Te confieso que he pecado
contra el décimo mandamiento,
derramé todos mis besos en el brocal
ardiente de tu cintura
-pómulos de carnaval-
dejaste corretear mis dedos
por el entresijo de tu piel de nácar,
se me durmió la lengua
escalando a pulmón libre la
nívea geografía, oasis de mis sentidos
y sentí posarse
una mariposa iphiclides libando despreocupada.
El interior de mi cuerpo
era volcán, lava, fuego.
Ni triste uniforme de invierno
ni aroma de recatados vaqueros,
piel con piel,
febril lucha grecorromana
batalla henchida de labios
rebosantes de salina.
Nunca fue mi mano tan diestra.
Abejarucos en vuelo
buscan donde cobijarse.
su voz, me resulta conocida.
Si debo pagar estoy dispuesto,
mi caballo enjaezado.
Mándame cerca del mar,
allí donde las dunas me recuerdan
tu figura.
Quedo extasiada con el decir y el buen formato de este bello poema. ¡Quiero más, muchos más!
ResponderEliminarGracias por tu apoyo, amiga. Seguiremos.- Un abrazo
EliminarHola J. R. Has de prodigarte mas en escribir poemas tan exquisitos como el que nos traes, es una delicia venir a tu blog.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Conchi, por tu visita y comentario. Te haré caso, o al menos lo intentaré.- Besos
EliminarAy, sube la temperatura con esta sensualidad. Brindo por este poema y el regusto a néctar que deja en los labios.
ResponderEliminarAprovecho y contesto a tu comentario en mi entrada. Perdió sus alas al empaparse éstas de renuncia. Un abrazo.
Gracias, María José, por tu visita. Me alegra que te haya gustado. Sé de tu sensibilidad para el verso. Y gracias también por la aclaración a tu entrada.- Besos
EliminarSe me da bien este ardoroso poema, amigo. De mucho gusto.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias, tocayo, por tu visita y dejarme el comentario.- Un abrazo
EliminarBellisimo cariños
ResponderEliminarHola, Clara, bienvenida a este rinconcito. Besos
EliminarPOESÍA POESÍA!!!!!!
ResponderEliminarABRAZOS
Gracias, ReltiH, me alegro que te haya gustado. Felices fiestas.- Un abrazo
Eliminar