sábado, 26 de noviembre de 2022

Juan Rulfo


 

Juan Rulfo

Una parada obligatoria la que hay que realizar para descubrir a este autor, que con estos dos libros dictó cátedra de lo que debe ser una narración concisa y sin aditivos de ninguna clase.

EL LLANO EN LLAMAS.

Segundo de los libros recomendados por la Escuela de Escritores, que a diferencia de Quiroga, baja un tanto el listón de las muertes por decreto en cada uno de los relatos, aunque por coincidencia temporal, México no tenía nada que envidiarle a la zona de Iguazú, que dibujó como nadie Horacio Quiroga. El Llano en llamas es un magnífico libro de relatos que nos hace ver cómo era la vida por aquellos tiempos, amén de disfrutar con la escritura de Rulfo que en pocas palabras dice tanto que apabulla. Dicen que él junto con otros cuantos pusieron el listón tan alto que aún estamos esperando quien los releve.- El lenguaje de esta obra es algo que también llama la atención porque en los diálogos uno tiene la impresión de estar escuchando a esas personas allá en aquellos áridos terrenos. A mí me lo recomendaron y yo lo recomiendo para quien quiera salir muy satisfecho de entre las páginas de un libro.

 PEDRO PÁRAMO.

Una novela corta pero de difícil de leer, dado la singularidad de su confesión. Se mezclan diálogos tanto de muertos como de vivos, que a veces puede llevar a la confusión sino se le presta la suficiente atención. La edición con la que me he enfrentado tiene la peculiaridad  de que en la introducción se nos da todo un curso de análisis de textos, con lo cual se afronta la novela casi sin sorpresas, y eso que no sé si es bueno o malo, condiciona su lectura.- De cualquier manera y tal como ocurría en “El llano en llamas”, se ve que el autor es un punto y aparte con relación a otros escritores, con una narración llena de lenguaje propio del momento y las circunstancias que nos hacen meternos más en lo que se narra. La historia es dura, la forma de contarla, original y la pluma interesante. Estamos por tanto, a mi parecer ante un buen libro.

 

viernes, 18 de noviembre de 2022

Piruétano de Navaholguín

                                  

                                        Árboles y arboledas singulares de Andalucía

 Singularidad
 El Piruétano de Navaholguín, sin embargo, es un ejemplar arbóreo de 13,25 metros de altura y con más de
metro y medio de perímetro de tronco.
De la cruz parten tres ramas principales que conforman una copa de aspecto irr egular.
Las ramillas más exter nas e inferiores están muy próximas al suelo.
En los alrededores existen otros piruétanos pero no alcanzan el tamaño de éste.
Entorno
Se localiza en la confluencia del Arroyo Quejigo con otro arroyo de aguas más temporales, a unas decenas de metros de un puente antiguo.
Se confunde entre encinas (Quercus ilex subsp.ballota) que constituyen una dehesa con pastizal y manchas de matorral formado por jaras (Cistus albidus, Cistus salviifolius).
En la ribera destacan algunas zarzas (Rubus ulmifolius).
El suelo es arenoso ya que en la zona existen afloramientos graníticos.

 LOCALIZACIÓN
Paraje: Finca de Navaholguín
Término municipal: El Pedroso
Espacio Natural  Protegido: No
PROPIEDAD Privada
CARACTERÍSTICAS MORFOLÓGICAS
Altura total: 13,25 m
Altura del fuste: 1,75 m
Perímetro (a 1,30 m): 1,60 m
Perímetro en la base: 2,30 m
Diámetro de copa: dirección N-S: 12,50 m dirección E-W: 12,00 m
Proyección de la copa: 117,81 m2