martes, 2 de julio de 2024

Veintitrés soles

 


Veintitrés soles revoloteaban

alrededor de tu sien

cuando divisé tus ojos,

intoxicado de palabras.

No sé si fue un cantor

que arriesgó su alma

o un náufrago en alta mar

sin gaviotas que le den sombra.

Ese instante existía,

figuraba escrito en los muros

con espráis multicolores.

Sonaron tus respuestas

como una pluma caída

de la alcoba del verdecillo.

El peluchegorila registraba

cada uno de los gestos;

yo no sé si hubo gatos,

si en el patio llovía

ni donde andarán

los amigos de ayer,

que anunciaba la radio.

Apenas rememoro el gesto

de tus manos entretenidas

con los botones del pijama,

pero sé que estuve contigo,

que afirmé mi lección

 

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