lunes, 29 de agosto de 2022

Como en los viejos tiempos


 

Dicen las autoridades que este año de 2022 hemos vuelto a las estadisticas sobre incendios forestales, de los años noventa. Qué casualidad, de esa fecha data la novela Cuando los bosques mueren, de la que soy autor, y de la les dejos la sinopsis...

 En los años 80 y 90 del siglo pasado se produce en el Sur de la Península Ibérica una serie de incendios forestales donde la mano del hombre se hace más que evidente. Un empresario sin escrúpulos, unos amantes que sucumben al dinero fácil, una relación paterno filial escabrosa, un encuentro muy especial con las legislaciones de otros tiempos y un Cuerpo, el de la Guardia Civil, que quiere poner las cosas en su sitio.

Este es el caldo de cultivo donde se desenvuelve "Cuando los bosques mueren". Este es mi proyecto.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Una vueltecita por México

 

 

 

Comenzaremos por el Museo Arqueológico para hacernos una idea de la tierra que pisamos.


En los canales de Xochimilco se hace negocio; así es la vida.


Un paseíto en globo sobre Teotihuacán o ciudad de los dioses,

 

 

para contemplar la pirámide del Sol

 


 

y de la Luna

 


 Hay que tener cuidado con el árbol al que te arrimas

 


 O la fuente donde bebes, puede haber coyotes.

 


 Tan solo una letra los separa: este es Pancho...

y este Sancho.

 

 

Hagamos una paradita para refrescarnos.


Tomémonos con calma las cosas

 

 

Este cuervo tiene mucho que ver con el tequila


  El ágave también

 


El  huehue es un árbol muy relacionado con Hernán Cortes


 Aunque no pueden faltar los cactus

 


 Glebionis

 


 Zumpantle

 


 y palmeras.

 


 Porque esto es el Pacífico

 


 y esto un pelícano en la playa.

 

 

Y para finalizar noche de luna acostada


  y fuegos artificiales.

 


Será hasta la prómima.



viernes, 19 de agosto de 2022

Cuestión de confianza

                  Así comienza este relato que figura en el libro Bajo la luz de mi plaza

Al Padre Miguel le gustaba hablar con sus feligreses sentado en un banco de la plaza, al aire libre, decía que así le quitaba formalismo a las consultas y éstos se expresaban mejor. A Lucía la conocía desde que su madre la trajo al mundo y durante toda su vida había sido su director espiritual, así que el hecho de estar hablando junto a la pila constituía para ellos una forma habitual de comunicación.

—Lo que me dices es muy serio, Lucía.

—Lo sé padre, por eso vengo a verle.

—¿Pero de verdad crees que Alberto es capaz de una locura de esas características?

—No me mira a los ojos, casi no me saluda y presiento en torno a él un halo misterioso que me da miedo.

—Hace tiempo que no lo veo ¿tan cambiado está?

—¿Cambiado? Siempre ha tenido unos prontos terribles, capaz de cualquier cosa, lo que ocurre es que ya casi no lo recuerda usted, como dejó de acompañarme a la iglesia.

—¿Él no había rehecho su vida?

—Eso me parecía a mí, pero se ve que aún persiste cierto resquemor, que es al que temo.

—Y tú que también eres un rabo de lagartija.

—¡Qué quiere, padre, si me pisan, salto!

—¿Pero te ha dicho algo desagradable, te ha tratado mal?

—Eso es lo malo, padre, que no dice nada, ahí es más temible aún.

—Bueno, si habéis roto, tampoco tiene por qué estar contándote cosas. Ya te decía yo, hija mía, que la Ley de Dios…

domingo, 14 de agosto de 2022

A aquella encina

  

A aquella encina que desperezó

sus ramas en el horizonte,

la saluda cada mañana

el rocío a ritmo de tango.

Yo quise desdoblar mis brazos

y el cielo se tornó rojizo;

silenciaron los tordos

de tu tejado.

Ya no transito la vereda

que se dirige a tu consola

ni sé el lugar de la cocina

donde dormita la pasta italiana.

Roncas trompetas presagian

como látigos malheridos

el llanto de esa encina,

la fístula sangrante al aire

inspira un fandango a capela

y una tórtola trae

una hoja morada en el pico

—de aquel ciruelo que plantamos—

aunque mi ventana refleje

el mismo endrino de tus horas,

aunque borbotee tu sangre

a impulsos de mi corazón,

una teja me impide

tocar el añil de las nubes.