domingo, 25 de agosto de 2019

Más leña al fuego




No me queda otro remedio cada verano que acordarme de los bosques, de la manía persecutoria por la que le ha dado al hombre contra ellos. No puede pasar una temporada de estío sin que tengamos que estar, en los noticiarios, pendientes de algún gran incendio. Ya sería suficiente con las miles de hectáreas que se van quemando, a base de pequeños focos diseminados a lo largo y ancho de la Península. Así que este año se ha dado el salto a las islas afortunadas y Gran Canaria ha sido pacto de las llamas por negligencias humanas, acompañadas de la mala leche habitual de los incendiarios de turno. Este año que, dicho sea de paso, he tenido la oportunidad de estar por primera vez en mi vida en la isla de Tenerife, y comprobar con mis propios ojos el gran tesoro forestal que albergamos en esa parte tan alejada del resto de España. Y por si esto no fuera poco, en estos días es noticia Amazonia, el fuego y la deforestación; ese gran pulmón verde que seguimos empeñados en destruir. La Tierra no tiene nunca prisa, su tiempo en lento, pero la Humanidad parece empeñada en hacer reversible las buenas relaciones que tenemos con ella y no hace más que acelerar el proceso de autodestrucción. Ahora que el G7 anda reunido sería un buen momento para que nada de esto pasase desapercibido y se pudiesen sentar las bases de un futuro algo más esperanzador del que se perfila por las muestras ofrecidas.

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