lunes, 5 de agosto de 2019

A impulsos del corazón II




Anoche mientras sobrevolabas
tu Atlántico
tenía mi mente puesta
en el siete de julio.
No me tembló el pulso,
no se me agrietó la voz,
en algún desconocido archivo temporal
fue alojada esa imagen sonora
que yo llevo pegada en la frente
con un post-it amarillo
infinitesimal.
Blancos azulejos, dieciséis por dieciséis,
amoldaron el testimonio hasta
que el insigne operario entró
con la pertinaz machota.
Yo estaba pensando en Eros,
tu mente cabalgaba junto a Philos,
hemos cambiado de siglo
y no consigo despegarme
esa franja horaria
que nos separa.
¡Ay de los quince años!
tinta derramada otrora
aún bulle,
aún galopa brioso el corcel blanco,
rescoldo a la espera del viento,
manantial que busca el río.
Yo también cruzo la mar
y permanezco en silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Y ahora qué? ¿No me vas a decir nada?