Dentro de este trepidante mundo donde nos movemos, a veces
no nos damos cuenta que tenemos junto a nosotros a otros seres que sin tener
nuestro mismo sistema de comunicación, tienen otro, que a poco que nos
esforcemos, podemos llegar a entenderlo.
Lorenzo Vázquez fue un joven naturalista que desde la
humildad de la pequeña población donde vivía, fue capaz de llegar tan lejos que
llegó a sentirse como el más feliz de los habitantes de la Tierra. Y todo
porque en su camino se cruzó Pardal, un intrépido gorrión, con un punto de mira
algo más alto que el de sus congéneres, que no le importó vencer algunas trabas
por tal de demostrar que es posible la convivencia, aún en situaciones
comprometidas.
Lorenzo Vázquez —Loren—, entendió e hizo ver que esos
minúsculos alados que a diario tenemos a nuestro alrededor, resulta que son
seres vivos, a los que hay que darle su sitio en la Naturaleza, a los que es
una delicia contemplar, querer y disfrutar de ellos, dejando a un lado la
materialidad del ser humano, que tan sólo ve en estos seres la forma de poder
explotarlos.
A Loren le gustaría que cuando el lector llegase a las
últimas páginas de sus escritos, éste hubiese ganado tanto en sensibilidad y
sentido común, que cambiase de actitud respecto a las aves, que se animasen a
su estudio y tal vez a preguntarse si de verdad son tantas las diferencias que
no separan de ellas.
Ellos no lo sabían, pero en sus cerebros, había un punto de
encuentro como para que más tarde o temprano, terminasen compartiendo su
tiempo. El muchacho era consciente de que:
-
La mejor forma de acercarse a las aves era a través de
su conocimiento, por eso quería ser ornitólogo, porque teniéndolas cerca las
podía estudiar mejor.
-
Sabe por otras personas lo difícil que es sacar
adelante a un gorrión y se enfrenta al reto de hacerlo.
-
Piensa que puede llegar a comunicarse con las aves,
igual que con otros animales más cercanos al hombre y el gorrión es de las aves
más cercanas al hombre.
Y el pequeño gorrión:
- Llevaba en sus genes
el conocimiento de que cerca del hombre hay comida (uno de sus tres principios
básicos), pero también hay peligro.
- Quiere romper
barreras y demostrar a sus congéneres e integrantes de otras familias de su
hábitat, que se puede vivir con el hombre o al menos con algunos hombres.
- De esta manera se
puede romper la distancia que separa ambas especies y el cotidiano vivir de las
aves sería más placentero, al tener un peligro menos.
Pero ¿será cierto que las aves se parecen a los humanos?
Nada mejor que meterse dentro de una confortable taza donde
tiene lugar la rotura del cascarón, o ver lo cuesta llevar comida para una
prole, sorteando miles de peligros. Porque a veces no somos conscientes de que
las aves, nacen, crecen, se reproducen y mueren; tienen vida social y familiar
e incluso tienen problemas de vivienda por múltiples causas: deforestación,
destrucción de hábitas, ruidos, presencia de depredadores naturales.
No obstante existe una distancia entre el pensamiento humano
y el sentir de las aves, así como una distancia entre el comportamiento humano
y el comportamiento de las aves, que se refleja sobre todo en los distintos
conflictos, a lo que unos y otros, se
tienen que enfrentar. Loren, para defender sus ideas tiene que enfrentarse a
personas muy próximas a él, si bien es cierto que hay otras que lo apoyan y
Pardal, además de superar ese contacto tan directo con el hombre, vive casi
como propios los distintos conflictos en los que se ven inmiscuidos otros
emplumados que se mueven por un entorno cercano.
Por entre las páginas de este libro iremos abriendo y
cerrando puertas con nombres propios:
-
Valleslargos, pequeña población en la que Loren tiene
ocasión de convivir tanto con los humanos, como con las aves.
-
La Cerca, espacio original de Pardal y donde otra
especie, la de los alcaudones, se mueve y nos cuenta como es su mundo.
-
Huerto Guerrerillo, o lo que es lo mismo, lugar de
encuentro entre dos especies de distintas familias, a los que la vida les tiene
reservada una singular peripecia.
-
Barranco Hondo, donde se mueve un grupo contrario a la
integración del pájaro y el hombre, liderado por un reaccionario jilguero que
pasa por ser un prófugo de las páginas de la propia obra de Loren.
-
El Pantano, donde la convivencia no es lo que debería
ser para la buena marcha de la comunidad aviar y que obliga a Pardal a
intervenir.
-
Los cielos, porque si para algo surgieron las plumas —entre
otras cosas—, era para poder confundirse con las nubes.
Seis espacios, por los que tanto Loren como Pardal se mueven
con total soltura y en los que tienen amigos comunes con muchas historias que
contar y donde la distancia entre la vida y la muerte es tan corta, que a veces
basta una pequeño descuido para cruzar la frontera entre la una y la otra.
Hola Arruillo!! Que suerte tiene Loren con la decisión tomada. El libro parece muy interesante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Conchi. Gracias por la visita. El libro solo está en internet, en el portal de Publicatuslibros.com, aunque da algunos fallos. La esntrada es un pequeño homenaje a esas aves que nos son tan familiares, y que están comenzando a tener problemas de población, por increible que parezca. Un abrazo.
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