miércoles, 30 de diciembre de 2009

Llamando a Nora


143 ¡Gon, ponte al teléfono que vamos a hablar con Nora!, ¿por qué línea?, por la internacional, voy:

- ¡Hola Nora, como estás, Feliz Año!

- Feliz Año a vosotros.

- Hola Nora, soy Gon, la foto que viste es del Algarve, en Portugal, muy bonita ¿verdad?

- ¡Oh si me encantó!

- Pues más bonito es todo el litoral, los portugueses lo tienen muy bien cuidado porque de eso viven durante el verano, aunque yo estuve en nuestro invierno, no te confundas ¡eh!

- No, no me confundo Gon, ya sé que allá están en invierno, con frío, agua y esas cosas, por acá calor, mucho calor.

- A nosotros no nos importa este tiempo, Nora, -soy Alba-, lo tenemos como para disfrutar, que luego llega el verano y se hace larguísimo. Oye Nora...

- Dime Alba.

- ¿De verdad te gustó el poema “Anoche”?

- Me encantó, que bellísimo ¿lo compusiste vos?

- Bueno, se puede decir que es de la firma Arruillo, aunque el trabajo intelectual..

- ¡Eh,eeh! No te pases Alba, que yo también aporté mi granito de arena.

- ¡Ya lo sé!, pero en lo referente a la poesía...

- ¡Ei,ei, no se peleen! Terminemos el año bien.

- Perdona Nora, tienes razón, en fin que nos alegramos que te gustase y que además te invocara buenos recuerdos. Gon, explícale lo de los seguidores, anda que tú estás más enterado.

- Si, andá boludo, que no me aclaro.

- Tú no te preocupes de nada Nora, simplemente pincha donde pone seguidores y ya está, nosotros colgamos el cuadro con tu foto.

- Si, pero obligo a que sean seguidores míos.

- ¡Nada, nada, no te preocupes, no obligas a nada! A ti te gusta esta casa, pones tu foto y se acabó, ya no hay más compromisos por parte de nadie ¿Entendido?

- Está bien Gon, lo intentaré.

- Oye Nora, lo de los juguetes: ya nos gustaría a nosotros que todos los niños lo tuviesen, no importa quien fuese el encargado de hacérselos llegar, lo que pasa es que tanto a Gon como a mí nos llevaron desde pequeñitos a ver Los Reyes y esas cosas marcan mucho.

- Que no tiene nada que ver con que vivamos en una Monarquía.

- Ya lo sé bobo, no seas boludo.

- Claro Gon, a ver si te crees que el Atlántico separa tanto.

- ¿Oye Nora, te gusta la fotografía?

- ¡Aaah si, me encanta!

- Nos lo figurábamos, me lo había comentado Gon, nosotros colgamos siempre las de nuestro archivo, así de paso lo promocionamos, esperamos que las disfrutes, por cierto Gon, vamos a cantarle aquello de...

- ¡¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz!! Te deseamos Nora, cumpleaños feeeeeliz.

- ¡Gon, que viene Don José ! Lo sentimos Nora te tenemos que dejar, que como se entere el jefe por la línea que estamos hablando nos mata.

- ¡¡FELIZ 2010!!


jueves, 24 de diciembre de 2009

Alicia Peña (1)


142 Gon, que te lo pases muy bien esta noche, ¡Gracias Alba!, y a todos los que de vez en cuando nos hacen alguna que otra visita, lo mismo digo, ¿y al jefe?, déjate de tonterías y cuelga ya el relato:


ALICIA PEÑA (1)

La oficina huele a cerrado, a pesar de que cada día a las ocho se abre la puerta de entrada y hay una ventana que comunica con el patio exterior. La fueron a hacer en un pasillo abandonado del edificio, en la planta baja. Hay poca luz por lo que la dependencia del neón se hace inexcusable, si se quiere leer los papeles correspondientes a la jornada, o acertar con los números del teléfono situado encima de la mesa. Allí se limpia poco, porque al estar tan alejada del grueso de dependencias del edificio nadie se acuerda de ella ni de las quejas de sus inquilinos, así que de vez en cuando se espolvorea un poco de líquido ambientador con olor a fruta madura, y a tachar otro día del almanaque. Parece mentira, pero el espacio está tan bien aprovechado, que es imposible pensar que allí conviven tres personas sin que lleguen nunca a tropezar una con otra.

Aunque para empezar a situarnos debemos decir, convivían, porque desde un veinte de julio la situación cambió tanto, que la oficina entró a formar parte de lo que por aquel edificio se conoce como “dominios de la monja”, de la cual todo el mundo hablaba y nadie la había visto. Los más viejos el lugar cuentan que en otros tiempos el solar estuvo ocupado por una congregación religiosa, que por mano del destino y de la Administración pública tuvieron que abandonar ese espacio, donde en la actualidad se levanta un moderno edificio inteligente, aunque se ve que no lo suficiente como para poder detectar las andanzas de esta singular hermana. Se conoce que no se fueron de allí totalmente satisfechas y quedó la estela de este misterioso personaje, que en la actualidad marca el devenir del edificio y en particular de esa insignificante oficina olvidada en lo que antaño fuera un callejón cualquiera. Como digo convivían tres personas, cada una de ellas con su mesa correspondiente y enfrascadas en la batalla diaria con los papeles, pero luego de aquel veinte de julio, comenzaron a suceder hechos extraños que llamaron la atención de esta minúscula oficina. Uno de los componentes del trío, dejó de ocupar su mesa habitual y nunca más se supo de él; no se sabe si fue trasladado, sufrió de algún tipo de accidente o se jubiló de forma anticipada. Sus dos compañeros comenzaron a echarlo de menos, notaban que no asistía al trabajo y dejaron de percibir el olor a tabaco, que delataba bien a las claras que no entraba en la oficina. Sea porque entró en vigor la ley antitabaco, que no permitía fumar en el interior de las oficinas o porque coincidió con una racha de papeleo que nublaba la vista, lo cierto es que pasaron los días y el trío pasó a convertirse definitivamente en un dúo. El jefe pasaba de vez en cuando por la puerta, se asomaba a la ventana, veía los ordenadores encendidos y sin decir ni media palabra continuaba su camino, para coger el ascensor inteligente, que le iba contando mientras ascendía las últimas novedades concernientes a su departamento, amén de darle también los últimos cotilleos del Real Betis que para eso lo tenía programado desde su pentium personal, con el salvapantallas del estadio Manuel Ruiz de Lopera. Todo un detalle para alguien que tenía los minutos contados, y que se sabía era uno de los motores de la empresa.

La monja, fiel a su destino, comenzó pronto a dejarse sentir por las cuatro paredes de aquel rincón: no se sabe como, pero la mesa que un día fuera abandonada presentaba siempre el mismo aspecto, en ella no aparecían telarañas ni más motas de polvo que las habituales, ni incrementó el número de manchas, ni se notaba nada especial salvo pequeños detalles como el del ordenador, el sonido del teléfono, que aunque nadie lo cogía, sonaba cada día y hasta había veces que se parecía escuchar el clic de haber colgado. Pero ¿quién se iba a fijar es esos detalles? El ritmo de trabajo no daba para tanto chismorreo y el dúo permanecía tieso en sus sillas correspondientes ensimismado con sus respectivas tareas. Habían oído hablar – en el rato del café – de otra aparición de la monja por la planta quinta del edificio inteligente, que un poco más y acaba con la vida del pobre vigilante, que alertado por los empleados acudió a ver que sucedía con la máquina de los refrescos pues según ellos la monja estaba cogiendo provisiones para toda la congregación; se ve que se le rompió alguna lata, manchó el pasillo y cuando el pobre hombre llegó de prisa y corriendo, porque esta vez si que la pescaba con las manos en la masa, ¡zas!, dio con sus huesos en las duras losas del suelo, llevándose un porrazo en la cabeza como para acordarse de la congregación entera incluida la madre superiora. Sus compañeros en los monitores centrales del edificio, no daban crédito a lo que éste les contó cuando se recuperó porque lo que es verla, verla, no la habían visto y los empleados preferían meter la nariz dentro de la pantalla del ordenador, antes que asomarse a ver que pasaba.

Allí se estaba para trabajar no para esas tonterías que decían los demás que pasaban por el edificio. Así que el dúo de la oficinita de la planta baja no iba a ser menos y estaban para lo que estaban. Cuando eran tres y como la puerta de entrada era semitransparente, siempre tenían que estar atentos para no darse un trastazo, con la figura que se perfilaba al otro lado; así que había una regla no escrita según la cual tenía preferencia la figura a la que no se le distinguían las dos manos por encima de los hombros y en continuo movimiento; ahora que son dos no han podido abandonar la regla, porque más de una vez se han encontrado con la figura al otro lado de la puerta moviendo las manos, estando ellos dos en el mismo sitio; se han mirado, se han encogido levemente de hombros y han continuado con su trabajo.

.../...Continúa en Alicia Peña (2)


miércoles, 23 de diciembre de 2009

El día después


141 Gon, acabo de asomarme al pasillo y he visto una foto que me inquieta, ¿qué foto?, de un nuevo inquilino que se hace llamar parisina01, pero que no consigo saber quien es, ¿has entrado en su página?, no es fácil, ¿le has preguntado al jefe?, no, no se me ha ocurrido, pues entonces espérate un poco, que igual se trata de un error, si será lo mejor, hablando de otra cosa ¡qué forma de llover!, tú no querías agua: ¡pues toma agua!, es que casi no llego esta mañana, era todo una inmensa laguna, ya volverán a su cauce, no te preocupes Alba que aquí no tenemos muchos episodios de estos, pero es que es mucho agua, ¡vale Alba déjalo ya!, ¿tienes preparados los deberes para esta tarde?, tú crees que vamos a poder llegar a la Tertulia?, no hemos llegado al curro ¿por qué no vamos a llegar a la Tertulia?, tienes razón Gon, es que me agobio en estas situaciones, pues no hay que agobiarse Alba, ¿hay avances con la policía o los políticos?, ¿con respecto a qué?, a qué va a ser Alba, al proyecto IFA09, a mí no me ha llamado nadie, ¿ni el jefe?, ni el jefe, pues te va a llamar Alba, no lo dudes porque ya le estás dando demasiado tiempo a tus enlaces y yo estoy deseando de comenzar a escribir, pero si aún nos quedan los esquemas, las escenas, los diálogos, todo lo que ti quieras Alba, pero –repito – a Don José se le está agotando la paciencia y cualquier día se nos presenta aquí y nos monta el número, hablando de números ¿Qué tal la lotería?, ¿tú vives en Madrid?, ¡qué preguntas tienes!, a seguir con la peña de la esquina, que además si algún día toca, nos quitará de trabajar, ¿a ti y a mí, que dices Gon?, es un ejemplo: quiero decir que tenemos más posibilidades de hacernos ricos cualquier día antes que en Navidad, en eso tienes razón pero se juega por la costumbre, por la inercia, por lo que tú quieras Gon, pero a mí se me ha ido un pico, que si te hubiera tocado ni siquiera te lo plantearías, ahí está la clave del juego, ¿qué conversación más tonta no?, ¿y de qué vamos a hablar el día 23 de diciembre?, de Bocaccio, del Amadís, eso tú siempre dando caña, deja la tarea para otro momento, que no paras, ya hablaremos de eso, si, como del Ulises, ¿otra vez?, creí que se te había olvidado, cambia de disco que estas rallado, ¡ja,ja,ja!, ríe, ríe que ya veremos quien es el último, ¡Adios Gon, ja,ja, ya nos veremos!

lunes, 21 de diciembre de 2009

LLega la Navidad


140 ¿Gon tú estas con Papá Noel o con los Reyes Magos?, ¿Y porqué no con los dos?, ya estamos ¡me quieres contestar a lo que te he preguntado!, está bien no te enfades que estamos en Navidad, yo soy de los Reyes, de toda la vida, o sea que no ves bien la presencia del señor de rojo, pues no, porque ya consumimos bastantes sin necesidad de ese incentivo, o sea, que lo ves como un acicate para ir de compras, ¿y que puede ser si no?, puede ser por ejemplo una oportunidad para que los pequeños utilicen sus juguetes en días de vacaciones, ¿qué pasa que ya no va a haber más vacaciones en el años?, para que los adultos se intercambien regalos, ¿y para eso hace falta esa figura?, para hacer más vistosa la decoración navideña, ¡ya vale Alba!, quien quiera regalar que regale, ya se encargan de eso los centros comerciales con sus anuncios, pero déjate de meter más gente en este negocio que como sigamos así va a pegar una explosión cualquier año, que va a ocurrir como con los ladrillos, ¿qué quieres decir que se va a acabar el turrón?, sabes de sobra lo que quiero decir Alba, cuéntame algo más de andar por casa y deja que cada cual viva estos días como quiera o pueda, está bien Gon: Fernando nos dice que coincidimos sobre lo que hablamos, pero es que en estos días ¿quién no habla del frío, de la nieve o del agua?, para eso estamos en invierno, no, así es Gon, lo que ocurre es que por aquí, por el Sur estos cambios meteorológicos son siempre distintos, no estamos acostumbrados a ver la nieve en la puerta de nuestras casas, o al uso frecuente del paraguas y esas cosas, ¿algo más?, también nos ha visitado Miguel Angel, que ya hacía tiempo que no pasaba por aquí, se ve que anda atareado con su nuevo trabajo, suerte Miguel Angel, ¿y del jefe no me dices nada?, que sigue embobado con su nieta, ¡ah! pues mejor para nosotros que podemos trabajar más relajados, como lo sabes Gon, como lo sabes.


viernes, 18 de diciembre de 2009

Anoche


139 Agradecemos a Fernando su inagotable paciencia para con nuestro quehacer, pero hoy anda Gon con alguna prisa porque está ansioso de colgar unos versos, ¡Gracias Fernando!





Anoche mientras sobrevolabas

tu Atlántico

tenía mi mente puesta

en el siete de julio.

No me tembló el pulso,

no se me agrietó la voz,

en algún desconocido archivo temporal

fue alojada esa imagen sonora

que yo llevo pegada en la frente

con un post-it amarillo

infinitesimal.

Blancos azulejos, dieciséis por dieciséis,

amoldaron el testimonio hasta

que el insigne operario entró

con la pertinaz machota.

Yo estaba pensando en Eros,

tu mente cabalgaba junto a Philos,

hemos cambiado de siglo

y no consigo despegarme

esa franja horaria que

nos separa.

¡Ay de los quince años!

-tinta derramada otrora-

aún bulle,

aún galopa brioso el corcel blanco,

rescoldo a la espera de viento,

manantial que busca el río.

Yo también cruzo la mar

y permanezco en silencio.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

LLega el invierno


138 Gon, ¿te has enterado del aprieto en que han puesto los compañeros de Bublelandia a los lectores?, algo he escuchado: se ve que las matemáticas no es el fuerte del personal y no se atreven a meterle mano al reto, pero lo cierto es que estoy un poco alejado ahora de aquella casa, con esta ya tengo bastante, ¿cómo te va con el proyecto IFA09?, más o menos como a ti, todos los días al pie del cañón, terminando de recapitular datos y más datos ¿y tus investigaciones?, eso es ya más complicado Gon, porque los contactos no están respondiendo como se esperaba, así que tendremos que tirar de la imaginación más de lo previsto, tampoco está tan mal, a veces como se suele decir: la ficción supera a la realidad, ya, no obstante el jefe –que para algo es el jefe-, insiste en que continuemos con esas pistas, tanto a nivel policial como político, que ya tendremos tiempo para tirar de nuestros propios recursos, si claro como él no se tiene que poner luego delante del teclado, vamos a dejarlo ahí Gon, que nos estamos metiendo en terreno movedizo, como quieras Alba ¿tenemos hoy Tertulia?, creo que sí aunque tampoco será en el lugar habitual, lo que si tocaremos son temas habituales: análisis de textos propios, alguno ajeno…¿Y Chéjov?, pues no sé si ya le tocará hoy porque a mí se me está olvidando ya las aventuras de la perrita, ¿Y que me dices de Izaskum Gon?¿Has visto que cosa tan bonita ha hecho combinando texto, dibujo y música?, ya lo sé Alba, es que hay gente muy apañada por este bloque, no te preocupes que nosotros algún día, cuando tengamos tiempo, cuando el jefe nos lo permita, cuando el tiempo mejore, ¿qué tiene que ver el tiempo?, que hace mucho frío Alba y se congelan las ideas, anda y tómate un café para espabilarte que ya estás empezando a decir tonterías, ¡adios!

lunes, 14 de diciembre de 2009

Unos días de asueto


137 ¡Hombre Gon! ¡Cuánto tiempo sin verte!, lo mismo digo Alba ¿dónde has estado?, pues mira en esta ocasión y sin que sirva de precedente, me he ido de viaje, ¿qué pasa no puedes salir de viaje?, lo digo Gon, porque el viajero por antonomasia eres tú, bueno vale y ¿dónde has estado?, en El Algarve, en la playa ¡ya me extrañaba!, como el tiempo estaba tan bueno quise alargar un poco más el otoñoverano, ¿y te ha gustado?, ¡ah si! Todo un placer en estas fechas que se ve todo tan tranquilito y no como en el verano, que no hay por donde caminar, por cierto me acordé de ti, ¿por qué?, porque me asomé a la Sierra vecina, a Monchique ¡que me ha gustado Aljezur! ¡ah! y también me asomé al cabo de San Vicente, ahí he estado yo Alba, la punta más occidental del Sur Europa ¡casi nada!, ¿Y por aquí qué tal?, lo de siempre, pocas novedades, el amigo Delfos nos preguntaba como nos iba por Megustaescribir y la verdad no sé que decirle porque la fachada les está quedando preciosa, pero el interior ya no me convence tanto, tienes razón Gon, ya hace tiempo que sólo tenemos presencia testimonial, según creo ¿qué más?, también nos comentaba Nora que tiene dos hijas con actitudes semejantes a las de la protagonista de “Una granja muy particular”, ¿Y la foto?, dice que lo está intentado, ¡ah, vale!, ¿y el jefe?, algo decaído, debe ser cosa de la nieta, que la ve poco,

Comprendo, pues me voy a mi mesa que la tengo llenísima de papeles, es la parte negativa de la vuelta, todo sea por la buena marcha del negocio Gon, nos vemos.


viernes, 4 de diciembre de 2009

Una granja muy particular (y 3)


136 ¿Qué traes bajo el brazo Gon?, el desenlace de la granja, ¡ah que bien!, espera que le diga a Nora que la foto que le reclamamos debe ponerla en el apartado de “Seguidores”, eso, eso que me hace ilu, ¡te hace ilu, te hace ilu!, cuida el lenguaje Gon, se dice: ilusión, anda dame esos folios...
UNA GRANJA MUY PARTICULAR (y3)
.../...Viene de Una granja muy particular(2)

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Y fueron precisamente esos reflejos vitales los que vinieron a dar un giro inesperado en su cotidiano vivir. A la clínica donde colaboraba vino un día un personaje relacionado con el mundo de la televisión para que atendiesen a su mascota, a la sazón un simpático chucho que enseguida se prendó de Maite. Aquello fue motivo para que pasado un tiempo la muchacha terminara apareciendo en los hogares andaluces hablando de su forma de relacionarse con los animales. Ella no tenía buena dicción, pero transmitía tanta humanidad, tanta dulzura que en unos meses, Josefa, Luís, Canela, Dionisio y hasta el propio Mini se convirtieron en rutilantes estrellas de la pantalla. La gente aparecía en el plató con sus animales de compañía, las cuotas de pantalla fueron creciendo y Maite pudo trasladarse de la ciudad a una casa de los alrededores, donde se hicieron realidad sus sueños y sus entrañables amigos disponían del espacio suficiente para no molestarse los unos a los otros, incluso aumentó la familia y su padre que era un manitas le construyó una preciosa jaula de grandes dimensiones, donde criaba en cautividad numerosas especies de aves en la categoría de pájaros.
La tía de Maite murió, la hermana terminó por desaparecer de su vida y sus padres estuvieron junto a ella todo lo que les aguantó el cuerpo, pero cuando llegó el temido momento de la soledad de Maite, ésta había madurado lo suficiente, sin dejar de ser una niña de grandes dimensiones, como para no temerle al destino ni necesitar a nadie a su vera. Tenía gente más o menos cerca que la quería, solvencia económica para sacar adelante sus carencias domésticas y sobre todo había conseguido, luego de muchos años vivir siempre rodeada de lo que más amaba en el mundo: su particular granja, sus animales que desde el día que nació le acompañaron, a los que supo cuidar, trasmitirles cariño, llorarles y no dejar nunca abandonados a su suerte. El día de su muerte conservaba en el rostro el brillo de los pómulos y esa brizna de felicidad con la que esbozó su último aliento.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Dudas razonables


135 El otro día estuvo por aquí Nora para decirnos unas palabras muy bellas, si Alba, pero se le olvidó dejarnos una foto para nuestra galería, ya la dejará Gon, no te preocupes que ya verás como la trae bajo el brazo en la próxima visita, eso espero que a mí me gusta tener adornadas las paredes, sigo: y Fernando nos ha prometido un ejemplar de su libro “Las tres Gymnopedias” que hemos buscado en ciertas librerías y que no encontrábamos, así que esto va bien, podría ir mejor, ¡ya! Eso es lo que quiere el jefe, pero es que es un agonía, lo quiere todo, si tú lo ves así, ¿cómo quieres que lo vea Gon?, que sé yo como más actividad, más movimiento, más gente entrando y saliendo por las puertas, eso y que no nos dejen trabajar tranquilamente ¿tú crees que habrías terminado de leer “El lobo estepario” o yo empaparme de los cuentos del genial Capote en ese plan?, es probable que no, pero lo prefiero porque en ese caso, Alba, ya nos echarían una mano para terminar esos encargos, es que lo que pretendo decirte, Gon, es que, ¡no te repitas!, ¡ah perdona!, en fin que es necesario tener tiempo para formarse y hacer bien el trabajo, y lo que yo te digo, Alba, es que de nada sirve nuestro esfuerzo si al final todo queda por ahí perdido por las ondas siderales, si casi nadie contempla el producto que elaboramos, ahora eres tú, Gon, quien está poniendo las palabras del jefe, para que luego digas, ¡de acuerdo! Tienes razón, pero es que a veces hay que ponerse en su lugar, ¡uy que tierno!, si vas a empezar con el cachondeo lo dejamos, sigue, que los mecanismos de control están ahí y lo dicen todo, a mí me gusta por encima de todo la calidad, por eso me gusta ir despacio, ¡ya! Pero a mí me gustaría más movimiento, volvemos al principio Gon, rebobinamos, ¡no!, entonces vamos al tajo.


lunes, 30 de noviembre de 2009

El día después


134 Tienes mala cara esta mañana Gon ¿qué te pasa?, que ayer no pude salir al campo, ¿y eso es malo? para mí sí porque me supone una recarga de pilas y ahora tengo que esperar hasta el próximo domingo, que por cierto Gon, sé de buena tinta que te vas a perder unos cuantos días, ¡diez!, exactamente diez días Alba, ¿hay viaje?, eso ya está más crudo porque la crisis es para todos, incluido yo, ¿y el libro de Fernando?, ¿Las Tres Gymnopedias?, eso es, te quieres creer que no pude dar con él, pero fuiste, claro que fui Alba: a La Casa del Libro y al Corte Inglés, pero allí no me daban razón de ser, tendremos que escribirle, otra cosa: sabes que el jefe quiere que preparemos un envío de los poemas pirenaicos, que te toca a ti, ¡ya lo sé que me toca a mí, listo!, lo que quiero decir es que a buenas horas, nunca es tarde Alba, siempre hay lugar para que suene la flauta, pues tú vete preparando que a Doña Concha lo más seguro es que haya que mandarla otra vez por esos mundos, y eso ¡te toca a ti!, no te sulfures ni me estreses Alba, ya sabes que hoy vengo con mala cara, yo me encargaré de la Doña ¿cómo llevas las lecturas?, estoy a punto de terminar con Hesse, aunque nos ha llegado otro número de Eñe, el de los premios y ese siempre resulta más interesante que los demás, todo a su tiempo, hay que leer pero sin atosigarse, que entonces no se disfruta, eso díselo al jefe, a él no puede decírselo, pero a ti sí, porque seguro que así le sacaras más fruto, ya te vas pareciendo más al Gon que conozco, anda vamos a la tarea que tenemos que irnos a la calle a ver si nos cruzamos con Cruise y Díaz, ¡Jaaaa, jaaaaa!, no me hagas reír Alba que tengo los labios rotos, prefiero al artista callejero ese que se coloca en lo alto de un bidón vestido de pistolero y cubierto de purpurina, ¡como eres Gon, como eres!

jueves, 26 de noviembre de 2009

Una granja muy particular (2)


133 Hoy que por fin vemos el agua tras de los cristales, ha decidido Gon que corresponde colgar la segunda parte de:


UNA GRANJA MUY PARTICULAR(2)
.../...Viene de Una granja muy particular (1)

Maite se presentó un día en su casa con el gato en una caja junto a una botella de suero que se le estaba suministrando; ella llegó confiada porque todo el tiempo en que había estado junto al minino, éste estaba sedado y apenas se movía, con el colocón que tenía en lo alto ya iba bien servido, pero en el trayecto de la clínica donde lo habían atendido hasta el piso de Maite, el gato se había espabilado y cuando lo colocó en el suelo para cerrar la puerta, el animal se lanzó en alocada carrera sin importarle el artilugio que llevaba adosado a su cuello, ni la botella de suero. El primero en dar la voz de alarma fue Luís, que cuando vio al felino, revoloteaba por todo el piso como si hubiese visto al mismísimo demonio. Los gritos de Luís alertaron a Canela que comenzó a ladrar sin ton ni son, pero por si acaso era necesaria su presencia. Dionisio en vista de los acontecimientos, abandonó sus minutos de sol en la terraza y dirigió el hocico hacia su bunker privado para casos excepcionales; el asunto presentaba mal aspecto y entre las macetas se abría paso con las uñas, hasta conseguir meter la coraza, lo demás era ya cuestión de tiempo. Josefa encontró la puerta del aseo entreabierta y no lo dudó; de un salto se metió dentro de la bañera, que aunque no tenía agua, siempre había posibilidad de que la tuviese, y además allí se encontraba ella más segura. La tía de Maite tenía la tele encendida y el volumen adecuado a su oído, así que de momento estaba ausente, la madre había salido de compras y el padre que se estaba afeitando, tuvo que abandonar tan humilde tarea, y con la toalla reliada al cuello se asomó al pasillo para ver cual era la causa de tan singular alboroto. Mini después de recorrerse gran parte de la casa arrastrando la botella, con Canela a la retaguardia y Luís cerca del lomo, terminó por encontrar un hueco debajo del mueble bar, donde no le llegaba la furia de la perra y era un terreno demasiado peligroso para que el periquito se atreviese a meter baza. Los acontecimientos discurrían a tal velocidad, que a la muchacha apenas le dio tiempo de salir de la misma baldosa en todo el rato, parecía una directora de una loca orquesta con los brazos en alto y mandando órdenes a las que nadie obedecía. La paz llegó con la colaboración del padre de la muchacha, que se llevó a la perra a la terraza y luego tuvo que buscar en la caja de herramientas para ponerse unos gruesos guantes, meter las manos debajo del mueble y extraer al minino que se encontraba en un estado de excitación al borde del infarto.
Maite salía de vez en cuando al campo formando parte de un grupo de amigos, que aprovechaba los efluvios primaverales para entregarse al juego amoroso. Ella distraía su mente con el vuelo de una mariposa que se posaba en una flor, justo al lado de un abejorro que cimbreaba sus alas y alargaba la trompa para alimentarse de polen, al rato salía marcado de amarillo en busca de otra planta en la que libar. Ahora eran las peripecias de un trepador azul las que tenían enajenada a Maite: aparecía y desaparecía en el tronco de la encina, dejándose ver pero guardando las distancias. El recuerdo de Luís se le hacía imprescindible -¡cuánto disfrutaría su periquito entre tanta rama!-. Pero ella sabía que eso no era posible, aún recuerda aquel otro que tuviera y que en un exceso de confianza, partió sin pedir permiso y todavía lo está esperando. Las aves tienen sus propios instintos y hay que saber hasta donde se les puede permitir moverse. Las voces de sus amigos le sacan de su mundo y le animan a que acuda a la barbacoa, para departir con ellos esas chuletas que huelen que alimentan. Maite se fija durante el almuerzo en aquel chico que siempre le gustó, pero mantenerle la mirada o contestar a sus preguntas le resulta tan difícil, que tiene que desviar la vista y fijarse en el vuelo de la cigüeña o el trinar del pinzón. Cuando ve la actitud de sus amigos, piensa que porqué no puede ella comportarse igual y dejarse acariciar por alguien; está cansada de ver películas en la tele y a veces no se puede contener y tiene que levantarse del sofá con un estado de inquietud que no acierta a comprender... Pero es que en vivo y en directo, ¿Qué tiene que hacer ella para que aquel chico se le acerque? No se atreve a hablar con nadie de este tema y la vez que Canela quedó preñada por un descuido, lo pasó tan mal que de nada sirvió el gozo de ver los cuatro cachorros que tuvo; menos mal que todavía Josefa no había llegado a la casa y que pudo colocar a las crías antes de que cumpliesen un año.
Pero la escena aquella de los dos perros enganchados por la parte trasera, tirando uno para cada lado como si estuvieran pegados con superglue, le resultó tan extraña que casi no reconocía ni a su propia perra. Por un instante parecía que se hubiese transformado en un ser deforme de dos cabezas de vértices opuestos. Los documentales de la dos eran una cosa y el directo otra, así que no tenía nada claro como funcionaba eso del himeneo.
Cada vez que salía fuera de la ciudad llegaba con tal carga de felicidad en sus poros, que luego se pasaba varios días repartiendo besos a diestro y siniestro; su pequeño zoológico recibía mejores atenciones y su trabajo en la asociación de defensa de los animales se volvía más meticuloso. Sus padres se alegraban de ese estado de Maite, pero en el fondo no podían ocultar la gran preocupación que sentían por ella, tan desamparada. ¿Qué ocurriría el día que ellos faltasen? Conseguir un trabajo digno era difícil, encontrar alguna alma gemela con quien compartir su vida, más todavía y además no tenía la suficiente destreza como para vivir sola, aunque fuese en medio de aquella jauría que tanto le gustaba. Ya no era una niña, su hermana no parecía tener predisposición de ayudar mucho y en la tía no se pensaba por razones evidentes.

.../...Continúa en Una granja muy particular (y3)

martes, 24 de noviembre de 2009

Martes de Premio


132 Gon, ya he visto Ágora, ¿y qué te ha parecido?, si quieres que te diga la verdad no me ha convencido del todo, me esperaba más, eso suele ocurrir cuando se crean muchas expectativas sobre una película, la historia es interesante, pero los supuestos efectos especiales de las grandes superproducciones, que quieres que te diga Gon, no me han sorprendido ni me ha hecho estremecer, otra vez será Alba, a mí por el contrario me causó una buenísima impresión “Amanece que no es poco”, que la vi en la tele, ¡qué bien me lo pasé!, pero eso no es ningún estreno, para mí si Alba, es que no la había visto, es que no tiene nada que ver una cosa con la otra, son películas ¿no?, vamos a dejarlo Gon que estamos desvariando, te voy a llevar ahora a la poesía, ¡vaya cambio!, tengo dos cosas que decirte al respecto, por una parte, hablarte de Neruda del que he terminado de leer “Navegaciones y regresos”, ¿y qué?, ¿cómo que y qué?, que qué te ha parecido, pues que es un libro más donde el poeta le canta a todo lo que se mueve y no se mueve, ¿y se entiende?, ¡claro Gon! A Neruda se le entiende todo, tanto es así que tuvo sus más y sus menos con Juan Ramón Jiménez por esas ligerezas, a mí este libro me ha encantado, hay que meterse en su ritmo, en sus odas, en su forma de componer en definitiva, pero una vez que lo consigues, es para disfrutarlo, si tú lo dices, lo digo y te lo recomiendo Gon, no sé ¿y lo segundo?, lo segundo es preguntarte qué te pareció la lectura que nos hizo Onofre la semana pasada, ¡una maravilla!, y que bien ese Premio que ha conseguido en Alicante, para eso tiene una mano divina, unos versos exquisitos diría yo Alba, hasta me emocionan a mí, que ya sabes…si, sí ya sé, no es tu fuerte, por cierto tenemos que llamarlo a ver cómo le ha ido en la recogida del premio, lo llamaremos Alba, hay que cuidar las buenas amistades, me voy, adiós Gon hasta más tarde.


jueves, 19 de noviembre de 2009

Una granja muy particular (1)


131 Tienes razón Fernando, Gon y yo pensamos lo mismo: hay que seleccionar las lecturas, entre otras cosas porque no disponemos de minutos suficientes para leernos todo lo que se publica, ahora con tu permiso, el compañero Gon nos va a introducir en un nuevo relato…


UNA GRANJA MUY PARTICULAR (1)

Maite vivía en la ciudad, aunque su vocación siempre tuvo que ver con los animales del campo; a ella le daba igual el tipo de paisaje que apareciera en su retina, o los diferentes usos que el hombre le ha dado al medio a lo largo de la historia. Del campo lo único que le interesaba eran los seres vivos que lo pueblan, y como no vivía en el campo convirtió la casa de sus padres en un zoológico – algo ilógico por las dimensiones de la vivienda-. De movimientos algo torpes, le hubiera gustado estudiar veterinaria pero su cabeza no daba para tanto y se tuvo que conformar con un curso de formación profesional, que le sirvió durante un tiempo para trabajar en una clínica veterinaria donde la explotaban.
Tenía una pata que se llamaba Josefa, a la que metía de vez en cuando en la bañera para que se hiciera a la idea de lo que podría ser un lago. Maite se sentaba en la taza del water con la fregona en la mano y le daba migas de pan a Josefa. Canela – su perra – era la que marcaba el tiempo que ella y la pata debían permanecer juntas, porque los celos traicionaban a la perra, y no les permitía que estuviesen demasiado rato encerradas en el cuarto de baño, tanto es así que tuvo que llegar a un acuerdo con su padre – el de Maite –, para que en el turno de baño de Josefa, sacase a pasear a Canela y las dejase tranquilas. La perra aceptaba de muy malas ganas, consciente de que la estaban engañando, pero por otra parte tampoco quería desaprovechar la oportunidad de manchar la acera un poquito. Cuando eso ocurría, Maite aprovechaba la ocasión y dejaba entrar en el cuarto de baño a Dionisio, una tortuga macho que con aquel ambiente húmedo se paseaba alrededor de la taza del water y el bidé, y trataba de escalar por los azulejos, siempre con resultado negativo. Lucía Dionisio en su coraza un pequeño cascabel para permitir tenerlo localizado, y al mismo tiempo como señal de alarma porque cuando sonaba demasiado es que Canela se estaba pasando, y andaba a mordiscos con el pobre tortugo, que tenía marcados los dientes del cánido por todas partes. Maite acudía presta y le armaba una buena reprimenda a la perra, que con el rabo entre las patas y la cabeza gacha reconocía su error. Pasado un tiempo se le olvidaba y vuelta a empezar. En una jaula que se encontraba en la habitación de la muchacha, vivía un periquito que pasaba por ser el rey de la casa. De vivos colores y más atrevido que nadie, tenía la puerta de la jaula siempre abierta, para que entrase y saliese cuado le diera la gana. Se llamaba Luís y a excepción de las horas nocturnas, que se las pasaba en su palo echo un ovillo, el resto del día no paraba de un lado para otro charla que te charla. Tan solo se callaba cuando se posaba en el hombro de Maite, su padre o su madre, porque con la hermana o con la tía no compartía demasiada amistad; la una porque paraba poco en casa y le resultaba extraña, y la otra porque le interesaba más contemplar la televisión que estar pendiente de las gracietas de Luís, aunque Maite se desternillaba de risa cada vez que el pájaro se acercaba por el sillón de la tía. Aquello era un reto, se miraban a los ojos, el pájaro daba un saltito de aproximación y la señora acercaba a su mano el abanico, un movimiento de cabeza aviar y la mano sobre el abanico. Se hacía el silencio, cada cual mantenía sus posiciones, a partir de ahí cualquier cosa podía pasar, y lo que pasaba por lo general es que la señora nunca acertaba con el intento de sacudirle, y el pájaro terminaba por hacerle un vuelo rasante cerca de la cabeza que la sacaba de quicio. A Maite le encantaba esta situación, y como ninguno de los dos implicados sufría daño alguno, dejaba que se desarrollase la escena cada vez que fuese necesario. Con la muchacha se portaba Luís de otra manera, era más dicharachero, le daba picotazos suaves en la oreja y en la comisura de los labios, y obedecía sus mandamientos sin rechistar; de otra manera ya habría sido víctima de alguna descarga eléctrica, porque se llevaba parte del día de lámpara en lámpara, boca arriba, boca abajo, con una pata, con las dos, estirando las alas (no cesaba su actividad hasta oír la voz de la muchacha), y pendiente de los demás animales para ver si comían algo o no. Durante un tiempo Luís se tuvo que acostumbrar a la presencia en la casa de Mini, un gato callejero que llegó a manos de Maite desde la asociación de defensa de los animales, en la que prestaba su colaboración. El pobre gato había cogido una infección intestinal y requería de unos cuidados muy especiales, que en la asociación no podían dispensarle porque no se paraba.

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miércoles, 18 de noviembre de 2009

El Quetzal en Sevilla


130 A personas tan sensibles como India es todo un placer recibirlas por esta casa ¿no crees Gon?, lo creo Alba, primero porque en este caso estamos ante la creadora de un blog que es todo un lujazo para los blogueros, segundo porque como digo derrocha sensibilidad por sus poros, y tercero, ¿Por qué sabes que iba a decir sólo tres cosas?, yo que sé Alba porque es lo habitual, porque para una referencia no ibas a elaborar ahora un decálogo, porque tampoco tenemos tanto tiempo y…mira que listo nos has salido el nene, está bien no te enfades, di ya cual es el tercer motivo, ¡es que no son tres!, está bien pues no lo digas!, lo diré yo: porque le gustan los castaños igual que a mí ¿de acuerdo?, vamos a dejarlo ahí Gon, que no quiero empezar el día con malos humos, vamos a dejarlo ahí ¿quieres decirle algo a Izaskun?, que no se preocupe que ya hablaremos con D. José cuanto esté de buenas para que sepa que está ante alguien que le hace cariñitos a Nerea, ¿crees que lo entenderá?, lo digo por lo de la presencia física y esas cosas, si no lo entiende peor para él, al fin y al cabo lo importante es la nieta, tienes razón Gon, otra cosa: ¿terminaste el Quetzal?, ¿en Sevilla?, ¿dónde va a ser Gon no es ahí donde vives?, ¡que no Alba!, digo que te referirás al libro “El Quetzal en Sevilla”, pues claro, el de tu amigo Antonio Egea ¿y qué te ha parecido?, interesante Alba, son muchos artículos y los hay para todos los gustos, pero a través de ellos te enteras de muchas historias de América en relación con España y de otras curiosidades que quizás nunca se saben valorar, ¿a qué te refieres?, al trabajo de acicate que puede ejercer la ciudadanía ante los grandes eventos para que estos se lleven a cabo, aunque luego los que figuren sean los políticos, me estás poniendo los dientes largos Gon, habrá que leerlo, no lo dudes Alba, está bien, ahora tengo que dejarte que me está esperando el teclado.


lunes, 16 de noviembre de 2009

Sabores de la sierra


129 Te noto algo eufórico esta mañana Gon, como no voy a estarlo luego del día de impresiones ópticas que tuve en el día de ayer, ¿dónde estuviste?, por la sierra, eso ya me lo imagino, puedes ser algo más explícito, por la sierra de Aracena: ¡que maravilla Alba! ¡qué coloridos!, cuanto gozo da andar por esos senderos llenos de hojas de castaño, degustando madroños, castañas, membrillos, manzanas silvestres, bellotas y recogiendo algunos gallipiernos, ahora ya me lo explico, a ver cuando te animas, es que tengo mucha faena Gon, ¡anda ya! hay que desenchufarse un poco para que las ideas fluyan desahogadas, de lo contrario no salimos de los atascos, tienes razón Gon tendré que plantearme algunas cosas, ¿y qué has estado haciendo?, entre otras cosas enviando a Doña Concha a probar fortuna por esos mundos de Dios, ¡Ah Doña Concha, qué bien nos lo hemos pasado en su elaboración, eh!, ¡ya! Pero ahora es tiempo de que ella misma juegue sus bazas, ya veremos que noticias nos depara, además Gon y esto te va a afectar a ti, el jefe pretende que continuemos la saga de cartas a opá, ¿no me digas?, te digo: por lo que se ve hay demanda, así que ya sabes, hay que narrar y para eso tú eres el más indicado, ya veo, ya, y además tenemos que seguirle la pista a esas entrevistas con los representantes policiales y políticos, además, eso es Gon tendremos que decirle algo a Fernando y Delfos que nos visitaron últimamente, ¿Qué más Alba?, hay que enterarse que está pasando con…¡Espera, espera, espera!, será mejor que vayamos a tomar café y a la vuelta me cuentas el resto, déjame que saboree un poco más los placeres otoñales de la Sierra de Aracena, en fin Gon ya veo que no tienes remedio.


jueves, 12 de noviembre de 2009

Si las arenas del reloj


128 Dice el jefe que hoy toca poesía, así que ahí les dejo el poema que justifica el título de la colección Reloj de Arena…








SI LAS ARENAS DEL RELOJ


Si las arenas del reloj

fuesen de distinto calibre

podría dar cobijo

-en mi tiempo -

a más besos de primavera.

Si el corazón que grabaste

fuese sobre fondo de roble

en lugar de espigado eucalipto

aún podríamos admirarlo.

Si la llave de mi carne

cayó en oscuro laberinto

¿a qué cerrajero de guardia

podremos pedir ayuda?.

He de taparme la boca.

No quiero seguir devorando

ansias de amar

sin sentido.

Aunque los labios no quemen.

Aunque los ojos no brillen,

Aunque la desnudez sea natural,

no puede ser espejismo. No cogí

las arenas del tórrido desierto

sino de una inmensa playa

-casi dormida-

que jugaba

con el dios Sol a construir

globos aerostáticos.

Y parece que fue ayer cuando unas pocas gentes con dinero veraneaban en San Sebastián. Cambiar de cutis está hoy por hoy al alcance de casi todos. ¿Habrá que esperar a la muerte de Fidel para desentrañar el misterio cubano? ?O nos quedaremos sin enterarnos?. Aquí junto al cementerio también se recuerda a Bécquer y su estremecedora leyenda, aunque conviviendo con la muerte parece que da hasta menos miedo. El sonido del silencio, cuesta descubrirlo, se vende tan caro que hay quien le asusta su presencia. Volvieron a caer bombas USA en la herida del Golfo. Cada día que pasa las Naciones Unidas tienen un grado menos de tranquilidad. Y el resto de los mortales también. Hoy es martes, habrá que echar la primitiva ¿qué remedio?