Caballo blanco majestuoso, asombras
la predispuesta mente juvenil
con tu histórica leyenda. Viril,
atento, escucha el relato; le nombras
solemne perpetuador. Y las sombras
de un anochecer con estrellas mil
testifican el diálogo. Infantil,
el padre quiere convencer. Alfombras
de paja usan de cama –ideal-,
cubriéndose del galope incansable
con gruesas mantas de trapo. Y por fin,
tras amarga noche trascendental
se hizo la luz. Resultó ser domable,
forma de viento tenía el rocín.
la predispuesta mente juvenil
con tu histórica leyenda. Viril,
atento, escucha el relato; le nombras
solemne perpetuador. Y las sombras
de un anochecer con estrellas mil
testifican el diálogo. Infantil,
el padre quiere convencer. Alfombras
de paja usan de cama –ideal-,
cubriéndose del galope incansable
con gruesas mantas de trapo. Y por fin,
tras amarga noche trascendental
se hizo la luz. Resultó ser domable,
forma de viento tenía el rocín.
Implecable, compañero, te doy mi más sincera felicitación por tan bonito soneto. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tu visita, Pilar. Ahí seguimos con la poesía por compañera.- Besos
EliminarSuele pasar, de lo bravío a lo domable solo hay un paso.
ResponderEliminarMuy bueno
Un abrazo
Hola Marisa: gracias por tu visita. Besos
EliminarLa noche fue trascendental pero el resultado, todo un amor.
ResponderEliminarUn abrazo Arruillo.
La noche siempre es portadora de grandes misterios. Un abrazo
Eliminarme ha encantado lo que escribiste mil besos
EliminarGracias. Me alegra saberlo. Besos
EliminarAsocio al caballo con la libertad. Tú lo transformas en viento, majestuoso y blanco. Hermoso poema. Un abrazo, amigo José.
ResponderEliminarViene de lejos esa asociación. Gracias por tu comentario.- Un abrazo
EliminarMe gusta que el viento sea caballo.
ResponderEliminarY este poema, también.
Gracias por dejarnos un poema.
Besos
Gracias a ti, Vero, por tu generosidad. Besos
EliminarBonito soneto, José. 🌹
ResponderEliminarMuchas gracias. Fuerte abrazo
ResponderEliminar