He visto a un pueblo fundido sobre los moldes de otro, he visto un río correr buscando el tronco de Tor, he visto la negra piedra dando cobijo al ladrillo y obreros que se hablaban en áridas lenguas lejanas. He conocido el silencio entre callejuelas que callaban el bullicio de otros días, he acariciado la lluvia mientras adivinaba la nieve cubrir uno a uno los tejados, he sentido el haz en verdes de una mata de judías enredada por los hombros Y a lo lejos la infinita luz que baja, desde las tripas de una nube. He caminado con gente que entra y sale del templo, que se miran a los ojos, que toman café sin prisa. He saboreado cada sílaba de tu identidad, Taüll. He apuntado tantos adjetivos que ya no me queda espacio en el hueco de mi alfabeto para robar otro monema que enaltezca tu existencia.
Hola Arruillo! Precioso poema, conozco Taüll de paso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por la visita, Conchi. Lugar de ensueño. Abrazos
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