La clase trabajadora siempre agradece la llegada de estos
puentes, de ingeniería comercial, para darle un descanso a la monotonía y poner
la cabeza en otro sitio, aunque no salgamos de las cuatro paredes en las que
tenemos fijada nuestra residencia. La confianza de los inventores del sistema
es que la gente se mueva, que se muevan los vehículos y que el dinero fluya de
un bolsillo a otro, pero la realidad es que cada cual hace lo que buenamente
puede. A lo que iba: Aprovechando el puente y siendo como soy ratón de
biblioteca pública más que visitador de librerías, me he remangado y removido
libros y más libros. Desde hace algún tiempo, amigos y conocidos les ha dado
por deshacerse del libro-papel y, mire usted por dónde, me han dado en el icono
de mis deseos.
Nunca tuve a mi alcance una biblioteca personal, más allá que
unos cuantos libros adquiridos aquí y allá, alguna colección, a pagar en
cómodos plazos y los propios de los estudios realizados. Por eso cuando me
empezaron a llegar ofertas de cuidador de libros ajenos, no me lo pensé. Compré
unas cuantas estanterías de autoinstalación, acondicioné el espacio necesario,
abrí un archivo excell y en un tiempo prudencial me he visto con una colección
de más de mil seiscientos libros, de los que ya me gustaría disponer del tiempo
necesario para leer al menos la mitad de ellos. Pero en fin, el objetivo está
logrado: allí están ellos, tan formalitos, catalogados y en perfecta alineación
para quien guste hacer uso del contenido de sus páginas.
Hay de todo, ya digo que han llegado a mí porque estorbaban y porque el impulso de Internet es como un ciclón que lo tiene que coger a uno con las ideas muy claras.
Hay de todo, ya digo que han llegado a mí porque estorbaban y porque el impulso de Internet es como un ciclón que lo tiene que coger a uno con las ideas muy claras.
Siguiendo el Sistema de clasificación decimal Dewey, es el
apartado 800, el correspondiente a la Literatura y retórica quien se lleva la palma y,
como es lógico —viviendo donde vivo— la Literatura de autores españoles y norteamericanos
caminan a la par y dentro de ellos es la novelística quien me ha aportado mayor
número de volúmenes. La literatura de autores de origen británico, germánico,
francés, italiano, portugués, latino, indoeuropeo, afroasiático, urálico y
helénico también han buscado su hueco. Y lo han encontrado a costa de mis horas
de ocio.
En el apartado 900, correspondiente a la Geografía e Historia,
incluyo la biografía de varios personajes de la vida política, literaria,
social, científica y de alguna otra rama más difícil de encuadrar. Los libros
de viajes, geografía pura y dura de todos los continentes, así como textos
históricos tanto del mundo antiguo como de la historia general de cualquier
continente, en especial de Europa.
En el 500 se encuadran las Ciencias Naturales y matemáticas
y ahí, para un amante de la
Naturaleza como yo, no podían faltar ejemplares de Ecología,
de Biologia, de plantas, de animales, de Astronomía y en menor proporción los
propios de matemáticas, física y química.
En el 300 predominan los libros de Educación en cualquiera
de sus manifestaciones, en el 200, los de Religión, basados en la religión
cristiana y en la Biblia. En
el 600, correspondiente a las Ciencias aplicadas, se encuentra la Medicina con el apartado
de Promoción de la salud como destacado y la Economía doméstica, como
dato curioso. En el 100 los de Filosofía y Psicología, en el 400 los de Lengua
y termina el ciclo con el 000, reservado a las generalidades, que sin llegar a
poseer ningún ejemplar incunable, si que aparece catalogado algún libro notable
bien sea por su encuadernación o por sus ilustraciones.
No sé si acabaré como Alonso Quijano, pero por el momento, lo
estoy disfrutando.
un placer leerte y que hayas arribado a mi blog
ResponderEliminarGracias opor compartir bellezas
Bonita ocupación. ¿Sigues con ella?
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