La hoja del ficus se desprendió de su base y cayó al vacío describiendo sutiles arabescos. La tórtola desplegó el paracaídas y bajó a buscarla antes de que tocase el suelo. Hizo palanca con sus patas y en pocos segundos la hoja estaba de nuevo en la rama. Fue el puenting más vistoso que una hoja realizaría en su vida.
J.R. Infante
A mi me gustaría hacer puenting igual que esa hoja, pero ¿habrá una tórtola con fuerza que me coja antes de tocar tierra?.
ResponderEliminarUn abrazo.
Seguro que si, es cuestión de proponerselo, je,je. Gracias, Conchi, me alegra saber de ti.
ResponderEliminarMe has sacado una sonrisa.
ResponderEliminarIngenioso :)
Besos, amigo.