Una parada obligatoria ha vuelto a hacer acto de presencia
en Paymogo. Esta vez de la mano del Club de Lectura Amanita. Y fue Marué el
primero en lanzarse al vacío porque una lectora tenía ganas de saber algo más
de el; no se si después de la charla que mantuvimos dejó claro cuál había sido
su futuro o prefirió quedar en el anonimato. En cualquier caso fue la excusa
para que le abriese la puerta al resto de personajes que cohabitan con el bajo
las tapas del libro. Maite, Michel, El Melli, Juan, Domínguez y Nieves —que por
cierto dio mucho que hablar—, tuvieron su tarde de gloria y disfrutaron
sabiendo que hay gente a las que les gusta compartir sus correrías.
Los integrantes del club de lectura forman un grupo con el que se está tan a gusto
que no importa el paso del tiempo a su lado. Es muy reconfortante saber que hay
gente que dedica parte de sus quehaceres a ponerse delante de la letra impresa
y meterse en la piel de los personajes del relato o la novela. Como paymoguero
me es doblemente satisfactorio: comprobar las posibilidades que da la lectura y
que se haga en un lugar que tanta historia encierra para el pueblo.
Gracias, Amanita, por el trato recibido.
No paras, amigo José. Viajar y compartir vivencias nos aporta mucho.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Y que lo digas. Espero verte pronto. Un abrazo
ResponderEliminarQué bien, en tu tierra y con tu gente :)
ResponderEliminarY qué gratificante para el autor intercambiar opiniones con los lectores.
Besos.
Así es, Vero, son momentos inolvidables. Es la parte más agradable de este mundillo, al margen de la creación en si. Un fuerte abrazo
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