Imagen tomada de la red
Los tres reinos es un
libro de literatura infantil, del autor ruso Nikoláievich Afanásiev, que cayó
en mis manos de casualidad, pero que me sirvió para introducirme en la obra de
este escritor, que a partir de 1850 revolucionó el mundo de la literatura, con
una recopilación de cuentos populares rusos, de más de seiscientos textos, y
que la trasmisión oral se había encargado de hacerlos imperecederos. De los que
leí tan solo me era familiar el cuento de la raposa y la grulla, que se repitió
en más de una ocasión en mi infancia, cuando la vida discurría en torno a la
mesa de camilla, así que a la hora de afrontar su lectura la carga sentimental
estaba presente. Ahora hago Una parada
obligatoria y me deleito con esos relatos, que con los tiempos que corren
han adquirido mayor prestigio si cabe con las ilustraciones, que los hacen más
atractivos para pequeños y mayores.
Según se cuenta en Internet, Afanasiev, consigue
conducir al lector a un mundo de princesas encantadas, héroes sobrehumanos,
caballos habladores, duendes, demonios y tesoros, ingenuos campesinos y mujeres
encantadas, islas maravillosas y cuevas infernales, que conserva toda la magia
de los mitos ancestrales y de las creencias rurales de la vieja Rusia. Materia
más que suficiente para que sirvan de inspiración a los amantes de la lectura y
escritura de relatos.
Afanásiev tuvo que realizar un duro
trabajo de recopilación, ya que los cuentos eslavos
al igual que los celtas irlandeses, no se dejaron por escrito, eran
exclusivamente de tradición oral. Hecho agravado por las reformas del zar Pedro I el Grande, que dejó de lado la Rusia tradicional ortodoxo-eslava para
introducir en las frías estepas el código de vida europeo. Los boyardos fueron
sustituidos por los duques y marqueses y el lenguaje ruso se vio reducido a las
clases media-baja de la sociedad rusa, pasando la nobleza a hablar en francés.
Murió pobre y con tan solo 45 años, pero qué gran legado nos dejó.
Muy interesante 👏👏👏
ResponderEliminarGracias. Nuria. Abrazos
EliminarUna pena que muriera tan joven, pero como bien dices, nos dejó gran legado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias. María, por la visita. Un abrazo
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