jueves, 18 de mayo de 2017

Aprender a ser



En el encuentro producido con el orientador educativo, enclavado en el marco del Club de lectura Alféizar de Camas,  no ha podido ser más instructivo desde el punto y hora en que el autor de Dimensiones de la Orientación Educativa hoy, editado por Ed. Aljibe, estuvo muy explícito en su intervención y demostró un conocimiento profundo y claro sobre el motivo de la reunión.
Nos basamos en el capítulo 8 del libro mencionado que bajo el título de La Educación en el Siglo XXI, Aprender a ser y durante el tiempo que duró la reunión, estuvimos debatiendo en torno a los puntos planteados, que habíamos tenido ocasión de conocer previamente, mediante un documento facilitado a los concurrentes al acto. La educación en su conjunto es un tema que da no para una reunión sino para innumerables reuniones cuando de verdad se siente lo que se trae entre manos. Con respecto a lo tratado, quiero hacer las siguientes puntualizaciones:
La educación tiene que ser un proceso permanente para toda la vida: Batalloso lo dejó muy claro, es un proceso de constante renovación y abarca a todos los sectores de la sociedad, no solo a la escuela.
Si el profesorado o los profesionales de la educación educativa no están inmersos en procesos de autodesarrollo, de conocimientos de sí mismos, de toma de conciencia de sus emociones y sentimientos, de expansión de su conciencia, etc, difícilmente podrán ayudar a nadie, sobre todo porque estos tipos de aprendizaje no son curriculares sino vitales.
En los aspectos fundamentales del desarrollo, el autor, plantea una serie de preguntas tales como ¿Porqué qué pienso lo que pienso?, ¿Qué me sucede?, ¿Quién soy yo realmente?, ¿Cómo llegar a ser una persona auténtica?, ¿Cuáles son y en qué consisten mis emociones?, ¿Cómo puedo desarrollar vitalidad y creatividad?, ¿Cuál es el sentido de mi vida?, ¿Cómo desarrollar valores universales de serenidad, paz, amor y comprensión? Preguntas que sin duda es más que interesante plantearse y reflexionar sobre ellas como educadores y sobre todo como personas.
Basándose en Edgar Morin dice que los seres humanos poseemos una cuádruple condición antropológica, ecológica, social y espiritual y que por tanto el proceso educativo de aprender a ser pasa por: Aprender a ser persona, Aprender a ser sensibles y emocionalmente inteligentes, Aprender a ser feliz y Aprender a desarrollar nuestra inteligencia espiritual. Yo, desde mi humilde punto de vista, añado: quién pudiera.
En el apartado Aprender a ser persona subrayo que esta visión global del mundo es la que dará sentido a la humanidad, puesto que resulta difícil aprender a ser humano en un mundo carente de humanidad. Esta falta de visión coherente del mundo y de si mismo es lo que prevalece en el mundo de hoy, constituyendo la base de los procesos depresivos y de violencia.
En cuanto a la educación en valores, matiza Batalloso, que no puede concebirse una persona sana y equilibrada que no esté dotada de valores de uno u otro signo, ya que los seres humanos somos seres dotados de la capacidad de crear valores y de valorar.
En el apartado Aprender a ser creativos, subrayo que una acción es creativa si es capaz de aportar algo nuevo y de una forma original a la solución de un problema. Esta actitud implica desarrollar la capacidad de atención, concentración en la acción, así como nuestra sensibilidad ante situaciones, problemas y dificultades.
En el apartado Pensar positivamente, destaco que una de las claves de la felicidad reside sin ninguna duda en nuestra capacidad de pensar positivamente, porque independientemente de lo que nos aflija, siempre podremos encontrar algo en lo que apoyarnos para resistir, siempre podremos encontrar algo con lo que sentirnos orgullosos, agradecidos y beneficiados.
En el apartado de dar y recibir afectos, cariño y amor, no podemos ser felices si no nos sentimos reconocidos, admirados y queridos por los demás o por aquellas personas a las que consideramos significativas. Más adelante se abunda en la idea de que si no somos capaces de prestarnos atención a nosotros mismos, si no somos capaces de gustarnos, sino somos capaces en suma de ser conscientes de nuestras posibilidades y de nuestras limitaciones, seremos inevitablemente incapaces de ver en el otro nuestra propia humanidad.
En  el apartado Aprender a desarrollar nuestra inteligencia espiritual, se aclara que la educación espiritual no consiste en adicionar o dotar al curriculum de conocimientos esotéricos o religiosos, sino que se trata de animar y estimular en todas las personas su sensibilidad, su capacidad de admiración y reverencia por todo lo creado y por todo lo vivo, de fomentar la bondad y la generosidad, de hacernos responsables socialmente explorando nuevos caminos a través de la creatividad, el arte, la poesía, la literatura, porque en definitiva la espiritualidad se materializa a través del arte, la creación, la vida y el amor.
Termina el capítulo apuntando que La verdad, como nos recuerda Krishnamurti es un país sin caminos, caminos que cada ser humano de forma única y original puede recorrer y organizar de forma enteramente personal.
Una tarde muy, pero que muy productiva, junto al Club delectura Alféizar.

6 comentarios:

  1. Sin lugar a dudas la clave de la felicidad esta en pensar de manera positiva.

    Me han encantado los temas que habéis tratado en vuestra tarde productiva.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Interesante entrada, José. Cierto que cada cual es único, por ello mismo, todos podemos aportar algo a los demás y a la vez recibir de ellos. Ser auténticos, sensibles, no perder la sana curiosidad por el conocimiento ni el respeto por quienes piensan de forma diferente, son pequeños logros que nos hacen sentir mejor e influyen de manera positiva en nuestro entorno. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La aportación del profesor Batalloso es más que interesante, tienes razón,por eso me parece interesante difundirla.- Un abrazo, amiga.

      Eliminar
  3. Sigues disfrutando de una rica vida cultural, amigo. Cuánto quisiera yo algo parecido —sobte todo, hoy día en que me veo obligado a una vida de monje, jajaja—. Siempre es de provecho escuchar a una persona que domina un tema, de verdad; sea de lo que sea—. Gracias por compartírnoslo tan bien —porque, además de contarnos, algo nos transmites.

    Fuerte abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, tocayo,por tus palabras. Espero que la vida monacal sea pasajera y te permitas participar en algún círculo semejante a este que cuento. En cualquier caso, te deseo lo mejor.- Un abrazo

      Eliminar

¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?