Miércoles, 8 de Diciembre de 1993
Después de unos días por Cortes de la Frontera recogimos el último pic-nic de la excursión para encaminar
nuestros vehículos hacia El Bosque, lugar de cita con otra tanda de compañeros.
Visitamos someramente el Centro de Recepción de la AMA y más tarde nos dirigimos
hacia el supuesto río Majaceite, más conocido en los últimos tiempos como río
de El Bosque. También se nos advierte en esta ocasión de cuatro kilómetros de
recorrido cómodo y así es en efecto, comparado con los enormes desniveles
existentes en otras rutas no muy lejanas.
Vamos cruzando de un lado a otro del río por pequeños
puentes levantados al efecto y siempre en dirección hacia Benamahoma. El río,
truchero, se muestra pletórico de facultades y no se corta un ápice ala hora de
ofrecernos todos sus encantos. Dada la festividad del día, se observan algunos
movimientos humanos en ambas direcciones, pero sin llegar a deslucir el
espectáculo del agua. La humedad de la zona en sombras contracta, sin duda, con
el calor que se percibe cuando llegan los rayos solares. Los árboles de ribera
y el matorral variadísimo, constituyen los ejes del bosque en galería que se
disfruta durante buena parte del recorrido.
Foto tomada de la red
A la hora del almorzar se produjo la anécdota de la jornada, ya que cuando nos disponíamos a engullir nuestro querido bocata, llegó un señor que sin demasiadas contemplaciones nos dijo que aquel terreno tenía dueño y que su dueño no permite el terrible daño que le producía nuestra presencia. Consecuencia de la aglomeración de turismo rural: ya no puede uno detenerse donde le plazca, hay dueños que muerden. El caso se estudiaría más adelante por si hubiera lugar a alguna denuncia.
Foto tomada de la red
La piscifactoria y el nacimiento del río nos relajan: de la
base de la montaña brota cristalina el agua; enseguida se aprovecha para criar
truchas y no muy lejos, lo que antes fuese un molino de agua, ha sido
restaurado y adaptado para poder aprovecharlo con fines culturales y
educativos.
El pinsapo y el buitre leonado resultan emblemáticos y salen
a saludarnos para que nunca nos olvidemos de estas excursiones.
Lo del mosqueo del dueño del terreno será porque esta harto de encontrar basura, digo yo.
ResponderEliminarPagan justos por pecadores, como siempre.
Bueno, el saludo del leonado lo compensa todo :)
Abrazo.
Hola Vero, son cosas que pasan, pero que no enturbian una jornada de visita al medio natural, que es de lo que se trataba. Me alegro saber de ti.- Un abrazo
EliminarGRACIAS POR COMPARTIRNOS TU PASEO Y ANÉCDOTAS.
ResponderEliminarABRAZOS
Gracias a ti, Adolfo, por tu amabilidad.- Un abrazo
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