Los rigores del verano de este Sur que nos contempla, suelen
afectar al cerebro porque no es natural tanto cambio del frío del aire
acondicionado a los 40º a la sombra. Y con esos cambios y las propias
circunstancias del cotidiano quehacer, no es de extrañar que a personas como
Manolo les de por pensar mal de su propio compañero de trabajo, que por cierto
es el que más cerca tiene en esos momentos. Todo se puede complicar un poco más
de lo calculado y al final pasa... lo que tiene que pasar. Collage de verano afronta esa situación. La ventana está abierta
para descubrirla en el libro de relatos Una parada obligatoria. Anímate a asomarte a ella.
Te sobra gracia y amenidad en el decir, amigo. Estupenda invitación.
ResponderEliminarAbrazos
Muchas gracias, tocayo. Hay que echarle un poco de sal a la vida, de lo contrario es muy sosa. Un abrazo
ResponderEliminar