jueves, 31 de diciembre de 2015

Mis compañeros de viaje


Casi al mismo tiempo que preparo las uvas, quiero hacer balance sobre los libros con los que me he tenido algún tipo de relación en este 2015, que se nos va.
Por nuestra Tertulia de la Casa de las Sirenas, pasaron Requiem por un campesino español de Ramón J. Sender, Niebla de Miguel de Unamuno, La peste de Albert Camus y Diario de un emigrante de Miguel Delibes. Cada uno de ellos dejó una huella que será difícil que olvidemos, a pesar de que el disco duro lo tenemos ya con necesidad de más gigas —si eso fuese posible. En una edición especial estuvieron los poemarios Las pequeñas esencia de Verónica Calvo, El hombre que te habita de Antonia María Carrascal, Kirieleison de Rafael Indi y Signos de luz de Onofre Rojano. Al amparo de esta tertulia, presentamos el libro de relatos Maneras de desandar el tiempo, de autoría colectiva en la que participa el grupo Punto y seguido. Y por último el libro de relatos Una parada obligatoria del que soy autor.
Siguiendo con las tertulias, en la que participo auspiciada por la Casa del Libro, tuve ocasión de conocer a nuevos autores norteamericanos y degustar de su escritura. Fueron los casos de El final de la historia de Lydia Davis, La luz que no puedes ver de Antony Doer, El vino de la juventud de John Fante, Rock Springs de Richard Ford, Infinito: La historia de un momento de Gabriel Josipovici, Gracias por le compañía de Lorrie Moore y El impostor de Javier Cercas. Ni que decir tiene que amén de la lectura, luego venía el debate y ahí si que el asunto se pone interesante porque tiene uno la oportunidad de contrastar lo asimilado con lo han entendido los demás.
En el ámbito doméstico y encuadrado dentro de ese proyecto en el que ando trabajando —Mis buenas o malas ideas porque, según Delibes, nadie es capaz de señalar la parte del cerebro donde se generan las buenas ideas—, he leído o releído: Cuentos completos de Ignacio Aldecoa, Los papeles del agua de Antonio Gala, El amante bilingüe de  Juan Marsé, Todo ese fuego de Ángeles Caso, Plenilunio de  Muñoz Molina, Las olvidadas de Ángeles Caso, Pactos y señales de JJBenitez, Nuevas andanzas y desventuras del Lazarillo de Tormes de Camilo José Cela, Memorias, entendimientos y voluntades de Camilo José Cela, Mazurca para dos muertos de Camilo José Cela, Café de artistas y otros papeles volanderos de  Camilo José Cela, Cela, mi padre de Camilo J. Cela Conde,
La trilogía de la niebla de Carlos Ruíz Zafón,  El mercenario de Granada de Juan Eslava Galán y La Eva futura de Lucía Etxebarria.
Por inclinaciones poéticas y, al margen de lo leído en Internet, he tenido en mis manos los siguientes títulos: Esencias de Francisco Muñoz Soler, Aún la lumbre de María José Collado, Poesía urbana de Luis García Montero y Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda. Para disfrutar en según qué momento.
He leído con atención, por tratarse de un regalo, Wicked, Memorias de una bruja mala de Gregory Maguire. Me situó en otra dimensión
Cierro este desfile libresco con dos títulos de uno de mis autores de cabecera: Horacio Quiroga. Releí Anaconda y me encontré por primera vez con Los desterrados y otros textos, una edición de Jorge Laforgue. Todo lo que diga es poco y desde luego merece un capítulo aparte, que algún día llegará.
Así que, volvamos a las uvas, ojo con atragantarse y ¡chin, chin! Va por todos ustedes.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Encuentro


Ante un hombre de piel negra, dos policías uniformados se detienen. Gorriones, palomas y tórtolas cesan en su incansable actividad, hasta un niño deja de botar el balón. El hombre mete la mano en su bolsillo, extrae un mechero y prende el cigarrillo de uno de los policías.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Wicked



WICKED Memorias de una bruja mala
Planeta Bookket 2013
575 páginas

Dice la portada que estamos ante un libro de referencia de la fantasía para adultos. Dicho así parece que nos vamos a encontrar con un texto pornográfico o algo por el estilo. La realidad es otra: se trata más bien de entrar en una nebulosa en la que hay que irse adaptando a las reglas del juego literario que nos presenta el autor. No estoy acostumbrado a este tipo de lecturas, así que he debido de esforzarme algo más de lo normal, aunque en todo momento me he ido imaginando que lo contado podría muy bien trasladarse a nuestro mundo y situarlo en algún rincón del orbe civilizado. Una utilización de lenguaje metafórico para que caigamos en la cuenta de lo fantasmas que somos los humanos de carne y hueso.  El libro comienza con la exposición de un mapa de nombres desconocidos, que nos hace pensar que estamos ante una novela juvenil o una saga similar a Harry Potter, pero conforme pasan las páginas y nos centramos en el fondo de lo tratado, comprobamos por donde iba la advertencia de la portada.
El primer apartado responde al nombre de Los Munchkins, que no es ni más ni menos que la tierra donde nace la protagonista, Elphaba, hija de un clérigo que predicaba la doctrina del Dios Innominado. El asunto comienza a ponerse interesante desde el punto y hora en que la piel de la niña es de color verde y tiene unos dientes capaces de devorar a quién se ponga por delante.
El segundo apartado se llama Gillikin y en él se relata la transformación de Elphaba de niña a joven puesto que entra en una residencia estudiantil y allí conoce a la gente que habrían de acompañarle hasta el final de la obra. Además de sus amistades y sus cuidadoras se halla la señora Morrible, directora de la institución, que con el paso del tiempo se convertiría en un enemigo a combatir. Salen a relucir animales y Animales, clara alusión a la diferencia de clases, ya que estos últimos están humanizados y conviven con el resto de los mortales. Una Cabra, el doctor Dillamond habría de ser la luz y guía de la formación de la muchacha y gracias a su aprendizaje llegaría a convertirse en la Bruja del Oeste.
En el tercer apartado La ciudad esmeralda se produce un acercamiento más intenso a las relaciones humanas, puesto que la muchacha verde, convertida en una luchadora por la liberación del opresor Mago, se reencuentra con Fiyero, antiguo compañero de estudios y heredero de un basto territorio,Winkus, al que gobernada junto a su esposa Sarima. Se convierten en amantes hasta que Fiyero muere como consecuencia de la actividad clandestina de Elphaba.
En el apartado cuarto En el Vinkus, la protagonista llega hasta las mismas puertas de la ciudadela de Kiamo Ko junto a Liir, un niño al que tardará en reconocer como su propio hijo. Comienza a ser reconocida como bruja e incluso posee una escoba con la que se dará algún que otro paseito. Con el paso del tiempo es ella la que se hace cargo del gobierno, aunque mantiene es su cabeza la idea de liquidar a la señora Morrible, mano derecha del Mago.
En el último de los apartados, El asesinato y lo que vino después  muere Nessaroe, hermana de la protagonista y heredera del País de los Munchkins. Elphaba es recibida en audiencia por Su Alteza el Mago Emperador de Oz y ahí cobra otra dimensión su participación en el devenir de todo el Imperio. Así que no es cosa de abundar en detalles y hasta aquí llegan los preámbulos.
La obra ha inspirado el musical Wicked, un auténtico fenómeno en Londres, Nueva York, Chicago y Los Ángeles, así que léanla, si les apetece, y comenten, comenten.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Libros


La clase trabajadora siempre agradece la llegada de estos puentes, de ingeniería comercial, para darle un descanso a la monotonía y poner la cabeza en otro sitio, aunque no salgamos de las cuatro paredes en las que tenemos fijada nuestra residencia. La confianza de los inventores del sistema es que la gente se mueva, que se muevan los vehículos y que el dinero fluya de un bolsillo a otro, pero la realidad es que cada cual hace lo que buenamente puede. A lo que iba: Aprovechando el puente y siendo como soy ratón de biblioteca pública más que visitador de librerías, me he remangado y removido libros y más libros. Desde hace algún tiempo, amigos y conocidos les ha dado por deshacerse del libro-papel y, mire usted por dónde, me han dado en el icono de mis deseos.


 Nunca tuve a mi alcance una biblioteca personal, más allá que unos cuantos libros adquiridos aquí y allá, alguna colección, a pagar en cómodos plazos y los propios de los estudios realizados. Por eso cuando me empezaron a llegar ofertas de cuidador de libros ajenos, no me lo pensé. Compré unas cuantas estanterías de autoinstalación, acondicioné el espacio necesario, abrí un archivo excell y en un tiempo prudencial me he visto con una colección de más de mil seiscientos libros, de los que ya me gustaría disponer del tiempo necesario para leer al menos la mitad de ellos. Pero en fin, el objetivo está logrado: allí están ellos, tan formalitos, catalogados y en perfecta alineación para quien guste hacer uso del contenido de sus páginas.

 Hay de todo, ya digo que han llegado a mí porque estorbaban y porque el impulso de Internet es como un ciclón que lo tiene que coger a uno con las ideas muy claras.
Siguiendo el Sistema de clasificación decimal Dewey, es el apartado 800, el correspondiente a la Literatura y retórica quien se lleva la palma y, como es lógico —viviendo donde vivo— la Literatura de autores españoles y norteamericanos caminan a la par y dentro de ellos es la novelística quien me ha aportado mayor número de volúmenes. La literatura de autores de origen británico, germánico, francés, italiano, portugués, latino, indoeuropeo, afroasiático, urálico y helénico también han buscado su hueco. Y lo han encontrado a costa de mis horas de ocio.
En el apartado 900, correspondiente a la Geografía e Historia, incluyo la biografía de varios personajes de la vida política, literaria, social, científica y de alguna otra rama más difícil de encuadrar. Los libros de viajes, geografía pura y dura de todos los continentes, así como textos históricos tanto del mundo antiguo como de la historia general de cualquier continente, en especial de Europa.

 
En el 500 se encuadran las Ciencias Naturales y matemáticas y ahí, para un amante de la Naturaleza como yo, no podían faltar ejemplares de Ecología, de Biologia, de plantas, de animales, de Astronomía y en menor proporción los propios de matemáticas, física y química.

 
En el 300 predominan los libros de Educación en cualquiera de sus manifestaciones, en el 200, los de Religión, basados en la religión cristiana y en la Biblia. En el 600, correspondiente a las Ciencias aplicadas, se encuentra la Medicina con el apartado de Promoción de la salud como destacado y la Economía doméstica, como dato curioso. En el 100 los de Filosofía y Psicología, en el 400 los de Lengua y termina el ciclo con el 000, reservado a las generalidades, que sin llegar a poseer ningún ejemplar incunable, si que aparece catalogado algún libro notable bien sea por su encuadernación o por sus ilustraciones.
No sé si acabaré como Alonso Quijano, pero por el momento, lo estoy disfrutando.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Cumbres borrascosas



París sigue estando en la cresta de la ola. Lo de esta semana nada, o casi, tiene que ver con los lamentables acontecimientos de la pasada, aunque el cambio del clima si que tiene que ver con los malos hábitos de la especie humana. La Tierra es poderosa y estará por encima de nosotros nos pongamos como nos pongamos, pero aunque solo sea por un requerimiento moral debemos conservar lo bueno que nos ofrece  —léase bosques, agua limpias, capa de ozono y algún que otro etcétera— para que nuestros descendientes tengan un resquicio donde desarrollar su vida. No espero milagros, no confío en las cumbres, pero hay que llevarlas a cabo, aunque sea nada más que para que salgan a relucir lo que dicen los científicos y las ongs que de verdad se preocupan por este asunto más allá del mercantilismo puro y duro.
La verdad es que es una situación ardua y compleja, así que para no desmerecer y continuar con un atisbo de esperanza me satisface comentar que hace poco estuve con un grupo de visitantes recorriendo Cortegana y sus alrededores. El motivo era visionar la película Loreak de Jon Garaño y José Mari Goenaga, que representará a España en Hollywood. El pueblo, que conozco desde hace mucho, nos recibió con un día frío donde los haya, aunque el agasajo fue genial, desde la visita a la última fábrica de tapones de corcho que queda en los alrededores, pasando por conocer los secretos del castillo —aquí me acordé de mi amiga Conchi, que tanto gusta de ofrecer a los internautas este tipo de lugares—, entrando en el restaurante Brasería Cine Martín, lugar emblemático dónde los haya puesto que ha aprovechado lo que fue una sala de cine, pequeña en dimensiones, para reconvertirla en un restaurante lleno de detalles cinematográficos, con lo cual para los amantes del séptimo arte es todo un detalle. La Academia del Cine español ha elegido este filme para competir como candidata española en la LXXXVIII edición de los Premios Oscar en la categoría de Mejor Película de Habla no inglesa y convertirse así en el primer filme en euskera que representará a España en los Oscar. Después de haber sido también el primer filme en lengua vasca que competía al premio de mejor película en los Goya.


Siguiendo con el mismo tema, quiero hacer mención al programa de La2 de Tve  Historia de nuestro cine, puesto que nos está permitiendo visionar, de forma cómoda, una serie de películas que han pasado como de puntillas por la televisión por aquello de la fuerza del imperioso cine norteamericano, por la censura, por intereses políticos, por intereses comerciales y vaya usted a saber por cuantos más, siempre en perjuicio del espectador. A mi entender, todo un acierto que se nos permita conocer el verdadero valor de nuestro cine.

Sobre libros quiero hablar de tres títulos: Niebla de Miguel de Unamuno, Wicked de Gregory Maguire y Todo ese fuego de Ángeles Caso. El primero de ellos porque ha servido de motivo de encuentro en nuestra tertulia de la Casa de las Sirenas. Hemos descubierto la complejidad de una novela dentro de su aparente sencillez.


Lo innovador de su autor para enfrentarse a los vericuetos del amor y de la muerte. Y en los dos siguientes por la coincidencia —me resisto a pensar en otras causas— del arranque de ambos libros aunque nada tengan que ver el uno con el otro: un pastor religioso, con familia a su cargo, que pierde a su mujer y en la que destaca una hija. Madre mía, madre mía.

 Luego, la trama de uno (Wicked) es pura fantasía y la del otro es una biografía novelada (las hermanas Brönte), pero hubo un momento que se me erizaron los pelos. Prometo seguir hablando de estos libros.
Termino con mi emocionado recuerdo del Saint Denis que conocí en el verano de 2007 y pensando en la boina que se ha cernido sobre la capital de España, formulo un deseo: hagan las cosas como es menester, señores de negro, y dejen que sigamos respirando un aire limpio en el sentido más amplio de la palabra.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Te confieso



Te confieso que he pecado
contra el décimo mandamiento,
derramé todos mis besos en el brocal
ardiente de tu cintura
-pómulos de carnaval-
dejaste corretear mis dedos
por el entresijo de tu piel de nácar,
se me durmió la lengua
escalando a pulmón libre la
nívea geografía, oasis de mis sentidos
y sentí posarse
una mariposa iphiclides libando despreocupada.
El interior de mi cuerpo
era volcán, lava, fuego.
Ni triste uniforme de invierno
ni aroma de recatados vaqueros,
piel con piel,
febril lucha grecorromana
batalla henchida de labios
rebosantes de salina.
Nunca fue mi mano tan diestra.
Abejarucos en vuelo
buscan donde cobijarse.
su voz, me resulta conocida.
Si debo pagar estoy dispuesto,
mi caballo enjaezado.
Mándame cerca del mar,
allí donde las dunas me recuerdan
tu figura.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Y mientras tanto

 En esta semana, en la que se sigue hablando sobre los acontecimientos de París, me convenzo a mi mismo de que estamos inmersos en una tercera guerra mundial de consecuencias imprevisibles. Y ante estas circunstancias ¿qué tiene uno qué hacer? ¿cómo centrarse en mandar el twit diario sobre algo que no tenga nada que ver con el terrorismo yihadista y la forma de combatirlo? Cuesta lo suyo. Me sumo a la repulsa a la violencia, ignoro cuál será el mejor camino a seguir, pero quiero centrarme en lo que más reconforta a mi espíritu que desde luego está muy lejos del uso de la fuerza para resolver los conflictos, aunque sean de este calibre. Y a ello contribuye la literatura. Dos libros han entretenido mi tiempo en los últimos días:

El vino de la juventud de John Fante y El amante bilingüe de Juan Marsé. En el primero de ellos he encontrado una forma muy sugestiva de relatar puesto que lo que parece un libro de relatos es en realidad una novela, narrada en primera persona por un niño de catorce años que vive en Colorado en los años cuarenta en el seno de una familia humilde. Lo que más me llama la atención es la manera de presentar los hechos basados en la acción y a partir de ahí el lector que ponga el resto. Realismo sucio, dicen algunos.


El libro de Marsé abunda en su manera de presentarnos la Barcelona de la posguerra, la relación de un hombre sin grandes recursos y una dama de la alta burguesía. Una singular novela corta, ingeniosa dónde las haya, que incide en las miserias de la vida que a pesar del paso de tiempo, aún persisten.
Como decía el principio, esto de leer relaja. Entre otros espacios suelo hacerlo mientras espero la llegada del autobús y es muy raro hallarme con alguien que lo haga, el personal se apunta más al fenómeno whatsapp. Ni siquiera el libro electrónico parece tener cabida.
          
 Y en medio de estas me llega, por fin, la voz del cantaor Arcángel que en su directo me acaba de convencer de que el arte, cuando es puro, puede permanecer por encima de todo. Desde aquella aparición suya en el Festival de Flamenco Joven de Paymogo, no he dejado de seguir sus pasos y ha terminado por cautivarme. Debilidades.
Se me graba en la mente una frase que leo en la prensa de la pluma de Arcadi Espada: Cómo conseguir hacer de un hombre una bomba. No depende de la ingesta de un barbitúrico, estoy convencido. Es el producto de años y años de enfrentamientos, de generaciones perdidas sin que se deje de tensar la cuerda Oriente-Occidente, y de que las religiones sean las protagonistas por encima de las personas. Ahora es el Estado Islámico. Antes eran las armas de destrucción masiva o las travesuras del malísimo  Bin Laden. Mahi Binebine dice en su artículo Tristeza e impotencia —El Mundo, martes 17 de Noviembre de 2015—: “Nada justifica la muerte de inocentes ni en Madrid, ni en Tel Aviv ni en Gaza”. Recomiendo su atenta lectura porque creo que resume en pocas palabras lo que estamos viviendo hoy y cuales pueden ser su orígenes.
                                                                                      

 En el Festival de Cine de Sevilla, asisto a la proyección de la película La vida en llamas. Todo el tiempo estoy pensando en el libro Cuando los bosques mueren. Nunca pude estar más identificado con la cercanía que el director da a los protagonistas. Y desde luego si somos capaces de abstraernos y concentrarnos en ella, el mensaje tiene que dejar huella.
Y ahora vuelvo al twit diario. No me reconforta mucho, pero al menos me he desahogado.

lunes, 2 de noviembre de 2015

La tertulia de los lunes



La semana pasada tuvimos en nuestra tertulia la gran fortuna de rodearnos de poesía. Ello fue posible porque se sentaron en la misma mesa: Verónica Calvo


 que nos llegó de la mano de 2DeLetras, Antonia María Carrascal, Onofre Rojano y Rafael Indi. Todos ellos leyeron algunos de sus poemas, al tiempo que nos desgranaron la esencia entre lo que se escribe y lo que se publica, el papel de las editoriales, las penurias o la fortuna del poeta de cara a la difusión de su obra. No es que nos hiciéramos la clásica pregunta de qué es poesía, pero poco le faltó, no en vano estamos en Sevilla y ya se sabe que por aquí muy cerquita, apenas un par de calles más abajo de esta Alameda de Hércules, anduvo Gustavo Adolfo Bécquer, que en pleno siglo XIX ya se la hizo.Las pequeñas esencias de Verónica son como un bálsamo para el espíritu. La edición de su libro es un lujo para la vista y la idea que ella y Manel tienen sobre el papel del escritor en relación con su editorial, ya la quisiéramos para sí más de uno.
 
Antonia María, trajo bajo su brazo su último libro El hombre que te habita, publicado en Autores premiados. Sus versos y su voz llenaron de sabor la sala que nos acoge la mayoría de los lunes en la Casa de las Sirenas. Comenzó publicando literatura juvenil, pero su paso a la poesía , además de un acierto es una gozada para los que amamos este género.


A su lado se encontraba, Onofre Rojano, miembro activo de la tertulia, al que no por conocido, deja de sorprender. Nos leyó un par de poemas escritos en unos folios, porque aún se hallan en ese periodo en el que buscan un premio que conseguir. Onofre es un maestro en esos menesteres y tarde o temprano veremos ese poemario trascrito a un libro de gruesas tapas, no me cabe ninguna duda, a pesar de cómo está el patio de las publicaciones. Su envidiable curriculo lo atestigua.



Por último habló Rafael Indi que acaba de publicar Kirieleisón en Ediciones En Huida. Costó lo suyo que nos leyera uno de sus poemas, pero al final, gracias a las nuevas tecnologías lo consiguió. Quiere abrirse paso Rafael en el mundillo. Su juventud juega a favor y sus ganas de escribir también, así que espero verle en más de una ocasión por aquí participando en nuestra tertulia.
Álex Ruíz, de la Asociación DiFusionados, participó con nosotros y esto nos sirvió para enterarnos en vivo y en directo de esas otras formas que existen de llegar el poeta al público y dar a conocer su trabajo. La unión hace la fuerza, por muy individual que resulte el acto de escribir.
Invitadas estaban: María José Collado, Trini Reina y Miuris Riva. Las eché de menos porque conozco su poesía, pero en esta ocasión no pudo ser. Es de agradecer su interés y desde aquí les advierto que estén atentas puesto que tendremos que volver a llenar esta estancia de poesía y cuento con ellas.

sábado, 17 de octubre de 2015

Maneras de desandar el tiempo



Ayer, en la Tertulia literaria Casa de las Sirenas de Sevilla, tuvo lugar un encuentro en el cual dimos a conocer el libro de relatos Maneras de desandar el tiempo. Siete autores, que venían de Málaga, nos desgranaron su idea de literatura, contándonos como sacan a la luz este tercer volumen. Ellos son Punto y Seguido. Andrea Vinci, Miguel Nuñez, Inmaculada Reina, Loli Pérez, Isabel Merino, Mauricio Ciruelos y Pedro Rojano, llevan adelante esta empresa, con una edición a la que no le falta un detalle, con unas ilustraciones dignas de elogio y unos textos muy frescos, que en esta ocasión eran monotemáticos, pero que dejan entrever al ser hemano que todos llevamos dentro, con su virtudes, sus defectos y con muchos asuntos pendientes -válgame el título de uno de sus relatos.
Alguien podría preguntarse para qué desandar el tiempo. ¿No sería mejor negarlo, esquivarlo, disuadirlo o simplemente olvidarlo? Y si aceptamos que el tiempo es limitado ¿por qué no dejarlo avanzar sin más?, ¿para qué volver a las andadas e intentar remediarlo, revivirlo, alterarlo?, ¿para qué desandar el tiempo? 


 Estas son las preguntas que ellos se hacen y a las que han tratado de dar respuesta en cada uno de sus relatos ¿o son los lectores quienes tenemos que darlas? Ahí lo dejo.
Como en estos tiempos que vivimos tenemos que buscarnos la vida para sacar adelante nuestras creaciones, tengo que aplaudir a este grupo que desde el año 2007 están empeñados en demostrarnos a todos como se pueden hacer las cosas de manera digna. La edición de este libro ya la quisieran para si muchas grandes editoriales, aficionadas desde tiempos inmemoriables a dar portazos. Y también tengo que aplaudir el nacimiento de una nueva criatura en papel vivo, que aunque no hay que renunciar a nada en los tiempos de corren, demuestra que sigue teniendo su espacio en este complicado mundillo de las ediciones por cuenta propia.


 Punto y seguido tiene su blog, así que por ahí se le puede seguir, porque, ya digo, merece la pena.



viernes, 2 de octubre de 2015

Sierra de Baza


                                                       Diciembre de 1999

Gran descubrimiento el de Cortijo Floranes en la Sierra de Baza; reúne todas las características para los que nos gusta estar en el campo sin lujos, con montañas cercanas y en compañía de buenos amigos.
Las escuelas-taller hay que pensar que dan resultados y consiguen poner en marcha instalaciones que de otra forma estarían abandonadas. Floranes es un antiguo cortijo con dependencias para estar a gusto, con mucha leña, buena chimenea y caminos cercanos desde los que emprender la aventura del día.
Desde el primer momento tuvimos como objetivo pisar la nieve por muy alta que estuviese; y desde la puerta de la casa se la veía lejana. No obstante como había un sendero bien marcado que hacía posible el acercamiento, nos pusimos en marcha en una mañana agradable para caminar. El bosque no nos abandonó en ningún momento y la primera etapa concluyó a los pies de un arroyo donde el agua había acabado con un pasarela de madera. A partir de aquí el sendero se hizo más confuso y fuimos guiándonos de forma intuitiva para localizar la cima blanca que veíamos desde la casa. Dejamos señales en el camino para la vuelta y casi sin darnos cuenta nos encontramos con una amplia pista de tierra que nos deja en el cortijo de Arredondo. Continuamos nuestro caminar con una frondosa vegetación por todos lados, pasamos un área recreativa y comenzamos a preguntarnos por donde andará la gente metida en este “puente” de la Inmaculada, ya que no se ve un alma por ninguna parte.
Hemos de retroceder sobre nuestros pasos si queremos llegar a pisar la nieve; así lo hacemos, tras descubrir en el camino una larga procesión de orugas que se desplazan como si de vagonetas de tren fuesen y que tienen como aliciente el cercano bosque de pinos. Allí las dejamos y nos concentramos en intentar llegar a la cima del Rapa ,lugar donde se encuentra la nieve. Se estira el grupo y al rato quedamos tan sólo dos componentes para llegar a la cumbre. Hemos de superar un gran desnivel, pero ello no nos amedrenta y poco a poco abandonamos la vegetación arbórea para irnos encontrándonos con aquella otra que pegada a ras del suelo, combate mejor el frío, el viento y la nieve.
Para nosotros el día sigue siendo claro y al tiempo que ascendemos nos vamos dando cuenta de la fabulosa que es esta sierra vista desde lo alto. El picón de Gor, el Santa Bárbara, el Calar Alto, todos los grandes picos, así como Sierra Nevada se nos abren en un momento a medida que ascendemos y nuestros poros comienzan a recibir el premio del esfuerzo que estábamos realizando. Un tercer componente del grupo nos sigue de lejos, lo perdemos de vista y tan solo nos encontraremos con él una vez coronada la cumbre. Poco más tarde, llegamos al vértice geodésico, nos extasiamos con todo lo que nos rodea y nos refugiamos en unas rocas del frío para devorar el almuerzo del día. Una vez los tres juntos, buscamos los restos de nieve para tener el placer de pisarla y llevarnos una muestra a la casa.
La bajada se hace cómoda y al regresar por el mismo camino, no encontramos dificultad alguna para dar con el cortijo, aunque la noche ya nos estaba acechando. Recibimos por teléfono móvil la llamada desde el campamento base y la confirmación de la llegada del resto de expedicionarios procedentes de Sevilla. La ducha y la cena nos reconforta para pasar una agradable velada a los pies de una enorme chimenea. Allí preparamos nuestra obrita de teatro y nuestra partida de cartas, donde los más jóvenes se lo pasan en grande. Una buena dormida y hasta el día siguiente.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Un congreso de altura


El aire desplaza el polen de los álamos que impávidos se agarran dónde pueden para no acabar bajo la escoba del barrendero. La escoba envidia a los álamos porque jamás alcanzará su altura y el barrendero desprotica de los árboles que no hacen más que ensuciar el suelo. Así que cuando se celebró el Congreso de Brujas, a mediados de la primavera, a Juan, barrendero del barrio, se le ocurrió la feliz idea de invitar a todas ellas a néctar de madroño… ¡daban unos saltos!

jueves, 10 de septiembre de 2015

Abierto por necesidad


Septiembre, en estas tórridas tierras del sur, es como una ventana que se abre en nuestra frente, luego de haber quitado el cartelito de “cerrado por vacaciones”. Es un mes que se presta a que…
En medio de la lectura de La luz que no puedes ver de Anthony Doerr,  me llegan a diario esas impactantes imágenes de los refugiados y uno ya no sabe para dónde mirar con tal de encontrar un poco de paz en su propio espíritu. Nací en la posguerra, viví en la dictadura de juicios sumarísimos, padecí la irrupción de ETA y más tarde los atentados yihadistas —o cómo queramos llamarle— y mucho me temo que moriré sin que el mundo civilizado haya avanzado un ápice en la posibilidad de convivencia pacífica de los seres humanos. No es que esté amargado, pero es para estarlo.
Bajo este panorama, uno trata de sobrevivir. La lectura ayuda mucho. La escritura también. Por eso estoy embarcado en un proyecto novelístico que me mantiene la mente abierta y ocupada, al que dedico menos tiempo del que quisiera, pero que sigue avanzando, que es lo importante. Mi constancia me da la seguridad de que terminará por convertirse en una novela, tarde o temprano, no tengo prisa.
Y no la tengo porque, a estas alturas de mi vida, nadie me presiona para que tenga terminado nada. Escribo por puro placer. Ahí están Cuando los bosques mueren (Editorial Amarante) y Una parada obligatoria (Círculo Rojo), que fueron dos libros que vieron la luz, porque así lo quiso el destino y que el tiempo dirá hasta dónde pueden llegar. No me preocupa. En cartera hay otros manuscritos esperando su oportunidad: relatos, poesía. En algún sitio leí no hace mucho que tendríamos que leer más y publicar menos, así que eso me tranquiliza bastante, porque comparto esa idea. Sobre todo lo que hay que cuidar hasta el límite es la calidad de lo que se publica. Todos podemos tener grandes ideas en nuestra cabeza, pero luego hay que transmitirlas al menos con la decencia que el lector merece.
Por otro lado están nuestros blogs para desahogarnos. Amén de constituir un elemento de comunicación, de conocer a mucha gente interesante, nos permiten transmitir nuestros pensamientos a través de las tareas que cada cual se tiene impuesta. Es como ese cafetito diario, que tan bien sienta cuando se tiene a alguien enfrente para dialogar.
Por eso —y por otras muchas cosas—, necesito del contacto de la gente de bien. De todos vosotros, que a menudo pasáis por aquí y del resto de terrícolas con ganas de caminar juntos en medio de un mundo individualista por excelencia.
 

lunes, 6 de julio de 2015

Cueva del agua


Segundo día de estancia de Viznar
                        En vista de las dificultades de acceder a Sierra Nevada, dado los -15ºC registrados en la zona, decidimos adentrarnos en la Sierra de Huetor para conocerla de cerca. Llegamos al Centro de Recepción bajo un intensísimo frío y la nieve cayendo en suaves copos. Nos dan con las puertas en las narices y lo más que podemos sacar de Puerto Lobo es la visión de un pequeño grupo de cabras montesas que se hallaban en el comedero próximo, dentro del parque cinegético. Pasmados pero animados, cogemos los vehículos y nos adentramos  por una pista forestal hasta dar con el comienzo de una ruta que estaba señalada. La sola contemplación del bosque nevado merecía el viaje; la fauna ni se le presiente, pero las distintas especies arbóreas allí estaban, predominando las coníferas, aunque sin descartar la presencia de los Quercus.
Iniciamos el ascenso hacia La Cruz del Agua por un sendero cubierto de nieve donde nos encontramos periódicamente con un banco de piedra donde poder reponer fuerzas, aún a riesgo de mojarse el culo. Desde la cumbre, en un cruce de caminos, se contempla Viznar, Alfacar y algún que otro pueblecillo que entre nubes, niebla y nieve aparecen y desaparecen. Los más pequeños del grupo se dejan deslizar por el monte helado mientras que los más aventajados iniciamos la ruta que nos llevará 1750 mts más allá a la Cueva del Agua. El camino es precioso, la cámara de fotos no cesa de dispararse y todos alucinamos con tanta belleza. El frío se soporta bien e incluso pueden llevarse las manos sin guantes, al aire. El crujir del suelo en determinados sitios sigue siendo atractivo. La humedad en cuanto descuidamos nuestras botas se apodera de los pies, pero todo es válido por el sabor de la experiencia.
Se accede a la cueva por una calle estrecha hasta encontrarnos con una enorme abertura en el monte, en cuyo interior existen leves atisbos de formaciones calcificas y el resto son piedras y tierra sin nada de vegetación. A nuestra llegada se encuentra ocupada por un grupo de catorce o quince jóvenes, que habían pasado la noche en dos tiendas de campaña y que compartían una descomunal fogata. En el exterior un buen número de latas de cerveza se amontonaban en el congelador natural.
Regresamos por el mismo camino hasta un merendero próximo, burlando como podemos el frío y dónde nos esperaban el resto de los componentes del grupo.
Por la tarde nos acercamos el campamento Alfaguara para poder contemplar otro de los espectáculos más impresionantes en forma de paisajes nevados. Desde allí volvemos a acceder a la Cuerva del Agua, en esta ocasión por una pista forestal totalmente nevada. El lugar en sí parece frecuentemente visitado y la guardería –si es que existe- en ningún momento hizo acto de presencia. Los desperdicios inmundos, en esta ocasión, quedaban todos camuflados bajo el tupido velo blanco.
Siguiendo la propaganda oficial nos desplazamos hasta Cogollos de la Vega para encontrarnos de nuevo con otro portazo: los supuestos baños árabes resultan estar en una casa privada que ni por ser el día de la patria andaluza, se nos permite visitar. Me llama la atención en todos estos pueblos la existencia en la puerta de entrada de una cortina de paño que en pleno invierno me despista en cuanto a su utilidad.
En la tranquilidad del albergue visionamos tres videos relativos a reciclaje, chips y centrales nucleares en la República Federal Alemana, antes de retirarnos a descansar.

martes, 23 de junio de 2015

Jóvenes


Cada mañana ocupan los cincuenta centímetros más fríos de todo el umbral, pero no importa: con las mochilas depositadas en batería y los labios pegados tras la intimidad de una gorra "Nike", saludan las primeras luces del alba esperando que suene la alarma del móvil para incorporarse a la primera clase del día. A veces semejan virginales estatuas que esculpiera algún afamado artista: no importa nada, no se mueve un solo músculo, permanecen abrazados como si la vida les fuese en ello; otras cuchichean frases imperceptibles al resto de los mortales, en un lenguaje peculiar creado para entenderse tan sólo ellos. En época de exámenes mantienen en alto unos cuantos folios, tratando de hacer pasar los conceptos fundamentales desde la mano al cerebro, imitando al mejor de los ilusionistas del mundo. Pero sus ojos son otra cosa: desprenden un brillo especial, un halo embriagador que nos llega a todos los que pasamos por delante de ellos, haciendo como que no los vemos, pero sintiendo como se nos anima la rama juvenil que aún conservamos dentro. 

lunes, 15 de junio de 2015

Pandorga


Inmerso en la lectura del libro Anaconda de Horacio Quiroga, editado por Alianza editorial en 1981, me encuentro con una palabra que hacía mucho tiempo que no la había escuchado: pandorga.
No es una palabra cualquiera. A mi me trae el frescor de las tardes de verano cuando correteaba mis ocho o diez  años, allá en el Llano Barrio de Paymogo. Ninguno de los adelantos técnicos al uso se habían inventado aún y por tanto la chavalería agudizábamos el ingenio para disfrutar de lo que tocaba: la infancia.
Aquellas pandorgas fabricadas por nosotros mismos, con cañas, papel de estraza, metros de hilo y trapos de colores subían y subían hasta las nubes con los mensajes de ilusión que les íbamos enviando. Páginas de una vida que ahí quedó.
Ahora, mi admirado Quiroga, me recuerda en su cuento El Divino que ese término con el que se denomina a la cometa era utilizado en su época en Misiones, en la frontera con Brasil, cumpliendo el mismo objetivo que en mi pueblo de origen, situado a miles de kilómetros, océano de por medio. El lenguaje carece de fronteras e incluso se resiste al paso del tiempo. El diccionario de la lengua española aún lo recoge en su seno, en su apartado 3: Cometa que se sube en el aire. Cuánto disfrutábamos entonces y cuánto disfruto ahora con la lectura de este cuento de Quiroga, que al margen de término, nos da una muestra más de su extraordinaria forma de entender el relato.
De este modo, fue menester que Howard sostuviera de pie al Divino, mientras el tambor comenzaba su piruetesco acompañamiento, y la comitiva cantaba:
Aquí está el Divino
que te viene a visitar.
Dios te dé la salud
que te va a cantar.
El Divino que está ahí
te va a curar
y el señor reciba
mucha felicidad.
Santo alabado sea
el señor y la señora.
Que el Divino les dé felicidad.
Una pandorga que lanzada al aire de aquellos años —¿sería esta una de mis peticiones?—, me ha llevado al encuentro de este relato con el que me he permitido el lujo de soñar.

lunes, 8 de junio de 2015

Blogs amigos


La transmisión del conocimiento a través de los blogs se ha generalizado tanto, que rara es la mañana que no le dedico su espacio para consultar que me ofrecen las páginas de mis favoritos. Entro, leo, comento y por lo general disfruto con este quehacer, que a su vez me sirve de inspiración a mí mismo para las propias entradas de blog, como es la que nos ocupa.
Hago mención, sin ningún orden establecido, a blogs como los de Verónica Calvo,
Tinta de sueños, en los que siempre encuentro algún poema que me gusta o alguna referencia bibliográfica digna de tener en cuenta.
A Conchi, en su Espíritu sin nombre, para darme un paseo virtual, y en ocasiones recordatorio de puntos de nuestra geografía que no hay que perderse.
A Marisa, que desde su Xanela literaria, me ofrece siempre un buen ramillete de versos de exquisita factura.
A María, desde Algo más que palabras, en una línea sensual-erótica, que más de un disgusto le ha costado, pero que no le hacen amedrentarse en absoluto y ahí sigue, firme con sus ideas.
A Antonia María y su Corazón del verbo, haciéndome que me sienta siempre con ganas de seguir bebiendo de su fuente poética.
A María José Collado, desde El mirador de las estrellas. Buena amiga y excelente trabajadora de la rima, que no cesa en su afán de transmitir y participar en eventos relacionados con el mundo de la poesía.
A José Valle y sus Eclipses, incansable comentarista, que siempre tiene la palabra justa para darme ánimos. Sus poemas rayan la perfección.
A Araminta y El decir de las palabras. Aunque publica de tarde en tarde, me encanta su forma de narrar y le estoy muy agradecido por su amistad.
A Amparo con sus Jazmines abandonados. Me cuenta historias de la vida cotidiana, de esas que a mí me gusta y por supuesto le busca los tres pies al gato.
A Rafa, Pequeño animal en disturbio, como él mismo se autodefine, que busca llegar algo más lejos a través de sus versos. Savia joven.
A Lou, que desde su Pálida sonrisa, me da muestras una y otra vez de la sensibilidad a la hora de trasmitir pensamientos.
A Lorena y Raquel en Noviembre sostenido, como muestra de que los aspectos cotidianos de nuestra vida son dignos de tener en cuenta.
A Carlos Caro, que a través de Cuentos de hoy, me hace disfrutar con su exquisita prosa, al tiempo que aprender términos del otro lado del charco para mí desconocidos.
A Nuria y Entre luces y sombras: entrañable poeta, activista de la palabra, todo un ejemplo de mujer trabajadora.
A Trini Reina, que me tiene enamorado con su delicadeza a la hora de construir los poemas. Mujer que admiro y a la que deseo una recuperación total.
Hasta aquí mis referencias de Blogger. Se quedan en el tintero mis amistades de Palabra sobre Palabra, Tus Relatos, Facebook, Twiter y Me gusta escribir, a los que sin duda, les debo un reconocimiento específico y que llegado el momento, les dedicaré una entrada.