martes, 28 de mayo de 2013

Por un instante

345 Trini ¿qué quieres que te diga?, a D. José lo tenemos en capilla, pero nosotros seguimos, no creas, muy bien Alba ¿y qué le decimos a Araminta?, pues nada, que pregunte, que pregunte, que para eso estamos, ¡anda, déjate de historias y cuelga el poema!, a eso voy…






POR UN INSTANTE

Por un instante quisiera
mirarme desde tus ojos,
saber si la distancia que nos separa
está marcada de primaveras, o si
tu mirar tiembla por el color de mi pelo.
Si yo pudiera
haberme parado al nacer
para sentarme en el pupitre
donde dibujabas corazones.
¿Se escuchará allí el canto del gallo?
En el remanso del agua
de la ribera
el pez sabihondo abre su boca
¡si yo pudiera! –repito¬.
Por tu iris veo reflejo azulmarino,
dardos de amor in tempore
que no sé como puedes esquivarlos
¿con el archivador azeta, o
tal vez con el giro modular de tu garganta?
Conquisté
la tierra prometida, en el
pilón de agua bendita,
confundiendo la generación,
pisamos la misma playa
desde naos diferentes
mientras el Sol sigue reflejando igual
la sonrisa sutil de tu cara.

lunes, 20 de mayo de 2013

Alba, Gon ¿son uno o son dos?

344 A ver Gon, ¿cómo nos la maravillaríamos para contarle a Araminta y Amaia quiénes somos tú y yo?, ojú qué difícil me lo pones para ser lunes rociero, Alba, pero algo les tendremos que decir ¿no te parece?, ¡de acuerdo, pero yo hablaré de ti y tú hablarás de mi, así será más facil?, vamos a ello: Alba es la parte formal de esta empresa, amante de la poesía, de la música, del cine, de las tertulias literarias…¡vale, vale, Gon!, que me van a subir los colores, Gon es… Gon es ¿cómo lo diría yo?, más arcaico, menos serio a la hora de sacar adelante su trabajo, aunque al final lo saca ¡no creáis!, es cierto que le gusta más la prosa, pero no se pierde una fiesta por mucha tarea que haya pendiente y que tiene espíritu caprino, ¡qué dices, Alba!, ¡que te gusta el monte, leche!, ¡déjame seguir!: a Gon y a mi nos contrataron al mismo tiempo para sacar adelante este proyecto llamado “Arruillo”, como bien sabéis, y al frente del cual está D. José, que por cierto anda pasándolo mal, pero bueno eso es otra cosa, a lo que iba, a Gon le gusta poco alternar, siempre me deja a mí el encargo de darle la bienvenida a la gente que se deja caer por aquí y tengo que estar yo…¡Eeeehh, para el carro, Albita!, tú hablas de mí y yo hablo de ti ¿recuerdas?, tienes razón, perdona, eso Alba, déjame decir que tú, bien sea por tu forma de ser, por tu cara bonita, o por lo que sea, siempre estás más cerca del jefe que yo, sabes de sus males, de su familia, de sus intenciones de meterse en tales y cuales aventuras profesionales, su brazo derecho, vamos, ¿y qué?, ¿no eres acaso tú su brazo izquierdo?, en eso tienes razón Alba, las cosas como son, a mí se me acaba el repertorio, ya no se que más decir de ti, pues no digas nada más, Gon, yo creo que Amaia y Araminta estarán más al día, o más liadas, Alba, no creas, lo nuestro no es fácil, terminemos Gon, déjame decir que la foto a la que alude Amaia es de Chefchauen en Marruecos y que agradezco a Trini su opinión sobre “El destierro”, ahí lo dejamos, Gon.

lunes, 13 de mayo de 2013

El destierro (y 3)

343 Acabó la feria del libro, Gon, ha estado bien ¡eh!, ¡y qué bien se expresa Caballero Bonald!, ya lo creo, Alba, por cierto a Araminta le debemos dar alguna pistilla sobre nosotros ¿no te parece?, otro día Gon, hoy no tenemos tiempo, hola José Valle, hola María, hola Trini, hasta luego Gon…

EL DESTIERRO ( y 3)

En el descampado todo seguía igual:


—¡Pedro pon ésta que ya casi me sé de memoria esa mierda! –le gritaba Serrano a Pedro.

—¡Joé que vasca! Os cansáis enseguida. ¡A que vamos a fundirle los plomos al tocata! – respondía Pedro.

—¡Tocata!.. ¿Mi equipo un tocata?..Tú no sabes lo que dices, chaval. ¿Tú sabes lo que me ha costado a mí esa radio? ¿Eh, lo sabes?

—Ni lo sé, ni me interesa mamón; anda dame el cedé y dèjate de rollo.

—¡Serrano, Pedro! –dijo alguien aproximándose a los dos colegas-. Al bizco le han mandado un mensaje que dice que hay movida.

—¿Movida? –repitió Serrano- ¿Otra vez los picolos?

—Pues no lo sé, pero me parece que no, que es la gente.

—¿Qué gente? ¡Aclárate cojones!

—Pues gente que viene para acá.

—¿A la fiesta? Pues deja que vengan, a lo mejor traen más costo.

—Creo que no es eso -intervino otro.

—Entonces ¿qué es? –preguntó Pedro saliendo del coche.

—Pronto lo vamos a saber porque están saliendo de la calleja– dijo otra.

—¡Yo me las piro! –dijo una joven cogiendo su abrigo y saliendo por patas.

—A mí esconderme por ahí, que como venga mi padre me cruza la cara de un guantazo – exclamó otra.

—¡Que pasa coño! ¿A qué tenéis miedo? ¿Estamos haciendo algo malo? –gritaba Serrano.

En un momento el grupo que encabezaba Juan Carrasco se encontraba delante de otro grupo de jóvenes envalentonados por el intrépido Serrano:

—¿Qué pasa Carrasco, que os trae por aquí? –dijo fríamente Serrano.

—De sobra lo sabes, Serrano –contestó Carrasco.

—Pues no lo sé y estos –volviendo la cara– creo que tampoco.

—¿Os apetece un trago?

—¡Déjate de coñas! ¿Hasta cuando vamos a tener que soportar esto?

—¿Esto?

—¡Serrano no me provoques, que no son horas! –dijo enfurecido Carrasco.

—¡¡Que corten la monserga ya!! –gritó uno de los recién llegados.

—¡Que se vayan! –dijeron otros.

—¡Que nos dejen descansar! –dijeron algunos.

—¡Fuera de aquí, coño! –levantó los puños un atrevido.

Carrasco giró el cuello y bajó un tanto el tono del griterío.

—Ya veo las intenciones –dijo muy tranquilo Serrano.

—¡Tenemos derecho a divertirnos! -gritó uno de los jóvenes.

—¡¡Y a escuchar música!! –gritaron otros.

—¡Estamos fuera del pueblo! –continuó alguno más.

Por el bando contrario se enfurecieron los ánimos y el griterío superó a los decibelios musicales. Algunos coches apagaron sus luces y en otros cesó el traqueteo altisonante. Tan sólo permanecía a todo volumen y color el vehículo de Serrano.

—El alcalde nos ha prometido un sitio, pero no acaba de darnos nada –dijo altanero Serrano.

—Y por eso jodéis a todo el mundo, en lugar de esperar –le contestó Carrasco.

—No tenemos otra alternativa.

De entre los jóvenes apareció Pedro

—¿Qué haces tú aquí? –le dijo sorprendido Carrasco.

—Ya lo ves tío. Tratando de pasar un rato agradable.

—Eso ya lo discutiré con tu padre –dijo Carrasco– por ahora procura no meterte en nada.

—Pero es que estoy metido, tío –dijo muy serio Pedro.

—¡¡Carrasco déjate de charla!! Gritaron desde la oscuridad.

—¡¡Iros a dormir!! –gritaron los jóvenes.

—¡Lo que nos vamos a cagar es en tu puta madre, cabrón! –respondió algún adulto.

—¡Eso no me lo dices en la cara! –se envalentonó un joven dando un paso al frente.

Un objeto contundente voló de un bando a otro dándole en la cabeza a uno de los jóvenes.

—¡Serrano corta ya que vienen con ganas de bronca! –gritó uno.

Carrasco y Serrano se volvieron de espaldas para tratar de calmar los ánimos, pero antes de que pudiesen impedirlo, unos y otros se habían ensalzado en una lucha tremenda donde empezó a surgir todo tipo de violencia.

—¡¡Quietos!!¡¡Quietos coño!! –se desgañitaba Carrasco.

Éste recibió el tremendo impacto de una botella entre el hombro y una oreja, que enseguida se le puso ardiendo como un clavo. Las patadas, los golpes, los palos se hicieron protagonistas. Algunos rodaron por el suelo ensalzados en guantazos, en cuestión de minutos lo que era un campo de feria se convirtió en un campo de batalla, donde nadie miraba por nadie y cada cual procuraba hacer el mayor daño posible.

—¡¡Quietos!!¡¡Serrano, diles que paren!! – gritaba como podía Carrasco.

La música del coche de Serrano fue cortada de raíz por un palo que alguien metió por la ventanilla e impactó de plano contra la radio. En medio de la oscuridad el griterío era enorme. La mayoría de las jóvenes optaron por la vía de urgencia, y como buenamente pudieron corrieron hasta las paredes próximas de las casas, para irse alejando cuanto más mejor de aquel lugar de trifulca. Nadie cesaba en su empeño de superar por la fuerza al contrario, hasta que la sirena del patrullero de la Guardia Civil se fue abriendo paso en la oscuridad de la noche. Su inmediata presencia hizo que muchos optasen por la desbandada, corriendo sin saber muy bien hacia donde...

—¡Carrasco, Carrasco! –gritaba alguien.

—¡Ven enseguida que a tu sobrino le pasa algo! –decía otro.

—Está chorreando sangre –dijo un joven.

—¡Vamos a llevarlo al patrullero! –gritó otro.

—¡Vamos rápido! –dijo Carrasco.

En un abrir y cerrar de ojos el cuerpo de Pedro fue depositado en el asiento de atrás del patrullero, que a toda marcha corría hacia el ambulatorio. Su tío estaba junto a él.

—¡Date prisa Gutierrez! –le decía Juan Carrasco al cabo de la Guardia Civil que conducía el vehículo.

—Hago lo que puedo, pero este cacharro no da más de sí. ¿Cómo está?

—Ni me lo preguntes. Tú pisa a fondo.

—¡Joder macho!-¿Pero que ha pasado ahí? –preguntaba el cabo.

—Ahora no es el momento Gutiérrez. Vamos a tratar de salvarle el pellejo a esta criatura, que luego habrá tiempo de hablar. ¡Acelera!

—¡Ya voy, ya voy coño!-Pero que esto...

—¡Ya lo sé, no da más! ¿Habéis pedido una ambulancia?

—Está en camino.

—¿Y porqué no le salimos al encuentro?

—¿Qué te crees que estoy haciendo?

—¡Joder que sangría! ¿Pero que le han hecho a este muchacho? –se lamentaba Carrasco.

—Ahí está la ambulancia –dijo el cabo.

Ambos vehículos pararon en mitad de la carretera, y entre unos y otros trasladaron a Pedro a la camilla y de ahí al interior de la ambulancia; se iniciaron las maniobras de cambio de sentido y la parpadeante sirena del vehículo sanitario emprendió una rápida aceleración hasta perderse en el horizonte.



lunes, 6 de mayo de 2013

Miles de noches

342 Le veo mala cara al jefe, Gon, será el tiempo, no sé, no sé, en fin, a lo que vamos: ¿te has dado cuenta del movimiento de personal de los últimos días?, claro que me he dado cuenta, Alba ¿qué te crees?, mira: Fernando Pozo, Soc Ness y mosan92 se han dignado dejarnos una foto, que ya es algo, viéndolo así, ya lo creo, ¿tú no viste a José Valle?, no tuve ese placer, pero me han dicho que es muy buena gente, no lo dudes, Gon, es un tipo genial, ¿oye Alba, cómo te va la Feria del Libro?, ahí ando, ¿eso qué quiere decir?, quiere decir, querido compañero que he asistido a tres actos y esto no ha hecho más que empezar, ¿viste a Onofre?, pues mira sé que ayer estuvo firmando, pero ayer no tenía el cuerpo para mucho, espero verlo hoy, yo tengo ya un ejemplar firmado de su poemario, eso que te encuentras, ¿y las lecturas cómo las llevas, Alba?, he terminado “Las mil y una noche” y “El libro del Tao”, ahora entiendo lo de la relajación, yo no tuve tanta suerte, ¿y eso por qué?, a mí me tocó lidiar con “Manhattan transfer” y creo que se me ha atragantado, ¿crees?, si porque aún no lo he digerido, ¡la madre…!, no cambiarás nunca, a que me chivo al jefe… ¿no me has dicho que no anda bien?, bueno, bueno, pero el trabajo, es el trabajo, ¡ya!, ¿y la Tertulia?, ¡ojú Alba!, eso si que se me atragantó de verdad, o sea que nadie pudo con “Magma”, al menos dio mucho que hablar, quedó claro que hay gente que se come demasiado el coco a la hora de transmitir pensamientos, yo creo que no se trata de una novela, a mí tampoco me lo parece, Alba, pero ¡claro!, la gente se pone a buscar y rebuscar, da la sensación de que ya está todo dicho, ¿entonces qué hacemos tú y yo aquí, Gon?, eso digo yo, pues ¡hala!, ¡vámonos!