Casi al mismo
tiempo que preparo las uvas, quiero hacer balance sobre los libros con los que
me he tenido algún tipo de relación en este 2015, que se nos va.
Por nuestra Tertulia de la Casa de las Sirenas, pasaron Requiem por un campesino
español de Ramón J. Sender, Niebla de Miguel de Unamuno, La peste de Albert
Camus y Diario de un emigrante de Miguel Delibes. Cada uno de ellos dejó una
huella que será difícil que olvidemos, a pesar de que el disco duro lo tenemos
ya con necesidad de más gigas —si eso fuese posible. En una edición especial
estuvieron los poemarios Las pequeñas esencia de Verónica Calvo, El hombre que
te habita de Antonia María Carrascal, Kirieleison de Rafael Indi y Signos de
luz de Onofre Rojano. Al amparo de esta tertulia, presentamos el libro de
relatos Maneras de desandar el tiempo, de autoría colectiva en la que participa
el grupo Punto y seguido. Y por último el libro de relatos Una parada
obligatoria del que soy autor.
Siguiendo con las
tertulias, en la que participo auspiciada por la Casa del Libro, tuve ocasión
de conocer a nuevos autores norteamericanos y degustar de su escritura. Fueron
los casos de El final de la historia de Lydia Davis, La luz que no puedes ver
de Antony Doer, El vino de la juventud de John Fante, Rock Springs de Richard
Ford, Infinito: La historia de un momento de Gabriel Josipovici, Gracias por le
compañía de Lorrie Moore y El impostor de Javier Cercas. Ni que decir tiene que
amén de la lectura, luego venía el debate y ahí si que el asunto se pone
interesante porque tiene uno la oportunidad de contrastar lo asimilado con lo
han entendido los demás.
En el ámbito
doméstico y encuadrado dentro de ese proyecto en el que ando trabajando —Mis
buenas o malas ideas porque, según Delibes, nadie es capaz de señalar la parte
del cerebro donde se generan las buenas ideas—, he leído o releído: Cuentos
completos de Ignacio Aldecoa, Los papeles del agua de Antonio Gala, El amante
bilingüe de Juan Marsé, Todo ese fuego
de Ángeles Caso, Plenilunio de Muñoz
Molina, Las olvidadas de Ángeles Caso, Pactos y señales de JJBenitez, Nuevas
andanzas y desventuras del Lazarillo de Tormes de Camilo José Cela, Memorias,
entendimientos y voluntades de Camilo José Cela, Mazurca para dos muertos de
Camilo José Cela, Café de artistas y otros papeles volanderos de Camilo José Cela, Cela, mi padre de Camilo J.
Cela Conde,
La trilogía de la niebla de Carlos Ruíz Zafón, El mercenario de Granada de Juan Eslava Galán
y La Eva futura
de Lucía Etxebarria.
Por inclinaciones
poéticas y, al margen de lo leído en Internet, he tenido en mis manos los
siguientes títulos: Esencias de Francisco Muñoz Soler, Aún la lumbre de María
José Collado, Poesía urbana de Luis García Montero y Veinte poemas de amor y
una canción desesperada de Pablo Neruda. Para disfrutar en según qué momento.
He leído con
atención, por tratarse de un regalo, Wicked, Memorias de una bruja mala de
Gregory Maguire. Me situó en otra dimensión
Cierro este
desfile libresco con dos títulos de uno de mis autores de cabecera: Horacio
Quiroga. Releí Anaconda y me encontré por primera vez con Los desterrados y
otros textos, una edición de Jorge Laforgue. Todo lo que diga es poco y desde
luego merece un capítulo aparte, que algún día llegará.
Así que, volvamos a las uvas, ojo con atragantarse y ¡chin,
chin! Va por todos ustedes.
Qué tesoros son los libros y qué importante es leer verdad?
ResponderEliminarQue el nuevo año que ha comenzado te sea generoso en todos los aspectos y este lleno de amor , paz y felicidad para ti.
Feliz 2016!!!! Un brindis por el nuevo año chin chin!!!!!
Un brindis, María. Qué sigamos leyéndonos día a día por estas páginas, que el mundo ya se encarga de girar por si mismo. Besos
ResponderEliminarAlgunos los he leído también.
ResponderEliminarMe quedo con Quiroga, "Anaconda", que me gusta mucho. Y Con Neruda.
Abrazos!!!
Tienes buen gusto, no cabe duda, Vero.- Abrazos
EliminarGracias por incluirme en tu balance del año, José.
ResponderEliminarUn saludo, José.
Es lo menos que podemos hacer unos por otros, Rafael. Abrazos
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