Una ventana abierta a la imaginación
Sobre la estatua descendió la paloma, pero la hombrera del general tenía erizados los pespuntes. Regresó al magnolio que la recibió con un muestrario de blancura.
¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?
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¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?