miércoles, 29 de abril de 2009

La Encina Gorda (y3)

55 Dado que el horario laboral se ha reducido, Gon y sus amigos no hablan más que de feria, y el vecindario está cansado del ajetreo, coloco la última parte de “La encina gorda” y e retiro a descansar…
LA ENCINA GORDA (y3)

Viene de La encina gorda(2)Las ovejas, los conejos, el zorro, el trepador azul, el arrendajo, el meloncillo y toda una extensa gama de insectos y reptiles formaban la gran familia que ocupaba la encina cuando caía la noche, o en aquellos momentos en que quedaba libre de tanto trasiego humano. Las horas del día son muy largas y hay tiempo para cobijar a todos, a cambio la encina obtenía limpieza a su alrededor, no había maleza, no había ramas secas en el suelo que pudieran provocar algún accidente que acabase con su vida. Cada cual, de alguna u otra manera, colaboraba para que los brotes no parasen y fuese cada vez más fuerte. Sin duda destacaba en la pradera por encima de todas sus congéneres, por algo la conocían desde siempre como la Encina Gorda.
Pero un mal día en una primavera donde nadie en el pueblo encontró ni un solo gurumelo, se desató una tormenta en los montes cercanos y todo el mundo se acordó de Santa Bárbara. El cielo se tiñó de un negro tenebroso, los perros no sabían donde meterse, y tras el luminoso rayo parecía que se iban a resquebrajar las paredes; apenas llovió, las calles quedaron desiertas y a la tarde sucedió la noche y a la noche el día siguiente. Felipe le dijo a su amigo:
—Ya no me importa nada. Manuela se ha ido de mi vida, ha preferido a ese capullo antes que a mí. De alguna forma tengo que borrarlo todo para poder continuar respirando.
El guarda de la finca de Don Pedro Mejías fue el primero en informar a los vecinos de cómo había quedado la Encina Gorda. Cuando los curiosos fueron llegando al lugar, aún salía humo de lo que quedaba de tronco. Las ramas – todavía verdes – se expandían por toda la explanada como si la mano de un gigante las hubiese sacudido contra el suelo. Nadie dijo nada, nadie hizo cábalas en torno a las causas del siniestro, ni se abrió ningún expediente ni se reclamaron daños y perjuicios, al fin y al cabo no era más que una encina, una pobre encina que tuvo la desgracia de ser más gorda que las demás.

lunes, 27 de abril de 2009

La soledad de Alba

54 Como es natural por estas fechas, Gon ya se ha pegado el despiste y anda que no pega ojo con la feria de Abril, menos mal que este año nos han dado dos días de fiesta para que la cosa sea mas suave, pero dado su carácter será difícil verle el pelo, mientras tanto, hemos tenido la oportunidad de participar en un ciclo sobre el director de cine K. Kieslowski, viendo las películas “No matarás” y “No amarás”, que según parece pertenecen a un decálogo sacadas de una serie de la televisión polaca. Es un auténtica gozada ver cine en este plan, te enteras de cosas que de ninguna de las maneras puedes obtener en el cine comercial; magnífica la aportación del Cine Club Vida y del padre Manuel Alcalá, todo un experto en estos menesteres. El jefe, D. José, a lo suyo, éste no tiene nada que ver con la feria y ahí que nos tiene mandando trabajos a diestro y siniestro, que lo único que hemos conseguido hasta ahora, es que nos manden una leve nota de conformidad, pero que aún no hemos visto ni un solo poema publicado en ningún sitio ¡qué duro es este oficio! ¿o será que somos muchos llamando a las mismas puertas?, mejor será que no piense tanto y siga con lo mío…¡a trabajar!

viernes, 24 de abril de 2009

Ya huele a feria

53 Desde América nuestra amiga Lilia nos hace llegar su participación en el libro de poemas “Parque Mapocho”, le he pedido un ejemplar, puesto que no se puede leer en la red, y cuando lo tenga daré mi visión del mismo. Mientras tanto por aquí un poquito más cerca, estuvimos ayer en la presentación de otro libro, en este caso de artículos recopilados del autor Antonio Egea, que es un historiador de reconocido prestigio, “El quetzal en Sevilla” es un título bastante atractivo, que habrá que leer atentamente y hacerle la crítica correspondiente, ¡mucha tarea es esa! ¿no te parece Alba?, si además tenemos en cuenta que tenemos en la mesa de trabajo a Valle Inclán, Juan Ramón Jiménez y el último número de Eñe, tienes razón Gon, pero cada cosa a su tiempo, porque además tengo que terminar de darle brillo al poemario “La Vall de Boí”, que como sabes al jefe no le gustó la primera versión que le dimos y nos ha obligado a ponernos a contar versos como unos…¡vamos a dejarlo ahí Alba! ¡De acuerdo, vamos a dejarlo ahí! Que cuando me lanzo no me conozco, ¿sobre la tertulia de ayer qué me dices?, pues nada, Gon, que eso de sentarse en un café al fresquito, bajo el amparo de un laurel de indias, es una buena idea que deberíamos repetir más a menudo, y vamos ya a dejarnos de parloteo que el tiempo es oro, concéntrate con tus relatos que la semana que viene te espera mucha faena, que ya huele a albero y a pescaito frito.

martes, 21 de abril de 2009

La Encina Gorda (2)





52 Aunque no en la medida que al jefe le gustaría, las críticas están llegando y ya se nos está haciendo el cuerpo al nuevo traje que lucimos, sabíamos que esto era cuestión de paciencia, así que todo el mundo está contento con la labor desarrollada hasta ahora, así que para no dilatar más el preámbulo, voy a colgar la segunda parte de ese relato que teníamos de la semana pasada, ¡que les aproveche!.




LA ENCINA GORDA (2)
Viene de La encina gorda (1)

A sus pies discurre la vía pecuaria que viene del país vecino y se adentra zigzagueante por la enorme finca de Don Pedro Mejías, buscando el interior de la provincia. En su sombra descansarían en otros tiempos tantos y tantos caminantes, que sería larga la lista si hubiese que enumerarlos a todos. Y como no, esa multitud de romeros que camino de Santa Rosa hacían parada obligatoria para alegrar las gargantas, y arrimarse bailando por sevillanas a la morena de ojos rajaos que aún no había encontrado novio. Los más pequeños y ágiles aprovechaban la parada, para trepar por sus ramas y encaramarse allí donde parecía imposible que estas no se quebrasen. Siempre verde, siempre cubierta de pequeñas hojas resistentes y protectoras contra las inclemencias veraniegas. Marcar en ella una fecha o dibujar un corazón no era posible; esa corteza tan áspera y agrietada tan sólo permitía el paso de las hormigas cabezonas, que en su interior alucinaban con aquellos laberintos que podían formarse a lo largo de tantos metros de corteza. Era difícil marcar nada, pero Felipe se las ingenió –el amor mueve fronteras –, para hacer de la Encina Gorda su tótem sagrado: en aquella grieta semioculta pero profunda, que se hallaba en una de las ramificaciones mirando a la ribera, fue depositando las cartas que su amada le escribía, que leían aprovechando la sombra, y que luego depositaban allí como si la encina fuese mudo testigo de los momentos más felices de sus vidas. En otoño, cuando los prados se cubrían de escarcha mañanera y el petirrojo jugaba con la gente al escondite, los mozalbetes se colocaban alrededor de su cintura unos cuantos cencerros de distintos tamaños, y correteaban por las calles del pueblo en un concierto sonoro, que casi siempre llevaba a la fabulosa explanada presidida por la gran encina. Era el momento de la cosecha de bellotas, y el tributo que tenía que pagar Don Pedro Mejías para que fueran esos zagales los primeros en probar los frutos de ese año; él tenía cientos de encinas más con las que alimentar a sus cerdos. Se danzaba alrededor de su tronco, se colgaban columpios con gruesas sogas de esparto y se cantaban coplas alusivas a los dones de la madre Naturaleza. Nadie lo percibe, pero la encina es ya unos centímetros más alta y más ancha que el otoño pasado, y sus raíces han experimentado un crecimiento radial que la hacen mucho más fuerte si cabe, de cara a una eventual racha de viento de esos que llaman tornados y que a veces tiran de las encinas hacia arriba, extrayéndolas de la tierra como si fueran un manojo de rábanos, dejándolas tendidas en el suelo con todas las terrosas raíces a plena luz.
Felipe era ajeno a todo esto, él sólo tenía ojos para su amada.
—Sebastián, no te puedes imaginar el alucine que traigo con Manuela. Lo mal que estaba cuando me decías lo de los celos, y el puntazo que he cogido que sería capaz hasta de saltar por encina de la encina gorda.
—No seas exagerado Felipe, que es mucha encina lo que aquí hay. Ten cuidado con los amores, que lo que hoy parece dabuten, mañana se te puede torcer y entonces más dura será la caída.
— ¡Que va, que va! Aquí hay mucha tela y estoy tan contento que me siento con ganas de darle dos abrazos con todas mis fuerzas hasta que se me señalen las manos. ¡Mira como aprieto, mira!




.../...Continúa en La encina gorda (y3)

lunes, 20 de abril de 2009

Yo narro, tú narras...

51 Gon está que no cabe en la camisa por el comentario que le ha hecho Aires de crisol a propósito de la Semana Santa, así que en los últimos días se ha puesto a contarme no sé cuantas cosas sobre el último libro que ha leído y la última película que ha visto, me crea una duda existencial esa forma de narrar en primera persona y matarte a ti mismo, ¡explícate Gon, que no te entiendo!, ¡si! En alguna tertulia hemos discutido sobre el hecho de que un personaje que cuenta su vida ¿cómo va a contar su propia muerte?, haría falta un yo-testigo, o un narrador omnisciente, ¿y dónde dices que ocurre eso?, en “La elegancia del erizo” de Muriel Barbery, tú puedes estar contándole a alguien tu día a día, puedes recordarlo y grabarlo de alguna u otra manera, puedes escribirlo, pero si no haces nada de eso y de repente la cascas ¿cómo trasciende?, pues si que me pones en un aprieto Gon, tú ya sabes que so soy más del poema, pero en fin, dentro de eso, recuerdo una película de hace bastantes años “Johnny cogió su fusil” donde el protagonista no podía hablar, pero nos transmitía sus pensamientos hasta que dejó de existir, si, pero lo hacía a través de una voz en off, había un narrador que iba contando las cosas, pero es que si eres tú quien narra, pero ¿se entiende el libro, está claro lo que cuenta?, ¡clarísimo Alba!, pues entonces ya está, para que complicarse más la vida, ¡joé cuando te pones así es que no hay manera!, al curro, Gon ¡ah! Y recuerdos de Delfos, que dice en una misiva que nos ha mandado, que ya nos está conociendo, alegría que me das Alba, pues déjame que ando cuadrando una métrica que me trae a mal traer y ¿no te enfades! Que estamos a principios de semana.

viernes, 17 de abril de 2009

Asuntos pendientes

50 Gon, ¿le has explicado ya a Aires de Crisol tu relación con la Semana Santa?, lo voy a hacer ahora mismo, Alba, yo ni soy costalero, ni nazareno, ni nada por el estilo, soy por decirlo de alguna manera: espectador y vaya la que se ha liado este año, con la gente corriendo tal y como ocurrió en el noventa sin saber porqué, menos mal que después de todo no tenemos que lamentarnos de ningún suceso grave, porque con tanta gente apiñada por las calles, tampoco es demasiado difícil, liarla, a mí lo que me gusta es el ambiente, el olor a incienso, a azahar, los silencios que se producen en determinados rincones mientras se mueven los varales de un paso, la voz del capataz, el sonido de las alpargatas deslizándose por el suelo, los ojos del nazareno refugiado bajo su antifaz y las marchas procesionales…¡ya veo, ya veo!, pues si que tiene detalles esta fiesta, eso si, Alba, tiene detalles que hay que saber vivirlos, lo demás es lo propio de todas las fiestas, que es lo que muchas veces se ve en el exterior, y hablando de otra cosa, ¿le has dicho tú a Aires de crisol tu relación con la nieta del jefe?, ¿Mi relación?, ¡Ah, ninguna!, pura coincidencia, no tengo ni idea cómo se las ha ocurrido pensar en ese nombre para ese retoño que está en puertas, mira que si te piden que la amadrines, no lo creo, el jefe es muy suyo, aunque no me importaría, ya sabes que los niños me encantan, ya sabes que la educación ha sido una de mis frustraciones, bueno, aquello pasó Alba, tampoco te va tan mal con las letras, es cierto Gon, pero siempre queda algo que te trae recuerdos, ¡vamos a dejarlo ahí!, está bien Gon, vamos al currelo y dejémonos ya de cháchara, al currelo Gon, al currelo.

martes, 14 de abril de 2009

La Encina Gorda (1)


49 Gon, tu amiga Aires de crisol quiere que le des algunas explicaciones sobre el asunto de las cofradías, pero le tienes que decir que hoy no puede ser porque este espacio…, lo sé, Alba, comprendo que tenemos que dedicar el espacio…pero mañana, mañana será otro día, Gon, mañana será otro día. Ahora vamos a la tarea, antes que se nos enfade el jefe:



LA ENCINA GORDA (1)


Νunca pude imaginar que ese fuera el final de la encina, pero a veces los árboles que están ahí, donde todo el mundo los ve y no pueden echar ramas a sus raíces, y salir corriendo cuando barruntan algún peligro, pagan las consecuencias de ser meros observadores de lo que ocurre a su alrededor. Y ocurrió...
—Sebastián, ¿tú crees que Manuela terminará por echarme cuenta algún día?
—Yo que sé, Felipe. Es más estrecha que toas las cosas y además yo creo que le gusta otro.
— ¿Otro?
—Si otro, eso no debe extrañarte ¿o es que eres tú el único mocoso disponible en el pueblo?

La encina disponía frente a ella de una extensa pradera, donde antaño venían los mozos del pueblo para jugar al fútbol, al ser aquel lugar el único más llano que había en los alrededores, y en la época primaveral se cubría de un manto verde, que bien parecía la cancha de un campo de los de primera; eso si, en lugar de postes y travesaños, dos buenas piedras formaban el límite de las porterías; las piedras y la vista del arbitro de turno, que para dar por válido los goles tenía que medir la altura del portero, antes de que comenzase el partido. El espectáculo era seguido por gran parte de los parroquianos, que cubrían los dos kilómetros desde el casco urbano con todas las ganas del mundo, porque era divertido ver a aquellos mozalbetes corretear detrás del balón en paños menores. Los más jóvenes y en edad de merecer – como sería el caso del abuelo de Felipe –, aprovechaban la oportunidad para estar cerca de la amada de turno. La encina, con sus enormes brazos abiertos, cobijaba como si de un gigante se tratase a todos los que se arrimaban a ella. Algunos trepaban por sus grietas y no tenía inconveniente en sufrir unos cuantos cortes en su corteza, si aquello servía para que pusiesen allí los pies, y les fuese más fácil subir y bajar de ella. Vida de árboles.
— ¿Dime quién es Sebastián, que le voy a coger por el cuello y lo voy a dejar como un higo seco?
— ¿Y qué? ¿Con eso conseguirás que ella te quiera? Lo que tienes que hacer es portarte como una persona normal, y acercarte con buenas maneras y no a lo bruto. Yo la conozco y sé que le gustan las cosas finas.
— ¿Y quién me dice a mi que no quiera darme celos con ese?
—Puede ser, pero tú tienes que ser inteligente y aprovechar cualquier momento, para hacerle ver que te gusta y que quieres buen rollito y nada de tonterías.

.../...Continúa en La encina gorda (2)

lunes, 13 de abril de 2009

Alba



48 Y pasó la Semana Santa, Gon, ¿cómo te ha ido?, como siempre Alba, con los pies para dejarlos en remojo otra semana, con más sueño que un lirón y con las hombreras gastadas de tanto roce, ¿y a ti?, pues a mí algo más relajado que a ti, puesto que la playa relaja lo suyo, aunque el tiempo ha estado algo fresquito ¡no creas!, por cierto que mira por donde me he enterado que a la nieta del jefe le van a poner el mismo nombre que a mí, mire Alba, tengo que darle una buena noticia, va usted a tener el mismo nombre que mi nieta, será al revés ¿no cree D. José?, ¿cómo al revés?, pues que ella tendrá el mismo nombre que yo, ¡y no es lo mismo!, ¡está bien D. José, vamos a dejar ahí! ¿y para cuando?, para Junio Alba y no sabe usted los nervios que tengo, o sea, tú con el mismo nombre que una nieta del jefe, pues yo que tú me iba al registro a intentar un cambio o te haces llamar de otra manera del tirón, ¿por qué?, porqué va a ser Alba, pues ya verás el cachondeito que te espera con el resto de compañeros, no me preocupara Gon, yo voy a lo mío que es trabajar y lo demás no me importa, ya veremos, pues esto Gon, ya veremos.


miércoles, 8 de abril de 2009

Semana Santa



47 Llegó la Semana Santa y Gon, que le gusta una fiesta más que un caramelo, ya se ha pegado el despiste propio para la ocasión y no hay quien lo vea, así que con la ebullición que hay por la calle Megustaescribir, nos quedamos con la mitad de la información porque era él quien nos mantenía al día, sé que hay mucha gente nueva, que se les nota muy activos y con ganas de trabajar, que apuestan por la poesía, la narrativa y el cine, así que el asunto promete, pero tendremos que esperar a la próxima semana, que hayan terminado de procesionar todos los pasos para que las aguas vuelvan a su cauce. En la zona Bublelandia, reina la paz y cada cual aporta lo que puede, que no es poco, y por aquí, en esta santa casa, seguimos progresando y tratando de aportar todo lo que llevamos dentro para que seamos una empresa puntera dentro de este difícil mundo de la comunicación. Ni que decir tiene que la tertulia de los jueves, tampoco se va a dar esta semana, aunque si puedo decir que el Boomerang está funcionando de maravilla y nos está viniendo muy bien para seguir en el proceso de aprendizaje. Y a mí, como siempre, me tocó la guardia y aquí estoy tratando de justificar unas horas de baja producción, pero que hay que mantener activa para que no se nos vaya a olvidar su funcionamiento, así que ¡a disfrutar de la semana, sea o no santa!


viernes, 3 de abril de 2009

Fue la lluvia

46 Hoy está la maquinaria que echa humo, así que no tenemos tiempo para nada, cuelgo el poema y me retiro...




Fue la lluvia
motivo de poemas...
at
ahora atestigua la l
vue
de la musa dormida.

El e s p a c i o útil habitable
ha cambiado,
más cerca del cielo
el hombre se ve distinto
¿o será el paso del tiempo?
vi
y los a on semejan
es
a veces
GORDAS moscas,
que pretenden embullirse
la miel de la estantería.
La escarcha nocturna
comienza a hacerse perenne
como fiel reflejo
de la juventud perdida.
El transparente cristal
interpone su _____________
manto
entre la realidad
y la fantasía de los hechos.
Mecánicos artilugios
ayudan inexorables
a la perfecta digestión.
Más, la musa,
continúa inerte
br
deseosa de a sus
ir
blancas a a
l s
y volar...
Llegar a la nube en
forma de arpa para
entonar
cántigos profundos;
inmortales notas que quedarán
perfiladas
en la E N O R M I D A D del espacio,
donde tan sólo os ojos
del poeta
lograrán distinguirlas
entre la gran maraña de notas
inmundas, que tratan de derribarlas
como muñecos de feria.
La escarcha,
el cristal
y los artilugios
seguirán dando siniestros zarpazo.
Pero tú, musa querida,
serás más fuerte
y caminarás
victoriosa
con laureada corona
sobre tu sien.

jueves, 2 de abril de 2009

La firma

45 Gon, debes explicarle a tu amiga Aires de crisol cuál es nuestra situación en esta empresa y cómo podemos estar en tres sitios a la vez sin ser dioses, ¿y por qué yo?, porque sé que tiene especial predilección por tus andanzas y como parece algo preocupada con este aparente lío, ¡de acuerdo!, pero creo que con que pinche en lo resaltado…¡Gon, por favor!, sé más amable que no tenemos el casillero de amistades con tanta demanda como para andar con tonterías. ¡vale, vale!, entendido el mensaje y ya de paso no te parece que deberías tú, Alba, decirle algo a Delfos, ¡ya lo sé, listillo!, a eso iba: a Delfos lo que tengo que decirle que cuando pueda que vuelva a incorporarse al grupo de Literatura Fantástica de la calle Megustaescribir, que con gente como él podemos llegar a un punto interesante, eso está bien, Alba, ¿te has enterado que le han pedido al jefe que firme ejemplares de “Trece días”, pues eso si que es noticiable Gon y ¿cuándo tendrá lugar el evento?, ya te informaré cuando sepa más, procura que sea pronto que no sé si lo resistiré, haré lo posible, pues vamos a la tarea Gon, que ya mismo están aquí los demás, vamos a la tarea.

miércoles, 1 de abril de 2009

Repaso general

44 En esta calle las cosas parecen que van marchando con la debida normalidad y el contador sube y sube, aunque el jefe nunca estará contento porque siempre tiene un pero que ponerle a todo, le gustaría que las visitas proliferasen más, que las labores de mantenimiento no fuesen tan complicadas, que no parásemos de colocar un post tras otro y que atendiésemos también en igual proporción al resto de los inmuebles. Como le conocemos, le echamos cuenta tan sólo a la mitad de lo que nos ordena, porque siempre tenemos una disculpa para justificar nuestro trabajo. En la zona Bublelandia el barco navegaba con buen viento, pero en los últimos días está soplando una ligera brisa, que ya veremos en lo que deriva, mejor será que esperemos, ¿no te parece Gon?, tú lo estás diciendo todo, no sé bien qué cuentas aunque tampoco tengo mucha idea de esa casa, ¡Ya! Supongo que será por tus ocupaciones en el grupo poético de Megustaecribir, así es Alba, ahora mismo me ocupa mucho tiempo porque está empezando el grupo y son los momentos importantes, parece que nos vamos aclarando con la nueva fachada y empezamos a centrarnos en lo que es menester, por cierto que tú estas apuntado en el grupo de literatura fantástica y ahí parece que no hay demasiada actividad, así es Gon, pero que conste que yo he aportado mi granito de arena, ahora como siempre a esperar resultados, y mañana la tertulia, pero mañana será otro día, Gon, mañana será otro día.