domingo, 14 de septiembre de 2025

La casa deshabitada. Capítulo X

 

     Así comienza el capítulo X de la novela La casa deshabitada. 

El secreto es trabajar a diario y no esperar a que te visiten las musas.

Juan Eslava Galán

 Ahora era el dueño de su vida, no estaba el padre que controlaba, o la hermana que atosigaba para que  dejase de perder el tiempo con los papeles y se preocupara por la economía de la casa «No tienes más que pajaritos en la cabeza, dedícate al ganado y deja de garabatear ¿o es que acaso eso te va a dar de comer? —le decía años atrás su hermana cuando a él le faltaba valor para contestarle». Todo era muy distinto, él tomaba las decisiones. Cándida era todo delicadeza, lo mimaba y lo cuidaba con tanto cariño que nunca antes se había sentido tan amparado por una mujer que no fuese su madre. Descubrió el amor y descubrió la sensación de sentirse al lado de una mujer joven, dispuesta a gozar tanto o más que él. Apenas salían, salvo en casos especiales, de fiestas en el pueblo o reuniones inexcusables. Sus horas libres eran para permanecer encerrados en la habitación ascendiendo al Olimpo de la diosa Afrodita. Medardo también leía poemas a su mujer

“Ellos se amaban. Lo decían sus miembros
y sus gestos cómo un chorro de luz
que inundara la noche,
                                    cómo un salto de agua
que cayera del sol y anegara los poros
infectados de las míseras cosas:
la mugre de los nichos,
                                    lo insano de la vida,
los hipócritas ojos que pueblan la negrura.”

«Este fragmento del poema “Ellos”  me lo ha enviado mi amigo Juan López, sabedor de mis gustos. Es del poeta Onofre Rojano», «Pero si Juan no entiende de poesía», «Ya, pero tiene un corazón así de grande», «Fíjate, mi amor, cómo el poeta nos ofrece estos versos de sílabas impares para que la lírica fluya con más delicadeza», «Poco sé yo de eso, en el colegio nunca me explicaron nada y a mí tampoco me dio las ganas de leer cómo te pasa a ti», «Todo es ponerse», «Sí, pero algo se debe sentir, a mí me gusta dedicar el tiempo a la casa y a cuidar de ti», «Yo también lo hago, pero es tanto el impulso que siento sobre la poesía que no me puedo resistir», «Me parece entenderte, pero a la que no entiendo es a la poesía».

 

viernes, 12 de septiembre de 2025

Allí donde la fuente


 

Allí donde la fuente
                               brota
en cálidos gorgoteos
donde el herrerillo se presta
a mostrar sus melodías
—pentagrama siringio—
y donde el aire corre limpio
besando la piel
                      del avellano,
grabamos en la cabaña,
entrelazados dos nombres
y descubrimos a bufo —silencioso—
en la fuente de Santa Lucía.
El río era un vibrar
como de ardorosos labios
y las fuentes brotaban briosas
lanzando al aire su canto
en carruseles de agua
y guirnaldas de alabastro.
Tus ojos
—faros de mi vida—
brillaban como las hojas
recubiertas de rocío
y descubrían el isard
apostado en el roquedo.
Fuente Capellans, fuente Pompeyo,
fuente Tartera, fuente del Ferro;
entre ellas un camino
de manos entrelazadas
y unos segundos que intentan
forzar una huelga encubierta.      
            
                                       ¡No quiero que llegue la noche!
¡Detén tu día caminante!
Déjame que empape mi frente
                                               de esta agua,
de este gozo,
de esta ilustre voz
que guía mis pasos
por la chopera.

jueves, 4 de septiembre de 2025

La muerte de Ivan Illich

 


                             La parada obligatoria de hoy la realizo en honor de

LA MUERTE DE IVAN ILICH / HAYI MURAD.- León Tolstoi

Dos historias muy distintas vistas desde la perspectiva de un escritor de los grandes, de los que hay que leer antes de morirse.- En el primero de los relatos, asistimos a la muerte de un hombre que nos pone en su pellejo con toda la naturalidad del mundo; ese difícil trance que por entonces era mucho más complicado, hace que el protagonista estuviera muerto mucho antes de que le llegase el momento.- La segunda historia está más cercana a lo que nos tiene acostumbrado Tolstoi en sus obras más reconocidas: un rebelde que cambia de frontera pero que tiene un final terrible.- Es la época del zar Nicolás I y el autor le da un buen repaso crítico de cual era el tipo de vida de la villa y corte.- La agilidad de la pluma de Tolstoi nos mete en las descripciones y en las escenas de campaña con todo lujo de detalles.- Eran otros tiempos, era otra forma de entender la literatura, pero son imprescindibles. 

EL HOMBRE DE ARENA.- Hoffmann E.T.A.

Releido. Perseguido y encontrado  en un rincón bibliotecario, resultó ser de la serie publicada por El País, que leí en su día, pero  que no tenía registrado y como la memoria es la que es, en ningún momento me acordé que ya lo había almacenado en mi disco duro.- Historias de terror de un autor del siglo XVIII, del Romanticismo alemán, que según como coja el cuerpo pueden sentar mejor o peor, pero que como se leen bien, no tienen mayor dificultad. 

CATEDRAL.- Raymond Carver

Aquí se que me he encontrado a gusto, porque la lectura de Carver es todo un placer para los sentidos.- Sus relatos mantienen vivo al lector, que pasa las páginas deseoso de seguir leyendo; un pero: la mayoría tienen un final abierto y eso siempre es un riesgo, una exigencia que no siempre se entiende, lo que ocurre es que al ser una prosa tan diáfana, el final sin resolución aparente puede ser perdonado, al contrario de otros relatos que no hay por donde cogerlos, aquí siempre queda algo.- Buena lectura.

  

martes, 2 de septiembre de 2025

Con la "d"

 




Veía noticias de Rusia, cuando se produjo el estallido de los cristales de mi casa, ya está aquí —pensé. Y no era eso. Es que había pasado por la calle el discoche de mi vecino.

lunes, 25 de agosto de 2025

En Piedra hincada


 

En Piedra Hincada
planeó un avefría
hasta La Pila. 

 Valle La Cruz
huerta con higos frescos
come el rabúo. 

En Matadero
galopan los caballos
buscan las cintas

sábado, 23 de agosto de 2025

El Montseny

 

                                         Imagen tomada de la red

Parque Natural Reserva de la Biosfera 1978

Barcelona. Cordillera prelitoral catalana

Geológicamente, el macizo del Montseny se estructura en dos partes bien diferenciadas: por un lado, el zócalo, compuesto por los materiales más antiguos (entre 550 y 300 millones de años[2]​) y formato por rocas ígneas y metamórficas; por otro lado, la cobertura, parte constituida fundamentalmente por rocas sedimentarias depositadas durante las eras geológicas mesozoica y cenozoica, es decir, desde hace unos 300 millones de años hasta la actualidad.

Vegetación

Las diferencias de humedad y temperatura justifican la vegetación que se desarrolla en el Montseny. A modo de pisos, y a la vez que se va ganando en altura, se reproducen las formaciones vegetales características del mediterráneo en las partes bajas (encinares, alcornocales y pinares), de la montaña mediana lluviosa más arriba (encinar montañero y robledales), de ambientes centroeuropeos por encima de los 1000 m (hayas y abetos) e, incluso, de ambientes subalpinos en las cumbres (matorrales y prados).

La confluencia de estos factores en un relieve abrupto, surcado de torrentes y riscales, da como resultado una extraordinaria variedad de hábitats. Numerosas especies, provenientes del Sur o del Norte, se refugian en los diversos ambientes de la montaña. Especies relictuales y ejemplares aislados que encuentran en el Montseny el último rincón dónde establecerse, como la drosera, la hierba de Sant Segimon o la genciana, entre otros, confieren un alto valor ecológico a estas comarcas.

Como muestra de esta extraordinaria diversidad, basta ver que se han citado alrededor de 270 especies de vertebrados. El carácter boscoso del Montseny determina en gran modo la fauna que lo habita. En el encinar, se encuentra el jabalí, el zorro, la jineta o el lirón común, entre los mamíferos más conocidos; el azor, el arrendajo o el petirrojo, entre las aves más comunes, y varios tipos de anfibios, reptiles y peces. Lo que le confiere un carácter más singular a la fauna, sin embargo, son las especies de influencia centroeuropea, que, a menudo, quedan aisladas, como es la rana bermeja, el tritón del Montseny, única especie de vertebrado endémica de Cataluña, o la musaraña de agua. Otras especies de distribución típicamente centroeuropea son la liebre, el lirón, el bisbita ribereño alpino, el camachuelo, el lagarto verde y la víbora