martes, 29 de mayo de 2012

Seguimos de crisis


299 Pasó la Feria del libro y llegó el Rocío, ¿me lo dices a mí, Alba?, claro, has de saber que este año no he pisado las arenas, ¿la crisis?, y el trabajo Alba, parece mentira como nos están apretando, que si los recortes, que si las horas, no te quejes Gon, que somos privilegiados, ¡ya!, y además cualquiera le dice nada a D. José, el que manda, manda Gon, nosotros a lo nuestro, ya te lo he dicho, ¿cómo llevas lo del tambor?, Grass me está sorprendiendo gratamente, me alegro, ¿y a ti como te va con los minerales?, Primo Levi está sembrado con esa narración, ¿y la tarea de los relatos cómo te va, Gon?, hay estoy más enrollado que todas las cosas, ¿y las respuestas de nuestras amistades qué te parece?, la verdad es que levantan el ánimo bastante, Alba, ¿y la tertulia?, funciona de maravilla, ¡¡entonces de qué te quejas, mamarracho!!, vale, vale, Alba, tampoco es para ponerse así, tan sólo era un intercambio de opiniones, concéntrate en la tarea que tenemos encomendada y olvídate de todo lo demás, bueno vale, déjame que salude a Trini, que me parece verla por ahí, ahora iremos a charlar con ella, hay que buscar también a Vero y a María que las he visto por los pasillos, como tú digas Alba, desde luego te pones con unos humos que vaya tela, es que me sacas de mis casillas, ¿entonces de Gibraltar no vamos a decir nada?, ¿y qué tenemos nosotros qué decir, es que vamos a dejar el ordenador por las artes de pesca?, nunca se sabe Alba, anda vámonos ya antes que me sulfure de nuevo.

martes, 22 de mayo de 2012

Una parada obligatoria (y 6)


298 Oye Gon, si ves a Verónica, Trini o María diles de parte de D. José que no dejen de visitar “Al otro lado del espejo”, ¿y por qué no se lo dices tú?, es que tengo prisa, eso y cuelgo también el final del relato eterno, no me puedo entretener Gon, ¡joder, con las prisas!, adios..

UNA PARADA OBLIGATORIA ( y 6)
.../...Viene de Una parada obligatoria (5)
Se ve el mar, se ven las salinas
A Cádiz, 1 kilómetro.
Alejandra y Matías se habían vuelto del día de campo porque en la sierra el tiempo estaba infernal, por lo que el jefe de expedición, en un momento dado decidió que lo mejor era no seguir con la ruta y regresar. Cuando llegaron al portal de la casa de Alejandra, ésta tuvo un presentimiento y llamó a su hijo:
—¿Augusto? ¿Estás en casa?
Augusto estaba en casa, pero no estaba solo. Al parecer gozaba de grata compañía, por lo que le pidió a su madre que le diese un pequeño espacio de tiempo para poner un poco de orden. A regañadientes y por insistencia de Matías, decidieron hacerle caso al muchacho y se metieron en una cafetería próxima sin saber muy bien que estaban haciendo. Apenas le habían dado un par de sorbos a la taza de café, cuando vieron caminar a paso ligero, bajo el mismo paraguas, y por la acera de enfrente, a dos personas que nunca hubiesen podido imaginar verlas tan juntas: Augusto y Nieves. Se miraron los dos, quedaron mudos un instante y casi por acto reflejo buscaron los móviles y marcaron los números de sus hijos. Más tarde subieron al piso de Alejandra y prepararon una tila, sin reparar en las condiciones en que se hallaba la casa, ni el olor a tabaco, ni las manchas del suelo, ni nada de nada.
—Y ahora ¿qué hacemos Matías?
—Yo que sé...De momento irme a mi casa y hablar con mi hija, no quiero pensar ni decir nada hasta que hable con ella.
—Yo a éste lo cuelgo.
—Bueno, tranquilízate porque no sabemos nada, solo imaginamos. Espera a que venga y hablar con él.
—¿Qué hable con él?
—Si, habla con él, yo me voy a ir, que al final vamos a coger una pulmonía. Ya hace tiempo que nos teníamos que haber dado una ducha y aún...
—Si quieres...
—No, no quiero, prefiero llegar a mi casa cuanto antes y ponerme al día de todo. Ya hablaremos. Adiós.
Final de trayecto
Ni Alejandra pudo con la presión de ver a un Matías demasiado preocupado por su hija pequeña, ni Matías fue capaz de liquidar de forma definitiva su proyecto de familia. En lugar de ser la amante quien ocupase las cuatro paredes de su nuevo hogar, fue la madre de sus hijas quien se instaló en el piso, al ver como Silvia mejoraba anímicamente en la misma proporción en que sus padres frecuentaban sus visitas. Alejandra se escudó en sus amigas para tratar de encontrar una explicación lógica a todo lo ocurrido, pero ni una ni otra fueron capaces de contestar el tremendo golpe que le tenía reservado el destino. Por su parte Augusto y Nieves siguieron con su relación porque sus padres poco podían hacer por muchas connotaciones que tuviese esa inesperada atracción entre los jóvenes. Ellos – Alejandra y Matías – no habían sido capaces de ver lo que de forma tan sencilla estaban llevando a cabo sus hijos. ¿Era el final de un trayecto o tal vez simplemente se había tratado de una parada obligatoria?
 

martes, 15 de mayo de 2012

Feria del libro


297 Parece que la cosa va bien en Palabra y en Megustaescribir, ya lo creo Alba, no paro de leer y escribir, pues anda que yo, no he terminado todavía de asimilar “El maestro y la Margarita” cuando ya me ha endosado el jefe otro paquete, ¿cuál?, a Javier Marías, ¡socorro!, ¿no te gusta?, no es eso, es que no se de donde vamos a sacar tiempo, dime Gon ¿a ti qué te ha parecido el evangelio de Saramago?, ¡ah!, me ha encantado, pues ¿tú sabes que en el libro que te he mencionado también se trata de la vida de Jesús?, ¡qué casualidad!, tanta –asómbrate Gon- que hemos coincidido hasta en el número de páginas: 514, bueno, bueno, menos mal que no soy supersticioso Alba, y encima la Feria del Libro, de eso no me hables, Gon, porque tengo un come-come, ¿por qué?, porque me gustaría estar en muchos actos, pero como D. José es un agonía se me van la horas por terminar los trabajos pendientes, ah, yo pienso asistir todos los días, me alegro, ya me contarás, antes que se me olvide, Gon, por aquí estuvieron Vero, Trini y Belkis, lo se, me encontré con Vero por los pasillos, entonces estás al día, lo procuro Alba, aunque a veces no se como llego, en fin apúrate el café que el teclado nos está esperando, ya voy, ¡y cuida tu aspecto!, ¿es que vamos a salir en la tele?, ya quisieras tú, ¡anda, vete a tu sitio!

martes, 8 de mayo de 2012

Una parada obligatoria (5)


296 Me ha dicho D. José que estuvo con Trini, ¿qué me dices, Alba?, lo que oyes, en un recital, ¿y no nos invitó?, ya sabes como es, un agarrao, un estrecho, un…¡para, para!, se lo pienso contar a Vero, como quieras, pero ahora cálmate un poco y dame la siguiente entrega…

UNA PARADA OBLIGATORIA (5)
.../...Viene de Una parada obligatoria (4)
Ya huele a mar
A Huelva 10 kms.
—Matías, yo no estoy segura de lo que quiero, y ni siquiera si hago bien manteniendo esta relación – decía Alejandra.
—¡Que no haces bien! ¿Qué dudas tienes? Acaso no me quieres, porque hace sólo tres días que me prometías amor eterno – contestaba Matías.
—Sí, ya lo sé pero nunca te he dado seguridad al cien por cien de que esto fuera a salir bien, yo me conozco, me dejo llevar, pero luego cuando estoy sola me entran unos miedos que me hacen pensar en otras cosas.
—¿Qué cosas?
—Yo que sé, a lo mejor son tonterías, pero es que...
—¿Qué?
—Mira, por mi cabeza no pasa que yo vaya a volver con mi marido. pero a veces me entran dudas con respecto a ti.
—¿Por qué? ¿Qué pruebas te he dado yo?
—Ninguna, son figuraciones mías, pero están tus hijas, sobre todo Silvia que a pesar del tiempo que llevamos juntos, no puede dejar de pensar en su madre y en algún momento puedes pensar que sería mejor deshacer el camino y...
—Y nada. Aquello acabó, te lo juro, yo no siento nada por la madre de mis hijas, al contrario más bien preferiría ni hablar de ella.
—Ves. Esa es una prueba de que te duele la herida.
—¿Qué herida? Ya te he dicho un montón de veces que eres tú quien me interesa; me preocupan mis hijas, claro, pero me siento con fuerzas suficientes para seguir adelante con ellas y mantenerme a tu lado. ¿Por qué piensas esas cosas? Igual podría pensar yo de Augusto.
—No es lo mismo, mi hijo es muy madrero y necesita menos a su padre, además ya no es un niño, y entiende mejor la vida que Silvia. Yo he hablado con él de nosotros y no le importa para nada nuestra relación.
—Ves... pasa de nosotros.
—Sí, pero se alegra en el fondo de que su madre esté con alguien. Además yo si que no volvería con mi marido ni muerta.
—No mientes ruina.
—Está bien, puede que sea una nube pasajera, a lo mejor es cosa del tiempo. No me eches demasiada cuenta. El viernes te puedes quedar aquí si quieres, Augusto no vendrá porque tiene que trabajar y luego se irá con el padre, así que te podrías quedar a dormir.
—Haré todo lo posible. Por cierto ¿tú le has dado el teléfono de Nieves a tu hijo?
—¡Yo no! ¿Por qué lo dices?
—Es que me extrañó una conversación en la que lo sorprendí el otro día, sin que ninguno de los dos se apercibiesen.
—¿Y qué quieres decir con eso?
—¡No, nada! Tampoco tiene importancia...Cambiemos de tema, ¿qué tal te va por el trabajo?
—¿El trabajo? De eso más vale que ni hablemos, no veas el último fichaje que hemos hecho...
 A Córdoba, 5 kilómetros
—Augusto, te he dicho que no  me llames en horas de oficina, yo no puedo... ¿qué quieres? ¿Dinero? ¡Ni hablar Augusto! Todavía no has liquidado conmigo el último préstamo que te... ¡Importante! Claro para ti...siempre te traes algo importante entre manos. Pero ¿y tus ahorros, ya te has gastado? Perdona, ahora te llamo, tengo que atender.
Una pausa
—¡Que sí mamá! Eso es lo que me dices siempre y al final tu madre –que soy yo- como una tonta, va y te da el dinero que luego tarda un año en recuperar y además con intereses negativos. ¿Comprendes? Si la última. ¿Cuántas veces me has dicho lo mismo? Habla con tu pa... Ya me lo imaginaba... ¡Calzonazos! Augusto que me están llamando por la otra línea.
Otra pausa
—Augusto luego hablamos en casa, ¿te parece?... ¿Cómo que tiene que ser ahora? Encima que me pides dinero también con exigencias, oye, sé más previsor y piensa las cosas antes de meterte en ningún lío...que luego hablamos en casa...
Silvia se balanceaba risueña en el columpio, mientras que otros niños correteaban alrededor suya. En un banco del parque, Matías conversaba con la que fuera su mujer sobre los pormenores de las dos hijas que tuvieron en común, y fundamentalmente de la pequeña, a la que ahora tenían enfrente. Ambos coincidían en que rara vez la veían tan alegre como esa tarde. No lo manifestaban pero en sus cabezas rondaba la misma idea: ¿habrían hecho bien en separarse? ¿Eran más felices con la nueva vida que cada uno de ellos había iniciado? ¿Cómo lo estarían pasando sus hijas? Nieves era toda una mujer y según todos los indicios, hasta con novio, pero la pequeña Silvia seguía siendo una niña a la que le estaba sentando muy mal que sus padres no estuviesen juntos. Tal vez habría que replantearse algunas situaciones. Ha pasado mucho tiempo, y ahora es el momento de saber si el paso que tanto trabajo costó dar en su día es el correcto o puede olvidarse de todo y volver a ser la familia que fueron. Mientras hablaban de cómo les iba a cada uno por separado, pensaban y pensaban como les podría ir si volviesen a estar juntos, si fuesen capaces, si tuviesen el valor suficiente. Pero, ¿quién daría el primer paso? ¿Sería esto bueno para sus hijas o acabarían volviéndolas locas con tanto cambio? No puede ser, las cosas son como son y no es bueno mirar tanto para atrás, ahora cada cual se defiende por separado y Silvia a pesar de todo ahí está, cada día más linda. Además los niños lo asimilan todo, son maleables, tienen una inteligencia más desarrollada de lo que a veces pensamos. Mejor será dejar las cosas como están, y no meterse ahora en una vuelta atrás que quien sabe que consecuencias traerá para todos. Nieves es un encanto y hay que dejarla que haga su vida, y la pequeña crecerá y cuando menos lo pensemos tendrá otros intereses y no le importará que sus padres estén separados o juntos. La vida hay que tomarla como viene, y no por eso se acaba el mundo ni hay que volverse loco. ¿Cuánta gente hay separada que viven tan felices?
.../...Continúa en Una parada obligatoria (y 6)

miércoles, 2 de mayo de 2012

Día del trabajo


295 Pasó la Feria Gon, menos mal que he tenido un puente para recuperarme Alba, ¿y a ti cómo te ha ido?, como dice nuestra amiga Trini, he tenido los días feriados, ¡ah!, eso no está mal, digamos que la feria se lleva por dentro, eso es, ¿y Vero?, ¿qué pasa con ella?, ¿qué cómo está?, contenta por lo que lee y relee de tu relato, bueno, vale, hablemos ahora de otras cosas Gon, ¿de las expropiaciones sudamericanas?, no te metas en berenjenales Gon, yo quiero hablarte de Palabra, creo que el jefe está muy contento con la experiencia, así es Gon, tanto es así que nos piensa meter de lleno a colaborar, ¿a nosotros?, pues claro, no tan claro Alba, que esto es un no parar, así es la vida, y es más por Megustaescribir también estamos de enhorabuena, ¡no me digas! ¿qué pasa allí?, se ha creado un taller y qué crees que va a ocurrir, me lo estoy viendo venir, que el jefe pretende que nos impliquemos, menos mal que estuve de puente, y hay más Gon, ¿qué piensas, acabar conmigo hoy?, eso se lo cuentas a él, ahora escucha: la amiga María nos va a colgar una colaboración en su página, será tuya, pues si es mía, le mandé un poema, ¡vale, vale!, y mañana tertulia, ¡vale, vale!, y pasado otra entrega de tu relato, ¡vale, vale!, y hay que seguir con el proyecto sobre…¡ya estááá!...¿qué te pasa Gon?, que las próximas fiestas sean las que sean, mejor me quedo yo, ¿para qué?, para evitar que D. José nos expropie también la fiesta del trabajo, como eres, mejor me callo.