lunes, 30 de septiembre de 2024

Una clase magistral

 

 

 

Así comienza este relato que se encuentra en el libro "Bajo la luz de mi plaza / Otoño-Invierno"

Como niños vivimos en un mundo de imaginación y de fantasía, y para algunos ese mundo continúa en la vida adulta.

Jim Henson

 Existe una tendencia generalizada a confundir a los aviones con las golondrinas —decía el profesor—, cuando si nos fijamos bien no puede haber confusión. Veis ese grupo de nidos debajo del pretil, del que entran y salen pájaros, “los vemos, los vemos —repetían los niños.” “¿a qué se les nota el blanco que resalta sobre el negro, cerca de la cola? ¿lo veis?”, “lo vemos, lo vemos”, “ea, pues ya tenemos dos notas más que suficientes para que en el futuro nos los confundáis más. Esas características que os he señalado no se dan en la golondrina, ya que éstas son más esquivas, hacen sus nidos a cubierto, no en la calle y además sus tonos son más azulados, nunca destaca el blanco como en el caso que estamos presenciando ¿lo veis?”, “lo vemos, lo vemos”.

—¡Don Hilario!

—Dime Juanito.

—Yo veo también unos hombres muy grandes debajo de los nidos.

El niño señaló la pared amarilla de aquel solar abandonado.

—¿Hombres muy grandes, Juanito?

—Sí, Don Hilario, si usted se fija bien, cuando pasan los aviones que parecen golondrinas…

—¡Ja, ja, ja!

—¡Silencio!

Juanito Hidalgo, son su dedo, le marcó el contorno de una figura humana reflejada sobre el amarillo, que se desplazaba de un lado a otro y parecía coger son sus manos a los aviones en vuelo. El resto de compañeros, absortos, cesaron en sus risas y tomaron posiciones más idóneas para ver el trasiego de aquella imagen en negro que saltaba, brincaba y parecía atrapar con sus manos a los pájaros en vuelo. A veces rodeaba con la palma el contorno de los nidos y esperaba la llegada del alguno de ellos para que se posasen en la improvisada pista de aterrizaje que les preparaba. Las pequeñas cabezas asomaban sus enormes boqueras y se les oía chirriar en demanda de su parte de ración alimenticia. Cuando el padre o la madre abandonaban el nido, la figura simulaba con sus manos el vuelo de un ave y se dejaba llevar hasta los límites de la pared amarilla.

domingo, 22 de septiembre de 2024

La casa deshabitada CapítuloII

 

 

          Así comienza el Capítulo II de la novela La casa deshabitada.

Así que, estando Medardo cursando los estudios de la educación general básica, los abandona, y con nueve años en sus espaldas, deja atrás la ciudad que lo vio nacer. Se instala con sus padres en la finca Santa Rosa del término municipal de Albarrasa, donde su progenitor ejercería de capataz agrícola.  Su hermano permaneció en Sevilla incorporado al mundo laboral, como dependiente de una tienda de charcutería y conviviendo con sus abuelos, pero él, su hermana y su madre se incorporaron a la vida del campo para seguir manteniendo a la familia.
La finca en la que hallaron trabajo pertenecía a una de las familias pudientes del pueblo, con toda una gran extensión de terreno adehesado en su mayor parte. Para Medardo aquello representaba haber encontrado la libertad del pájaro enjaulado, lejos de los peligros de la ciudad. Ahora disfrutaba de todo el espacio del mundo para corretear a sus anchas. La casa asignada a la familia, en medio de las grandes cortijadas de los señoritos, era suficiente para cubrir las necesidades de los cuatro y aunque su hermana y él tenían que dormir en la misma habitación, poco le importaba, ya que al abrir cualquier ventana respiraba el aroma de la jara o el olor a la tierra recién regada por alguna nube. «Isabel, hoy me dijo un chiquillo que ha cogido un pechuguito, ¿tú sabes qué es?», «¿Por qué no se lo has preguntado a él?», «Me dio vergüenza, pero ¿tú sabes lo que es?», «Creo que es un pájaro, se lo podemos preguntar a José Fierro», «Él lo sabrá?», «Él es de aquí y como es cosa de campo, casi seguro que lo sabe», «¡Ah, bueno!»,«¿Y una bobita, sabes lo que es?», «¿Huele mal?», «Creo que sí», «Otro pájaro», «¿Y un rabúo?», «Pero bueno, para ya muchacho, que tengo que seguir estudiando», «Vale».

 

viernes, 20 de septiembre de 2024

Dos lunas nos contemplan

 


Dos lunas nos contemplan

cual bamboleo de columpio

al amparo del laurel

que atestigua el encuentro.

este noviembre del Sur

forjador de la luz

de tus pupilas,

dice que mi lamento

no es de seguiriya,

sino más bien flor de castaño,

que germinarán nuevos brotes,

que emanará nueva cosecha.

Por eso poseo un peluche

entre mis brazos

que habla conmigo

y se acerca a la niña

desde tu trona de mujer.

Palmas de compás pronostican

una romería de besos

hasta los tiernos mofletes

⸺rosa de quince meses⸺

y hasta allí peregrinamos,

hopo de pértiga tus gatos,

corretean como los niños

de un lado a otro, gacelas;

ella atiende a sus brincos

y yo limpio de polvo el camino

donde el querubín juguetea

como la perdiz en la umbría.

Tras la colina

arde la hoguera                                                          

hasta que el canto de la alondra

se posa en tu ventana,

mientras tanto declamaré

solista de ronca voz

para no disipar el ritmo

mesurado de tu presencia.

 

viernes, 6 de septiembre de 2024

Los hombres dichosos

 

 


La parada obligatoria en esta ocasión abarca tres títulos, que seguro les resultará interesante:

LOS HOMBRES DICHOSOS.- Robert Louis Stevenson.

Una historia bella contada de forma magistral por este autor, que además de la isla del tesoro y el Dtor. Jekyll también nos deleita con otros relatos menos densos, pero de gran contenido como éste que se leen con tanto entusiasmo y tanto enganchan. Puede que sea por mi espíritu aventurero o por mis ansias de relatar, pero lo cierto es que me ha llenado mucho esta lectura, que tendrá otros muchos valores, no me cabe duda, pero que yo tan sólo me fijo en los más inmediatos y esos si que se notan a poco que se ponga algo de interés en la contemplación de estas páginas.- Buena lectura.

BERTLEBY, EL ESCRIBIENTE.- Herman Melville.

Esta obra junto con “ El hombre pararrayos” conforman la propuesta de El País en su ejemplar número 21, descubriendo a un Melville que lejos de su Moby Dick lo encontramos entrando en los más profundo de la condición humana en estas dos piezas.- La primera de ellas, a través de “preferiría no hacerlo” nos lleva a una situación tan absurda que conduce a la muerte.- Dicen que es un precursor de Kafka, y la verdad es que sitúa al lector ante una tesitura tal que cada vuelta de página mira ansioso a donde conducirá el relato.- Muy buena lectura.-

PRIMEROS RELATOS.- Antón Pávlovich Chéjov.

Relatos que datan de 1883 a 1885, que nos dan una idea de lo prolífico del autor, que descubría la condición humana en cualesquiera de sus manifestaciones y que a pesar de la dificultad técnica de los nombres rusos, nos retrata la época de forma magistral. Cómo era la Rusia de entonces, su régimen funcionarial, militar, de pobres y ricos y de ambientes difíciles de imaginar si no fuera por la clarividencia de Chéjov.- Es una de las figuras clásicas para todo amante de la buena escritura y en este libro demuestra cómo se pueden decir las cosas en pocas palabras. Son sus primeros relatos, pero en verdad que consigue atrapar al lector con gran maestría.- Imprescindible.-

 

martes, 3 de septiembre de 2024

Aquí hay sitio

 


El automovilista presumía de los huecos libres para aparcar, pero los chinos ya habían inventado un inhibidor de frecuencias que cayó en manos de los gorrillas.