viernes, 23 de agosto de 2019

A vuelta con las aves II



Chorlito dorado
Solo lo podemos ver en la Península en invierno, por las campiñas cerealistas, estepas y marismas. Tiene un plumaje pardo oscuro con moteado amarillo. Es muy amigo de las avefrías, con las que suele compartir habitats. Pertenece a la familia Charadridae y no he tenido la fortuna de poder observarlo en directo, pero no pierdo las esperanzas.


                                           

Halcón peregrino
Me trae a la memoria al inolvidable Félix Rodríguez De la Fuente mostrándonos por la televisión las increíbles hazañas de esta ave, y por supuesto metiéndonos en el cuerpo el venenillo de la ornitología. Siempre me quedará la duda de si aquella figura fugaz que se cruzó conmigo en un encinar era el halcón o el azor, en cualquier caso, qué gran satisfacción me produjo el encuentro.


                                              

Carbonero garrapinos
También en este caso fue una visión fugaz en el tronco de una encina. En este caso estamos ante un párido, o sea, un ave inquieta, que lo mismo está boca arriba que boca abajo, aunque su mancha blanca en la nuca lo distingue con claridad de sus parientes próximos, solo que hay que verla con claridad. Ahí lo dejo.


                                                

Cernícalo vulgar
Es más fácil de identificar puesto que suele verse al borde de las carreteras con su característico vuelo, a la espera de localizar la presa. Alas apuntadas y delgada cola, como los halcones. Tiene una longitud de 15 cms.  un peso de 250 grs. y una longevidad de 15 años.


                                                 


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