viernes, 2 de julio de 2021

No vi


 

No vi tus aneas al aire

—zigzagueo de carriles—

ni tus nervudas orejas

escudriñando el futuro.

Tan sólo vi

                 un cristal

por el que paseaba su quilla

una pareja de ánades.

Allí hay un mar infinito

de ondulaciones en verde

donde el pastor cuenta terneros

y las fornidas vacas entonan

una sinfonía de molares,

más yo no te veo

                          Lebretta,

ni tropiezo con las celdas

de tus inquietos bigotes.

Tu lomo no es algodón

por el que deslizo mi mano;

fina enea,

             verdes juncias

y una playa de cantos rodados

se dibujan en mi mente.

Me uno al febril escapismo

de aquel martín pescador

y sólo oigo el canto                                                                       

            del campesino

que repite,

la voz grabada en la piedra.

Se van llenando mis poros

de fuerte aroma a resina,                                                          

de unos ojos que me inquietan,

del incesante golpeo

de miles de gotas de agua,

de la impenetrable montaña

y a ti no te veo

                       Lebretta,

pero presiento que estás,

porque creo en el susurro del viento

y la nívea mirada

de las nubes.

 

4 comentarios:

  1. Hermoso poema Arruillo. Un placer leerte.

    Abrazos.

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  2. Bellísimo José, un verdadero placer leer ésta maravilla. Abrazos del alma. 🤗🤗🤗🤗

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  3. Gracias, Nuria. Poema inspirado en tu tierra. Besos

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