304 Esto no hay quien lo entienda, Gon, ¿qué te pasa Alba?,
se ha producido una fuga de archivos, ¡¡mande!!, no quiero hablar, Gon, no
quiero ni pensarlo, mejor será que cuelgues tu trabajo, déjame al menos que
salude a Trini, Vero y María, bueno
vale, pero ya está…
DIECIMEDIA (2)
Habían
sido tantos años esperando ese momento para encontrar la bonificación de una
buena charla, que algún día tenía que verse reflejado en sus versos. Mario
amaba esos momentos tanto como a su propia vida, no sólo por hallarse frente a
la persona admirada, sino porque
viendo
la desnudes de la calle
reflejada
en el jaspe de tu mirada.
un diálogo
en el que cada cual sepa ocupar el lugar que le corresponde, sin avasallar,
escuchando y dejando expresarse, le llenaba tanto que no le importaba llevarse
horas y horas, pero cuando descubría que su interlocutor era incapaz de
mantener las formas, se abandonaba y daba igual lo que le contasen. Su
presencia era sólo física, porque su espíritu navegaba por otros mundos. Él no
se irritaba, si tenía oportunidad dejaba que los demás continuasen con sus asuntos
mundanos, mientras se ponía a hacer cualquier cosa que no admitía espera, si no
le quedaba más remedio permanecía en su puesto, aunque su aportación se
redujese a monosílabos o frases sueltas.
Es el
momento grácil,
la
fuente oculta entre el tráfico
Siempre se
preguntaba si era tan importante la estética de los versos. A veces podía
suponer un parón en la producción artística porque se enfrascaba- una vez más-
con la deliberación sobre que era más importante, si la forma o el fondo. Todo
es importante. Preguntaba a sus colegas, pero no le convencían sus
explicaciones, tampoco se preocupaba demasiado de buscar en los manuales al
uso. Crear, innovar, era dos verbos que le gustaba verlos activos, y una vez
puesto a reflexionar y transmitir, si que tenía confianza en su genio oculto.
Si bien no era capaz de tomar las riendas de inmediato, de acudir a la llamada
urgente de la inspiración, se esforzaba al máximo cuando tocaba hacerlo en el
momento que él consideraba adecuado.
donde
saborear el agua más fresca
que
manar pueda río alguno.
Se levantó
de la silla, y se fue al salón de la casa donde tenía un viejo radiocasete
emitiendo música clásica. La cinta había terminado de leer una cara y esperaba
la mano de Mario, que le diese la vuelta para continuar reproduciendo sonidos
de fondo. Era tal la afición que le tenía a este tipo de música, que le
resultaba imposible trazar dos líneas sino era con el fondo adecuado. No tenía
preferencias, tampoco formación musical, pero la necesitaba, formaba parte de
la parafernalia indispensable para concentrarse en lo que escribía. La ausencia
de ruidos en la casa lo llevaba mal, por eso procuraba que aquel achacoso
reproductor estuviese siempre emitiendo sonidos. Se dio un ligero paseo por el
pasillo hasta llegar a la puerta de la calle, la abrió, miró a derecha e
izquierda (no había nadie) y a continuación regresó sobre sus pasos a la cueva
del patio.
Tu
presencia, tu palabra,
el
gesto mecánico del camarero
y el
amorfo escudo de mi camisa
dan
vueltas en torno al mundo
hasta que
llegan otras diecimedia.
Le salió
del tirón, casi sin respirar. Se volvió a levantar y se fue a la cocina para
buscar algo fresco en el frigorífico. El agua que tenía en la mesa no estaba en
condiciones de ser tragada, por lo que la vertió directamente en una maceta.
Aún había claridad en el segundo patio, pero en el primero – que es donde se
hallaba la cueva -, le resultaba difícil leer lo que estaba escribiendo, así
que tuvo que encender la lámpara que colgaba directamente sobre la mesa. Alguna
mosca – francotiradora – le seguía dando lata y no conseguía centrar sus ideas.
Tomó el paño preparado al efecto, y le dio la suficiente confianza al visitante
para que se pusiese en un lugar visible. Lentamente fue alzando su mano derecha
y cuando consideró que la tenía entretenida, con la mano izquierda, lanzó un
rápido golpe tras el cual desapareció el bichito.
No sé. Creo que en principio lo importante es el fondo y luego se pule y se le da forma.
ResponderEliminarLa forma está ahí, es cuestión de buscarla, pero el fondo hay que sentirlo. Eso creo.
Soy incapaz de leer o escribir con música:)
Ya ves, "cada maestrillo tiene su librillo"
Abrazos y versos
Unas veces salen más de fondo y otras más de forma.
ResponderEliminarA veces un poema tiene tanto fondo que hay que sacrificar la forma y otras, es un poco insípido y se da forma como si fuera un perfecto marketin.
Pero yo no sé, lo mío es muy visceral.
He estado como una entrometida observando todo, la mesa, el agua, la mosca... he escuchado la música y todo.
Yo soy de las que escriben con música seleccionada para cada estado.
Bien!!!
No tardes con la siguiente entrega :)
Abrazos
Para mí lo más importante es el contenido porque ahí es donde está la esencia del interior, lo demás, la forma, es superficial.
ResponderEliminarUn beso.
Su presencia, su palabra... y con un golpe de mano, desapareció el bichito... impresionante final... me ha encnatado, saludos.
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