Los niños jugaban al
futbol con una pelota tan rebelde, que al recibir un patadón, jamás tomaba la
dirección de la portería. Tenía especial predilección por la bandeja de los camareros
y los sombreros de las señoras. Por eso en aquella plaza el alcalde hizo
colocar un bando, en el que se prohibía expresamente, solicitar la presencia
del camarero y sentarse a la mesa con la cabeza cubierta.
Ja! Muy bueno, migo.
ResponderEliminarAbrazos
Hola, tocayo. Me alegro que te lo pasaras bien con el micro.- Un abrazo
EliminarJjajaja pero qué buena ha estado esta entrada, amigo JR, me sacaste sonrisas, está genial.
ResponderEliminarUn placer venir a leerte.
Un beso.
Gracias, María, por pasar por aquí. Me alegro que te haya gustado.- Besos
EliminarMuy agudo el alcalde J. R. ¿donde está esta escultura?.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Conchi: la escultura estuvo en Sevilla, pero fue una exposición temporal.- Besos
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