Hay personas que pasan por nuestra vida dejándonos una marca
imborrable. Su presencia, su sensibilidad o su forma de hacer o decir nos
resultan más que atractivas. Es el caso de Maite, el personaje que conforma el
relato “Una granja muy particular” del libro Una parada obligatoria. Tiene su
fuente de inspiración —cómo no—, porque personas así son las que nos hacen
apreciar lo valioso de esta vida, a pesar de las pandemias con que nos podamos
encontrar en nuestro camino. Personas que disfrutan, que son felices con aquello que tenemos más cerca de nosotros, y
que a veces se nos escapa porque tenemos la mente puesta en las altas cumbres.
Maite es sencilla, le gustan los animales por encima de cualquier otra cosa,
por eso sabe encontrar en la Naturaleza lo que otros no encuentran porque no se
paran en escudriñar lo que nos ofrecen los animales domésticos, los animales
que viven en plena libertad, o los árboles del bosque. Puede que en estos días,
de obligado encierro, alguien haya descubierto lo bello y lo trascendente a
través de las cosas menudas. Eso es lo que descubre Maite cada día, en su trato
con los animales que tiene más cerca, y en esos otros que aún estando lejos
siempre los tiene presente. Es conveniente ser algo más modestos, sin renunciar
a las conquistas personales, ponernos las gafas de ver de cerca y así sabremos entender
mejor a personas inspiradoras de personajes como Maite, protagonista del
relato mencionado.
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