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martes, 12 de noviembre de 2013
El semáforo
367 Bueno Gon, se va acercando la fecha, los nervios me comen, Alba, estoy que no vivo, el día 25 será tu día, Gon, vale, vale, tampoco te pases ¡eh!, a lo que vamos: nuestros amigo Mª José Collado, Joâo y María pasaron por aquí y como tú no estabas me dieron recuerdos, oye si te pones así, también puedo decir yo que cuando vinieron a tomar café: Vero, Trini y Marisa, tampoco estabas tú, como eres, Alba… mira, ahí llegan J. Valle y Stella, ahora los veremos, anda cuelga ya tu micro, que se nos va el tiempo…
El semáforo se pone en verde y le da a las mujeres jóvenes diez segundos para que puedan cruzar la calle. Todas cruzan. A continuación cinco segundos para niños acompañados. Una madre se entretiene y se le agota el tiempo en mitad de la calzada; la primera moto en arrancar por poco la atropella; rugen los motores y quedan petrificadas, faldas al aire: cinco minutos de calvario. Ahora se pone rojo para los vehículos y le da tres segundos para que crucen las bicicletas: la madre sigue impasible. Los diez segundos siguientes son para ancianos o gente impedida; el niño se desespera y arranca a correr hacia la acera, la madre levanta los brazos y corre tras él. El semáforo vuelve a abrirse para los vehículos a motor. Un guardia se interpone entre la madre y el niño, y se dispone a multarla por haber atravesado la calle cuando no le correspondía. La gente forma un corro en torno a ellos, el guardia se siente presionado y decide pedir refuerzos. Mientras tanto el semáforo a lo suyo: ahora le concede veinte segundos al público en general.
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Me ha gustado mucho éste texto del ir y venir en torno al semáforo, historias de la vida cotidiana, en el que el semáforo es testigo de tantas vivencias al cabo del día, me gusta la observación que has tenido en tu texto de la gente que va pasando cerca de él.
ResponderEliminarUn beso.
El semáforo impasible
ResponderEliminarno regala tiempo.
Un beso
Ya me dirás a qué hora es la presentación del día 25. Un abrazo
ResponderEliminarNi se inmuta.
ResponderEliminarTodos impacientes ante el semáforo que va a su bola.
Qué verdad, siempre hay un espontáneo que te echa el vehículo encima.
Saludos!!!
Pues vaya tortura de semáforo. Sí que es exigente con el personal:)
ResponderEliminarAbrazos
Así, son los semáforos, y mucha gente "programada", amigo.
ResponderEliminarAbrazos