353 Tanto pensar en los Pirineos y ya se acabaron; por aquí me he encontrado notas de Araminta, María, Trini y José Valle, a los que abrazo, y por supuesto infinidad de notitas de Gon, que ya iré descifrando. Les dejo con este poema:
DOSCIENTAS CUARTILLAS
Doscientas cuartillas emborronadas
soportan
el paso del tiempo
y nadie
pregunta por ellas.
La barba
lánguida se entrecruza
con
brillantes jornadas de éxito.
Abajo
quedaron todos aturdidos, inconexos,
estirándoseles
los brazos hasta tapar las rodillas.
En el
cerebro se ilumina una luciérnaga
y Peter
Pam me raptó valeroso para mostrarme
las
nubes.
Las
serpientes encadenadas que corroían mis huesos
fueron
trasplantadas al álbum o conservadas en
alcohol
rebajado con agua.
No
escuchaba.
De tanto
recoger basura, se me taponaron
los oídos
y la música de Beethoven no llegaba
a mis
entrañas. Tuve miedo.
Como si
hubiese ingerido vino mohoso, de
viñedo
maloliente, la tráquea fue asaltada
por magma
recién forjado.
Surgió el
anacoreta y la tinta formó el río.
Ellos
siguen esperando entusiasmados
pero la
estrechez de la alcoba y el reloj de
agujas
torcidas han ganado la posición y
el
gigante negro de pies enormes rueda por el
suelo.
Doscientas
cuartillas más se añaden
entusiastas
como si
fuese la primera vez,
como si
el camino andado,
no
significase nada.
No
significase nada,
NADA.
Es muyyyy bonito. Un abrazo desde Segovia.
ResponderEliminarLa Escribana, ahora despendolada.
¡Que belleza José! Noto un giro muy prometedor en este poema. Unas imágenes sugeridas y evocadoras y una libertad convertida en sonidos y palabras. De veras que me gusta y mucho. Dicho que viste los pirineos. ¡Qué bien! Abrazos muchos.
ResponderEliminarMuy bien me resulta el poema, amigo.
ResponderEliminarFuerte abrazo