Una ventana abierta a la imaginación
En la primera misa matutina, a la monja le sonó el móvil. Iba a caer sobre ella la ira de la Superiora, cuando a ésta le vibró el mandil y por whatsapp le avisaron que había sido un descuido de Dios.
¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?