Hacer una parada, por las ferias de libros antiguos y de
ocasión, es casi obligatorio porque deparan sorpresas como la que expongo: Nos cuenta el gran Horacio
Quiroga, en su relato Cuadrivio Laico, apartado Corpus, que en Ginebra, durante
la fiebre de la Reforma, un hombre fue quemado vivo por una coma:
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Llamábase ese hombre Conrado Wéber, y era alemán de
nacionalidad, y grabador de oficio. Persona de alma pura, ojos azules y barba
tierna, llevaba por inclinación la triste vida de su ciudad.
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La sentencia exponía y disponía:
1º Que el llamado Conrado Wéber, grabador de oficio, había vendido a cuantiosos habitantes de la ciudad una lámina de su ejecución.
2º Que debajo de la lámina, el autor había grabado el padrenuestro.
3º Que el padrenuestro comenzaba así: "Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea el tu nombre".
4º Que el autor de esta blasfemia había cometido crimen irremisible en las verdades fundamentales de la religión cristiana, erigiéndose contra la omnipresencia divina.
5º Que puntuando como él lo había hecho, la oración que estás en los cielos era mínima proposición incidental, en vez de ser muy específica y determinativa; esto es, sin coma antes de que.
6º Que con ello el escritor pretendía afirmar que Dios puede no estar en los cielos, lo que es una horrenda herejía.
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9º Por lo cual el Consejo condena a Conrado Wéber, grabador, a ser quemado vivo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y con los Santos Evangelios a la vista.
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La sentencia exponía y disponía:
1º Que el llamado Conrado Wéber, grabador de oficio, había vendido a cuantiosos habitantes de la ciudad una lámina de su ejecución.
2º Que debajo de la lámina, el autor había grabado el padrenuestro.
3º Que el padrenuestro comenzaba así: "Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea el tu nombre".
4º Que el autor de esta blasfemia había cometido crimen irremisible en las verdades fundamentales de la religión cristiana, erigiéndose contra la omnipresencia divina.
5º Que puntuando como él lo había hecho, la oración que estás en los cielos era mínima proposición incidental, en vez de ser muy específica y determinativa; esto es, sin coma antes de que.
6º Que con ello el escritor pretendía afirmar que Dios puede no estar en los cielos, lo que es una horrenda herejía.
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9º Por lo cual el Consejo condena a Conrado Wéber, grabador, a ser quemado vivo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y con los Santos Evangelios a la vista.
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Hasta aquí un extracto del relato. Así que ojito,
escritores, que hay pandemias y pandemias.
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