El bichito ascendió por el orificio nasal y una vez dueño de la situación se dedicó a jugar al escondite inglés. A la de una, abrió el contenedor de mocos y por el puente de dos ojos se deslizó una y otra vez en unión de su familia. A la de dos, fabricó dos tapones de cerumen y dejó a la máquina incomunicada con el mundo de los sonidos. A la de tres, se dedicó a clavar punzones en la garganta, se agarraban unos a otros y el juego consistía en evitar una expulsión más allá de los dientes. Hasta que fue descubierto, pero para entonces ya habían pasado siete días.
Has descrito el resfriado que ahora mismo estoy pasando "pues me quedan aún cinco días".
ResponderEliminarUn abrazo.
Je, je ni más ni menos Conchi. Gracias por la visita. Un abrazo
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