miércoles, 28 de noviembre de 2018

Jaulas



Esta película estrenada en el Festival de Cine de Sevilla me ha llamado la atención por varios motivos: en primer lugar por la capacidad de captación de su director, Nicolás Pacheco, que partiendo de un acontecimiento ocurrido en esta ciudad, monta toda una historia que va mucho más allá de la simple anécdota inicial. En segundo lugar porque retrata muy a las claras ese otro mundo que tenemos tan cerca, que está cargado de dramatismo y que no nos enteramos o cerramos los ojos en la mayoría de las ocasiones; ese submundo de miseria, en la que se sobrevive como se puede y en el que es tan fácil caer en alguna que otra trampa que lleva a los individuos a la tragedia. En tercer lugar  me ha convencido la forma de contarlo, con gestos cómicos, tan propios de esta tierra, para que el espectador perciba un pequeño respiro en medio de situaciones tan complicadas. En cuarto lugar la interpretación de los personajes es de alta escuela, qué bien retratados están y qué bien se desenvuelven en sus papeles. Y por último la analogía entre esas aves en cautiverio y la vida de esas personas que se encuentran atrapadas entre los mismo barrotes que los pájaros. Están ahí, hasta se les escucha cantar, pero en cualquier momento, caen víctimas de su propio entorno.

                                           
 

jueves, 22 de noviembre de 2018

Situaciones difíciles



A MANERA DE PRÓLOGO
Cuando en el otoño de 2007 coincidí con Alejandro en aquella escuela de escritores, nunca pude sospechar que iba a encontrarme con una persona que tuviese tanto ingenio y estuviese tan bien preparado para enfrentarse a la escritura creativa. En la escuela coincidimos unos cuantos que no estábamos muy de acuerdo con las directrices didácticas con las que nos encontramos, así que nos rebelamos, nos cambiaron de profesor y esto hizo que cuando acabó el curso, al inicio del verano del año siguiente, decidiésemos continuar por nuestra cuenta el proceso de formación, en este caso en forma de tertulia literaria.
De esta manera y gracias a la generosidad de Victoria, su casa de la calle Lumbreras se convirtió en lugar de encuentro semanal donde los más asiduos fuimos nosotros dos y nuestra querida y añorada María José, amén de la anfitriona antes mencionada. Desfilaron un amplio abanico de amantes de las letras y los mismo discutíamos de lo divino que de lo humano, aunque eso si, la literatura estaba por encima de todos y nuestros textos, tus textos, amigo Alejandro, se paseaban de una mano a otra buscando cualquier resquicio que restañar, cualquier frase que pulir o cualquier coma mal puesta. Con el paso del tiempo, la RAE se ha encargado de echar por tierra gran parte de nuestra discusiones con los distintos giros que le ha ido dando a esto de la lengua escrita.
En SITUACIONES DIFÍCILES, Alejandro Cotta, recrea una serie escenarios que sin dejar de sernos cotidianos, nos sorprenden por los hechos que en ellos acontecen. La religión considerada tanto del punto de vista de un cura de pueblo como de un Cardenal, está siempre presente, como lo está la Administración con su máquina burocrática, la nobleza, la policía, las relaciones amorosas, y tantos y tantos personajes que hacen pasar al lector un rato más que agradable en primera instancia para pasar luego a una serena reflexión sobre todo lo que transmite el autor. Sus conocimientos de marinería quedan reflejados una y otra vez, como ocurren en Hacia el cabo cangrejos o Aguas turbias bajo el puente de Triana.  Da muestras, Alejandro Cotta, de su dominio de los diálogos en relatos como Operación lentisco o Calzadilla del Marquesado. También deja entrever su admiración hacia Kafka en Requiem de Mozart o en el relato que da título al libro Situaciones difíciles. En definitiva, todo un elenco de propuestas que seguro no dejarán indiferente a nadie.
Y hasta aquí mi aportación, solo espero que tu lector que ahora tienes este libro entre tus manos, sepas sacarle el jugo que todos los componentes de la tertulia le hemos sacado, empezando por el propio autor, Alejandro Cotta De Torres, hasta las últimas incorporaciones que con fecha reciente han hecho acto de aparición.
José Rodríguez Infante

sábado, 17 de noviembre de 2018

Cold War



Luego de leer La guerra no tiene nombre de mujer, de Svetlana Alexiévich, donde a uno se le queda la piel como si se hubiese pasado un mes en el desierto, seca. Seca la piel y seco el espíritu de ver cómo esas mujeres llevadas por patriotismos mamado en las escuelas, terminan en el frente de batalla, en plena II Guerra Mundial, codeándose con los hombres reclutados a pura fuerza. Luego de leer este libro, resulta hasta gratificante encontrarse con películas como Cald War, a poco de terminada la contienda, pero con las miserias que conllevó la misma, aún calentitas. Los avatares de una relación amorosa, con la música como fondo argumental. Los escenarios tan próximos unos de otros que casi se superponen: Mujeres que dejaron de ser tales, que abandonaron sus juegos infantiles para dedicarse a la lucha más despiadada que ha inventado el homo sapiens. La premio Nobel, Svelatna, recupera la memoria de cientos de mujeres que narran lo vivido en primera persona, pasando por episodios que de no ser por las circunstancias pudieran resultar hasta cómicos, aunque tiene poco de cómico ese quitarse la vida a cañonazo limpio. Zula y Wiktor (protagonistas de la película), dentro de lo que cabe, viven un amor apasionado que nos mantiene en tensión hasta el último minuto. Los testimonios de las mujeres que participaron en el frente ruso nos llevan a múltiples reflexiones, y a plantearnos hasta dónde puede llegar la miseria humana que permite que se den situaciones de esta índole, "No me sentía mujer. mi organismo quedó muerto" -dice una de ellas. El organismo de Zula no estaba muerto, pero si lo estaba su mente debatiéndose entre situaciones anómalas y sin saber con qué carta quedarse. No cabe duda que la guerra es proclive a historias para cansar al más insaciable de los lectores o a aburrir al mejor de los cinéfilos, pero a mí lo que me da que pensar y mucho es en la especie a la que pertenecemos: sapiens...Qué mal estamos dejando a Linneo con la elección en la que fuimos encuadrados.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Malos humos




Ahora que estaba dejando el tabaco ─le dice una farola a la otra─, va el alcalde y me coloca un cinturón para que todo el mundo deposite sus colillas.