para contemplar unos saltos de agua producidos por la abundancia del líquido elemento y los desniveles que aquí se producen. El lugar desprende humedad por los cuatro costados, los árboles presentan una buena manta de musgo y las setas aunque poco abundantes, también las hay. Con más o menos dificultad vamos descendiendo hasta un hermoso valle desde el que se contempla La Silla. El tal paraje parece denominarse "El Hondón", y en una mañana de sol presenta un aspecto de postal navideña. De frente tenemos el Salto del Cabrero, y más o menos a sus pies, nuestro siguiente objetivo: el nacimiento del río Tavizna.
Llega hasta sus entrañas conlleva saltar dos alambradas, por la desdichada manía de ponerle las cosas difíciles a los senderistas; una parcela sin candado haría las cosas mucho más fáciles. En este punto de produce la pérdida de dos elementos del grupo inicial, a los que volveríamos a ver al término de la jornada. El nacimiento en si es uno de esos lugares a los que hay que llegar en el momento preciso y a la hora justa, y no cabe duda de que habíamos dado con tales coincidencias. El personal se dedicó los primeros instantes a tratar de meterse casi dentro de la montaña, por allí por donde surgía el agua con toda su fuerza. Entre cabra y nutria podría denominarse a los ejemplares que deambulaban por entre las piedras. Hombres y mujeres fueron encontrando acomodo, saciando su sed, su hambre y hasta su sueño en algunos casos. El ronroneo del agua hacía el resto, mientras se departió por un largo periodo de tiempo.
De nuevo salto de vallas ⸺en esta ocasión con bronca incluida por los lugareños⸺, para seguir pegados a la orilla del río, continuar su discurrir, cruzar por un coqueto puente romano o árabe, y ya con la humedad de la tarde pisándonos los talones, iniciar el ascenso al castillo de Aznamara. Barro, ganado ovino y una buena subida a lo que debió ser un buen punto de observación en épocas pretéritas. Puerto del Boyar, San Cristóbal, Torreón, La Silla y la aldea de Tavizna; todo a vista de pájaro, para retornar a un camino transitado y de nuevo salto de vallas. Cuando llegamos al punto final de recorrido, caen las primeras sombras de la noche.
29/11/97 En memoria de Antonio Polo
Por segunda vez repito una salida con este singular grupo para llevar a cabo una aventura de barro y vallas. El grupo lo conforman 14 personas y empleamos 4 vehículos. En la carretera de Ubrique a Benaocaz, allí donde la ruta se hace más pedregosa y sinuosa, se inicia un sendero que nos acerca en primer lugar a una gruta sin demasiada profundidad, y que no aparenta tener importancia. En medio de algunos algarrobos y mucha agua nos vamos dejando caer hasta el llamado "Río Pajaritos". Aquí comienza una pequeña odisea con alguna metedura de pata en sus cristalinas aguas, hasta que nos vamos abriendo paso para contemplar unos saltos de agua producidos por la abundancia del líquido elemento y los desniveles que aquí se producen. El lugar desprende humedad por los cuatro costados, los árboles presentan una buena manta de musgo y las setas aunque poco abundantes, también las hay. Con más o menos dificultad vamos descendiendo hasta un hermoso valle desde el que se contempla La Silla. El tal paraje parece denominarse "El Hondón", y en una mañana de sol presenta un aspecto de postal navideña. De frente tenemos el Salto del Cabrero, y más o menos a sus pies, nuestro siguiente objetivo: el nacimiento del río Tavizna.
Llega hasta sus entrañas conlleva saltar dos alambradas, por la desdichada manía de ponerle las cosas difíciles a los senderistas; una parcela sin candado haría las cosas mucho más fáciles. En este punto de produce la pérdida de dos elementos del grupo inicial, a los que volveríamos a ver al término de la jornada. El nacimiento en si es uno de esos lugares a los que hay que llegar en el momento preciso y a la hora justa, y no cabe duda de que habíamos dado con tales coincidencias. El personal se dedicó los primeros instantes a tratar de meterse casi dentro de la montaña, por allí por donde surgía el agua con toda su fuerza. Entre cabra y nutria podría denominarse a los ejemplares que deambulaban por entre las piedras. Hombres y mujeres fueron encontrando acomodo, saciando su sed, su hambre y hasta su sueño en algunos casos. El ronroneo del agua hacía el resto, mientras se departió por un largo periodo de tiempo.
De nuevo salto de vallas ⸺en esta ocasión con bronca incluida por los lugareños⸺, para seguir pegados a la orilla del río, continuar su discurrir, cruzar por un coqueto puente romano o árabe, y ya con la humedad de la tarde pisándonos los talones, iniciar el ascenso al castillo de Aznamara. Barro, ganado ovino y una buena subida a lo que debió ser un buen punto de observación en épocas pretéritas. Puerto del Boyar, San Cristóbal, Torreón, La Silla y la aldea de Tavizna; todo a vista de pájaro, para retornar a un camino transitado y de nuevo salto de vallas. Cuando llegamos al punto final de recorrido, caen las primeras sombras de la noche.
sábado, 5 de enero de 2019
La noche de los tiempos
Hubo una noche en la que desperté alertado por algún ruido, pero que volví a coger el sueño y al salir de la habitación -ya de mañana- me hallé con un objeto extraño, en forma de maleta de colegial, en la que había estado pensando mucho tiempo atrás. Ahí no acabaron mis sorpresas, puesto que al abrir la maleta, aún en pijama , encontré en su interior un llamativo bolígrafo que tenía la virtud de escribir, nada más y nada menos que en doce colores... ¡Oh, qué alegría!..Cuánto iba a presumir ante mis compañeros de pupitre...¡Doce colores! En mi calle de El Barrio no hubo la tarde anterior ningún desfile de carretas, ni desfiló ninguna banda de música, ni se llevó a cabo ninguna celebración especial, más allá de las correrías habituales de la panda de amigos. En mi casa nada especial, si acaso alguna recomendación de acostarse pronto porque algo mágico podría pasar. Y pasó, claro que pasó, y cómo lo disfruté. Poco después me enteré que la cartera había llegado desde Málaga y el superboli desde Alemania, nada más y nada menos: lo trajeron aquella noche unos señores -creo que eran tres- que por lo visto tenían permiso de mis padres para entrar en mi casa. Yo, como estada dormido, no pude verles la cara. Lloré de alegría.
Sesenta años después lloro de pena, al pensar que ese mismo bolígrafo sigue saliendo en la tele, en favor de multitud de niños que siguen sin tener una infancia digna, que siguen sin poder disfrutar de una mínima parte de la excesiva carga de regalos que se acumulan en los salones de nuestra alineada sociedad actual. Aquella cartera de entonces, hoy convertida en portafolios lleno de rimas, no cesará en su intento de manifestarse por un mundo más igualitario, menos hipócrita, y más solidario con los que menos recursos tienen. Es lo menos a lo que podemos aspirar como homo sapiens que somos.
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