Allí donde la fuente
brota
en cálidos gorgoteos
donde el herrerillo se presta
a mostrar sus melodías
—pentagrama siringio—
y donde el aire corre limpio
besando la piel
del avellano,
grabamos en la cabaña,
entrelazados dos nombres
y descubrimos a bufo —silencioso—
en la fuente de Santa Lucía.
El río era un vibrar
como de ardorosos labios
y las fuentes brotaban briosas
lanzando al aire su canto
en carruseles de agua
y guirnaldas de alabastro.
Tus ojos
—faros de mi vida—
brillaban como las hojas
recubiertas de rocío
y descubrían el isard
apostado en el roquedo.
Fuente Capellans, fuente Pompeyo,
fuente Tartera, fuente del Ferro;
entre ellas un camino
de manos entrelazadas
y unos segundos que intentan
forzar una huelga encubierta.
¡No quiero que llegue la noche!
¡Detén tu día caminante!
Déjame que empape mi frente
de esta agua,
de este gozo,
de esta ilustre voz
que guía mis pasos
por la chopera.
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viernes, 12 de septiembre de 2025
Allí donde la fuente
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Como gotas de rocío son tus versos José, una auténtica belleza. Un abrazo
ResponderEliminarPreciosas fuentes, y es que el río entre tus versos es un bello manantial.
ResponderEliminarUn placer volver a leerte, JR después de mi ausencia.
Un abrazo.