miércoles, 23 de febrero de 2011

Mes de carnaval

236 ¿Dígame D. José, conoce usted a Lucas?, no tengo el placer, pues dice que le gusta lo que hacemos, ¡Ah!, lo tendremos en cuenta, ¿y a Ananda Nilayán?, ahí no me pillas Alba, la página que lleva esa persona me parece muy digna, y llena de poesía, ¡si claro Alba!, llena de poesía, me agrada que personas así se asomen por nuestra casa, hablando de casa ¿cómo están las cosas por Bublelandia?, ¿qué quieres que te diga Alba?, pues eso qué cómo marcha todo por allí, hace tiempo que no sabemos nada, no lo sabrá tú, ¡ah!, cierto, mejor lo dejamos, supongo que estará contento con la lista de éxitos de Gon, ¿de Gon?, bueno D. José, ya sabe a lo que me refiero, claro que lo sé Alba, es para estarlo, con dos poemarios situados en la cabeza, tendremos que felicitar a Gon, ¿a Gon?, así es Alba, él se está dejando el pellejo por reflotar nuestra imagen en aquella casa ¿o no estás de acuerdo?, sí, sí, pero digo yo que algo le habremos ayudado, ¡como no!, esto es un equipo, por cierto Alba ¿tiene preparado ya el envío para los Concursos?, de mañana no pasa en que estarán en la oficina de Correos, D.José, eso espero, no quiero que se nos pase la fecha, no se preocupe que no se pasará, ¿a ti te gustan los Carnavales Alba?, el de los festejos es Gon, no lo olvide D. José, ¡ya! pero ¿no puedo preguntarte si a ti te gustan?, ni me va ni me viene, eso que te pierdes, ¡qué le vamos a hacer!, no podemos estar en todo ¿para cuando el arreglo de los ordenadores?, ¿qué me quieres decir con eso? ¿que no tenemos suficientes medios para trabajar? ¿que aquí se escatima en gastos?, nada de eso D. José, sólo pretendía saber si se van a arreglar pronto las unidades que faltan, se arreglarán Alba, ¡hala, a trabajar!, ¡a la orden de usía!

lunes, 14 de febrero de 2011

LLamada de Gon

235
—Bueno Gon ¿cómo te va por Megustaescribir? Hace mucho que no hablamos.
—En público no, pero en privado ya te envío algún que otro correito, pero en fin, ya que insistes, te diré que aquí se curra de lo lindo y además sin la presión directa del jefe…
—Ese punto mejor será que lo dejemos, Gon, no olvides que las paredes oyen.
—Como quieras, como te digo aquí hay una peña muy sana, tienen montado un bolo con relación al mundo literario muy apañado.
—Sí, he oído hablar de Kate, Ancara, Jonnhy, Berenice.
—Así es y muchos más, conforman un grupo que además de trabajar la crítica, proponen ideas sobre las cuales conforman algún relato.
—Eso está muy bien, Gon, además creo que en poesía también marcha la cosa bien.
Primero Poemas está colocado en segundo lugar –también ha estado en el primero-en esa lista mágica que figura en la página principal del portal. Se ve que al personal le va la marcha.
—Algo tendrá que ver ahí nuestro trabajo ¿no?, teniendo en cuenta que son composiciones de otros tiempos.
—¡Por supuesto Alba! Tu mano se ve al instante.
—No me refería a eso.
—¡Que sí, que sí!, que a la gente le gusta y detrás de esos poemas está tu inspiración, a cada cual lo suyo, ¡oye, cuéntame algo de por ahí!
—No hay muchas novedades, que sigue aumentando la lista de nuestros ilustres visitantes, ya vamos por treinta y cuatro, y el último en llegar, por cierto, también es de Argentina.
—¡Anda!
—Como lo oyes. Se llama Juliano Muñiz, puede que lo conozcan tus amigos, que pertenezca a “la hinchada”.
—No lo sé, ya te informaré…¡Oye Alba!, te tengo que dejar, que aquí no se para.
—Bueno vale, pues hasta otro momento, Gon, ¡cuídate!
—¡Hasta pronto Gon!

martes, 8 de febrero de 2011

El caso del yogur perdido (2)

234 Querido jefe, su afanado empleado le acaba de enviar la segunda parte del yogur, Alba, hoy estoy de buen humor, haga el favor de no estropearme el día, ¿entonces procedo?, proceda Alba y no me distraiga más…
EL CASO DEL YOGUR PERDIDO (2)
.../...Viene de El caso del yogur perdido (1)
Y salió por la misma puerta que había entrado, seguido de cerca por su ayudante, que además de no abrir la boca durante todo el rato, ni siquiera se había despeinado lo más mínimo, y eso que la temperatura llegó a subir bastantes puntos por encima de lo normal. El jefe se fue y el personal se quedó un rato más terminando el desayuno, y echándose miraditas de complicidad algunos y de mala leche otros. Allí no se tenía claro nada: ni siquiera quien se había comido el yogur (si es que alguien se lo había comido), ni quien se había chivado, ni porqué se lo había tomado el jefe tan a pecho este asunto, cuando otras veces dejaba que cada cual se despachase a su gusto.
—Eso ha sido la gente de la tarde, seguro -decía Julia.
—Como que siempre nos están poniendo en entredicho, ayer cuando yo me fui estaban los cinco yogures porque yo los vi -dijo Pedro.
—Yo desde luego no he tenido el gusto de probarlo, además para mí están todos demás porque no me gustan -se disculpaba Juan Carlos.
—Lo que yo os digo, ese ha sido el Damián que yo he trabajado con él algunas veces y es un husillo ¿no veas lo que traga?
— ¿Pero bueno, digo yo? ¿Alguno de los que estamos aquí nos lo hemos comido?
Todos se miraron. Hubo unos segundos de silencio rotos por la voz potente de Julia:
— ¡Que no joé! ¡No te enteras! Nosotros no hemos sido, y si no que la encargada tenga más cuidado, que para eso le pagan. Nosotros a lo nuestro, a sacar adelante el trabajo diario y nada más. Yo no me pienso preocupar por un puto yogur.
— ¿Y el chivato? ¿Quién ha sido el gracioso o la graciosa que se ha ido de la lengua? -siguió Luís.
— ¿Y porqué tenemos que ser nosotros? Ha podido ser cualquiera del otro turno - respondió Pedro -. Yo desde luego no acostumbro a tomar café con el jefe.
—¡Anda y que los zurzan a todos! Vámonos a la tarea y que se metan el yogur por donde les quepa, y si no que pongan un perro pastor en la puerta de la cámara -dijo levantándose de la silla Javier.
— ¡Ja, ja, ja!  -retumbó la habitación en sonora carcajada.
El olor del fogón y el Fary, con su torito, inundan los pasillos del recinto, por donde deambulaba el resto del personal y otras personas ajenas, que sin prestarle demasiada atención alzaron un tanto la cabeza hacia arriba, en un gesto intuitivo de aprobación por el buen gusto de lo que allí se cocinaba. Operarios de otros departamentos se afanaban por mantener limpio y presentable, todo lo que estuviese al alcance del público en general, en un gesto claro de buena política de adecentamiento, que se estaba llevando en el Centro. Se habían invertido muchos millones y los usuarios, que eran los que al fin y al cabo pagaban, tenían que verle la punta, aunque eso de la saca común no todo el mundo acababa de entenderlo. Serían las 13h 10’ cuando se personó en el recinto el jefe responsable del servicio acompañado de su ayudante, que lucía el pelo engominado y una carpeta de documentos en sus manos.
— ¡Buenas tardes! ¡Por favor, vamos a pasar un momento a la sala comedor para seguir con el asunto que comenzamos esta mañana!  -les dijo nada más cruzar la puerta.
— ¿Qué hago con las cebollas? -preguntó Julia que se ocupaba en esos momentos de pesar un remanente.
—“Métetelas...” -dijo por lo bajo Luís.
—“A ti por el culo” -le contestó Julia, que se había enterado.
—No os quiero entretener mucho, dejad un momento vuestros quehaceres que enseguida podréis seguir, es sólo un instante  -decía el jefe.
—Tengo una hartura de yogur esta mañana, que cada vez que veo no de me da fatiga  -dijo Pedro.
—Déjate de cachondeo, que el asunto no está para chistes -le contestó Juan Carlos.
— ¡Aaala, otra vez al trullo!  -comentó Javier.
—Como ya os dije esta mañana, he tenido ocasión de hablar con unos y con otros y como aquí nadie quiere darse por enterado, o tal vez hay demasiados enterados, ésta va a ser la última vez que vamos a tener problemas con lo que falte o deje de faltar de la cámara, al menos mientras que yo esté en el puesto que estoy, porque os puedo asegurar que si volvemos a tener una de estas, haré todo lo que esté en mi mano para poner de patitas en la calle al responsable.
—¿Y la encargada? –preguntó Julia.
—¡Ya he hablado con la encargada!–cortó malhumorado el jefe-. Y lo que me ha contado es más que suficiente para empapelar a alguno, pero –repito-, por esta vez vamos a darnos por no enterados, que si vuelve a repetirse pasaré directamente a la acción. ¡Dales –dirigiéndose a su ayudante– el informe! Con la firma de esos papeles quedáis exentos de culpa, pero ya digo que es la última vez que yo cargo con la responsabilidad, si vuelve a haber otra, tendrá que responder el culpable. ¡Hasta luego!

martes, 1 de febrero de 2011

¡Esto se anima!

233 ¡Bueno, bueno, D. José! ¡Cómo se ha puesto el patio!, ¿qué le pasa Alba?, pues me pasa querido jefe que se nos acumula el trabajo, que a lo mejor todavía tiene que llamar de nuevo a Gon, ¡déjese de misterios y dígame ya lo que sea!, le digo: Izaskun, luego de mucho tiempo se ha dejado caer por aquí, nos saluda a todos de manera efusiva y ¿sabe usted de quién se acuerda más?, lo ignoro, de su nieta, ¿de mi nieta?, ¡vale, vale!, se lo agradezco, pero déme usted más contenido, le doy: Antinoo se ha manifestado dolido por tanto servilismo como le tengo, ¿usted a mí?, pero si aquí somos como una familia, ¡ya! gracias a Nerea, dejemos a la nieta Alba, continúe, continúo: le debemos a Antinoo una mayor atención a su página, lo sé, lo sé Alba, pero es que ya sabe como estamos de personal, pues dígale a Gon que vuelva, no se puede lo necesito en la otra casa, ¡no se puede, no se puede!, ¡siga usted, no me saque de quicio!, sigo, sigo: Ananda Nilayán es la primera vez que nos visita, ¿ha dejado foto?, pues no D. José, no ha dejado foto pero es todo un honor tenerla por aquí, con la envidia que me da su casa, por supuesto Alba, en eso no vamos a discutir, a mí también me encanta su forma de expresarse, ¿no querrá ficharla?, ¡qué dice Alba!, ¿usted se cree que esto es un club de futbol?, déjese de pamplinas y siga informándome, “lo siento Antinoo”, como usted diga, jefe, le informo: Liou en su primera visita, ha dicho poco, pero ha dicho…,¿y qué?, ¿cómo que y qué?, que qué ha dicho Alba, que parece usted…,no siga D. José ha dicho: interesante, ¡Ah!, y por último como algo de ultimísima hora tenemos la llegada de Marya J., escritora a la búsqueda de blogs interesantes, ¿le habrá gustado nuestra casa?, tenga usted paciencia jefe, todo llegará.