Hoy se ha ido un amigo. Ha tomado el sendero en el que un
día volveremos a encontrarnos. Se ha tronchado una de las tres patas del germen
de Driades. Con él caminamos tanto, recorrimos tantas veredas que sería
imposible su enumeración.
Recuerdo el momento, a mediados de los ochenta, en que
escuché por primera vez su radiofónica voz, llamando a la Asociación Andalus,
interesándose por participar en sus actividades. Viajero impenitente, llegó de
la mano de su amada Loly y siempre permanecieron juntos allá por donde
fuésemos. Tantos rincones de las tierras andaluzas, de media España, de la
vecina Portugal e incluso París dónde compartimos unas vivencias que dan para toda una eternidad. Eduardo siempre fue
una persona en la que confiar, con la que se podía contar para cualquier
proyecto que se emprendiese puesto que siempre estaba dispuesto a prestar una
mano al amigo. Con su ayuda le dimos forma a esa asociación que aún hoy sigue
en activo, a pesar de los años transcurridos, con su ayuda trabajamos en hacer
un mundo más habitable para nosotros y para los que vienen detrás, con su ayuda
conseguimos superar algunas dificultades de los que la vida nos tiene
reservadas y con su ayuda esbozábamos una sonrisa restauradora porque su
carácter así lo exigía. Sevilla, Matalascañas, Paymogo y Fuenteheridos fueron
mudos testigos de nuestras reuniones, de nuestros encuentros con los demás
amigos, bien sea en aras de consensuar acuerdos o de una mera charla distendida
sobre asuntos muy dispares. Quedará un vacío, pero tu presencia estará siempre
presente en cada una de las situaciones en las que tu figura era habitual. No
hay olvido, no puede haberlo luego de tantos años de compartir tanto. Querido
amigo, aquella copa que compartimos en los pinares de Oromana del pasado Diciembre
no fue más que un brindis por todas las que seguiremos compartiendo estés donde
estés. Va por ti, Eduardo.
Hola J. R. Siento la perdida de tu gran amigo y compañero Eduardo. Aunque se haya marchado, siempre permanecerá en vuestros corazones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Conchi. Era de esas personas que de verdad se echan de menos.- Un abrazo
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