Traigo a este rincón a la poeta ecuatoriana Magdalena Sánchez González, a la que he tenido el placer de prologar su libro: Linderos de nostalgia.
Hablar de Magdalena Sánchez González es hacerlo de alguien que lleva la poesía en sus entrañas. La concibe como algo tan natural que le basta un atisbo de luz para situarse delante de su cuaderno y esbozar un poema, que pocas tachaduras necesita. No hay rima, no hay marcha atrás, la música surge de su interior y el entramado de imágenes y lírica queda compuesto para la presentación del poema.
Sus versos rezuman poesía desde el mismo instante en que los
concibe:
“Mi vida es un sonido de lluvias matinales”, “Tengo una metáfora que está
quemando mi alma”, “Voy a cruzar al otro lado del miedo”… No hay tema que se le
resista, aunque es el alma, la voz, la Naturaleza quienes más se asoman al
pretil de su ventana.
Su amor al flamenco también le hace decir: “Quiero bailar la Soleá / como bailan los gitanos”.
Este libro esté lleno de momento sublimes, que no muestran sino el sentir de los versos, si no de la misma manera que lo hace la autora, si al menos de una forma que a ella le gustaría que sucediese.
Termina su aportación a las letras, en este libro, con un
último poema dedicado ¡cómo no! a Simón Bolívar, el Libertador.
Sea pues bienvenido este poemario para el engrandecimiento de la propia poesía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?