jueves, 31 de mayo de 2018

Panorama poético de Sevilla



                                                      Publicación del año 1983
De las brumas del Medievo a las postrimerías del XX
El grupo Barro
Dice el autor:
Alentado entusiásticamente por Onofre Rojano, en 1977 surgió el grupo "Barro" como consecuencia de unas tertulias poéticas que el mismo aglutinara, formadas fundamentalmente por jóvenes poetas. En principio y bajo el título genérico de "Poetas de Andalucía" publicaban una carpeta con muestras de cada uno de los miembros integrantes del grupo, que formaban entonces María Luisa Machado, María del Carmen Reig, Antonia María Carrascal, Mercedes Carmona, Paloma Hernández, Rafael Trujillo, Fernando Morales y el propio Onofre Rojano.
Y más adelante:
Nacida la colección "Vasija" con la impronta propia de su patrocinador inicial, dedicó atención especial a una poesía nueva y joven, preferentemente andaluza como indican sus primeros volúmenes. Así, los primeros títulos, "La casa es la perfecta república de la vida" de Carmen Estalrich, un poemario que objetiviza su contenido en las realidades cotidianas del hogar, del entorno vital de la autora; de su barrio proletario don diversidad de tipos que quedan erigidos con total crudeza esquemática. Sobre este poemario, Pilar Gómez Bedate ha escrito con acierto: "recortada en vivas imágenes, sin sombras de sentimentalismos, con crudeza lúcida y, en el fondo, amorosa, que unidos a la dignidad de la dicción hace pensar a veces en la poesía desnuda y certera de los antiguos clásicos griegos".

jueves, 24 de mayo de 2018

Yo le pregunto al camino





Polvorientos parajes, transitada
senda ⸺calor incipiente⸺, confiésame
tú que lo sabes, ¿por qué hueles a pésame?
Sobre tu faz caprichosa, marcada

queda la huella  ⸺cándida, resignada⸺
de ruedas, alpargatas, cascos. Bésame
amargamente la sien, gime y césame
como cantor; más dime antes que nada:

¿dónde marchó el alegre campesino?
¿dónde la abubilla guardó su trino?
Respóndeme senda cuál será el sino

de esta aridez ondulada. Concede
licencia a mi entendimiento; él no puede
comprender y ha de saber qué sucede.

jueves, 17 de mayo de 2018

Grulla común





El mejor recuerdo que tengo de las grullas es con ocasión de una visita por las dehesas del Valle de los Pedroches, en la provincia de Córdoba. Al atardecer y agazapados para no ser visto, era todo un espectáculo verlas llegar en formación, con su característico vuelo en "uve" y graznando, como para ponerse de acuerdo a ver a quién le tocaba el mejor lugar para pasar la noche. 

 Impresiona sentirlas tan cerca de la cabeza con su enorme envergadura hasta posarse en el suelo donde inician un caminar garboso, con el cuello siempre alerta porque nunca se sabe qué peligros puedan andar acechando. Pero están bien organizadas, el grupo da confianza y por eso consiguen descansar hasta las primeras luces del alba, dónde se inicia una nueva jornada.


  Por estos parajes acuden en invierno, en los primeros meses del año. Llegan, sacan sus crías y luego a regresar a sus lugares de veraneo, que todo el mundo tiene derecho a un cambio de aires. Poseen una cabeza muy vistosa, un cuello largo y una capacidad de vuelo asombrosa. Entre encinas, saboreando el atardecer, en comunión con el resto de integrantes de la fauna del lugar, qué gran momento para disfrutarlo con los amigos. 

 
Me llama la atención el nombre como se la conoce en vasco: "Kurrillo"; al final va a resultar que tampoco hay tantas diferencias entre vascos y andaluces. Lo que es la vida.

jueves, 10 de mayo de 2018

De paseo por la Feria



La Feria del libro de Sevilla me está deparando, como todos los años, momentos para que las ganas de seguir escribiendo siga en auge. Sin llegar a destacar por nada en especial -tal vez recuerde otras anteriores que me llamaron más la atención-, si es verdad que presenta una variedad de actos que abarca todas las edades, y eso es bastante positivo. La iniciativa llevada en un colegio de educación secundaria, donde se puede asistir a un aula de creación literaria es digno de admiración; escuchar a esos alumnos leer sus propios escritos, que luego ven reflejado en un libro, es animarlos a que no lo dejen. No es tan importante la calidad de lo conseguido como el hábito de ponerse a hacerlo, luego se aprende con constancia a depurar la técnica.
Por otra parte estar delante de la persona que ha escrito un libro, sea del género que sea, nos hace sentirnos más animados a imitarla, si en nuestra cabeza se encuentra ubicada la sana intención de intentarlo. Al fin y al cabo no es más que alguien como nosotros, puede que con más preparación, pero que oyendo los motivos por los que escribe, son los mismos por los que podría hacerlo el común de los mortales, solo que hay que ponerse. La gente joven nos hacen ver sus nuevas inquietudes y sus modelos de escritura y aquellos que se mantienen en una línea clásica nos muestran su experiencia, puesto que todo es necesario y nada es despreciable.
Esa amalgama de estilos y de maneras de hacer y decir es lo que más me seduce de la Feria del libro. Luego estaré más o menos de acuerdo con unos o con otros, pero todos me enseñan algo, y como sigo siendo una esponja, disfruto. Oír los argumentos y las exposiciones me engrandece. Como bien es sabido la vida está llena claroscuros y por tanto es conveniente saborear de un lado y de otro, para luego después sacar uno sus propias conclusiones. Como al final de todo el proceso lo que encontramos es un libro, bienvenida sean las ferias de este tipo y que no decaiga el ánimo lector de quienes transitan estos días por la Plaza Nueva de Sevilla.

jueves, 3 de mayo de 2018

De torre a torre



Desde la Sierra de Aracena mientras la tormenta descarga el aguacero y deja pasar al arcoiris nos desplazamos rio abajo hasta llegar a Sevilla donde la Torre se refleja a la caída de la tarde, antes de hacerle una visita al poeta siemprevivo que tanto y tan bien cantara las glorias de esta ciudad. 














 Mientras tanto en el Aljarafe el campo de girasol nos regala la vista de unas imágenes repetibles, pero que hay que estar allí para gozarlas. 





Sin llegar a la borrachera nos embriagamos de luz y haciéndole caso al consejo de anátidas buscamos otros lugares donde la expansión acuosa se perciba de otra manera. 




 Y, cómo no, ese lugar es la costa, que entre Cádiz y Málaga nos regala puestas de Sol increíbles.