Nos hemos parado porque las circunstancias así lo han querido. A nadie gusta este tipo de paradas impuestas, aunque necesarias para recuperar el ritmo habitual de vida de unos y otros. Antes de que llegara el 2019, llegó esta invitación a sentarse al fresco de la tarde y contemplar el paso de las nubes, con un libro entre las manos; quizás porque con el fragor de la cotidianidad se nos puede olvidar, que de vez en cuando sentarse y mirar al horizonte también es conveniente para nuestro cómputo de acciones saludables. Esos espacios abiertos, ese frescor en la cara, ese suelo que pisamos forman tan parte de nosotros, que nos resultan imprescindibles para seguir viviendo. Ese es otro punto de vista de la obligatoriedad de las cosas; el de las restricciones y la mascarilla no nos gusta, pero la posibilidad de sentarnos sin prisas a contemplar la enormidad del mundo que vivimos, sea en vivo o a través de las páginas de un libro, es algo que no debemos olvidar, es muy saludable.
J.R. Infante
Totalmente de acuerdo contigo.
ResponderEliminarY para una parada obligatoria, otra "Parada obligatoria".
Muy recomendable.
Besos.
Gracias, Vero. Me alegra saber de ti. Un abrazo
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