viernes, 23 de febrero de 2024

Pasillo eterno

 


Pasillo eterno que me trae

tu párvula figura a la memoria,

donde tu hermano patinaba

embutido en pijama de vellón

y donde fuiste mujer de Lot

mirando absorta mi testuz imberbe.

El violín desafía

el momento definitivo

Tin-tin tirirí tin-tin-tin.

Vulcano soy tras los cristales

de este Octubre manchado

de aguas terrosas

por tu distancia

porque alcanzaste mi hombro

sin añorar el pan de trigo.

Avisto una nave de plata

cruzando un mar de nubes

y una webcam que me vigila

como búho posado en una rama.

Los violines surfean

por las rizadas alas.

Yo asumo en el pasillo,

bajo el reinado de Melchor,

la potestad de encandilarte

y hacerte bailar un vals

sin lecciones de media tarde

Chan-chan, charará, cha-cha-chan,

Un gato bermejo que trepa

por la trasera del sofá

transita por mi lóbulo

occipital derecho;                                                          

en las cándidas noches donde habito.

Corretea por el pasillo

tras de su hermano,

Libera una estela de teclas

—blanco y negro de piano—

y tu risa desahucia

los huéspedes de mi morada.

 

2 comentarios:

  1. Me ha gustado.
    Y las palabras que has escogido.
    El poema tiene el pulso del buen hacer.

    Abrazo, amigo.

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  2. Gracias, Vero, por la visita y comentario. Me alegra saber que es de tu gusto. Un abrazo. J.R.Infante

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