lunes, 30 de noviembre de 2009

El día después


134 Tienes mala cara esta mañana Gon ¿qué te pasa?, que ayer no pude salir al campo, ¿y eso es malo? para mí sí porque me supone una recarga de pilas y ahora tengo que esperar hasta el próximo domingo, que por cierto Gon, sé de buena tinta que te vas a perder unos cuantos días, ¡diez!, exactamente diez días Alba, ¿hay viaje?, eso ya está más crudo porque la crisis es para todos, incluido yo, ¿y el libro de Fernando?, ¿Las Tres Gymnopedias?, eso es, te quieres creer que no pude dar con él, pero fuiste, claro que fui Alba: a La Casa del Libro y al Corte Inglés, pero allí no me daban razón de ser, tendremos que escribirle, otra cosa: sabes que el jefe quiere que preparemos un envío de los poemas pirenaicos, que te toca a ti, ¡ya lo sé que me toca a mí, listo!, lo que quiero decir es que a buenas horas, nunca es tarde Alba, siempre hay lugar para que suene la flauta, pues tú vete preparando que a Doña Concha lo más seguro es que haya que mandarla otra vez por esos mundos, y eso ¡te toca a ti!, no te sulfures ni me estreses Alba, ya sabes que hoy vengo con mala cara, yo me encargaré de la Doña ¿cómo llevas las lecturas?, estoy a punto de terminar con Hesse, aunque nos ha llegado otro número de Eñe, el de los premios y ese siempre resulta más interesante que los demás, todo a su tiempo, hay que leer pero sin atosigarse, que entonces no se disfruta, eso díselo al jefe, a él no puede decírselo, pero a ti sí, porque seguro que así le sacaras más fruto, ya te vas pareciendo más al Gon que conozco, anda vamos a la tarea que tenemos que irnos a la calle a ver si nos cruzamos con Cruise y Díaz, ¡Jaaaa, jaaaaa!, no me hagas reír Alba que tengo los labios rotos, prefiero al artista callejero ese que se coloca en lo alto de un bidón vestido de pistolero y cubierto de purpurina, ¡como eres Gon, como eres!

jueves, 26 de noviembre de 2009

Una granja muy particular (2)


133 Hoy que por fin vemos el agua tras de los cristales, ha decidido Gon que corresponde colgar la segunda parte de:


UNA GRANJA MUY PARTICULAR(2)
.../...Viene de Una granja muy particular (1)

Maite se presentó un día en su casa con el gato en una caja junto a una botella de suero que se le estaba suministrando; ella llegó confiada porque todo el tiempo en que había estado junto al minino, éste estaba sedado y apenas se movía, con el colocón que tenía en lo alto ya iba bien servido, pero en el trayecto de la clínica donde lo habían atendido hasta el piso de Maite, el gato se había espabilado y cuando lo colocó en el suelo para cerrar la puerta, el animal se lanzó en alocada carrera sin importarle el artilugio que llevaba adosado a su cuello, ni la botella de suero. El primero en dar la voz de alarma fue Luís, que cuando vio al felino, revoloteaba por todo el piso como si hubiese visto al mismísimo demonio. Los gritos de Luís alertaron a Canela que comenzó a ladrar sin ton ni son, pero por si acaso era necesaria su presencia. Dionisio en vista de los acontecimientos, abandonó sus minutos de sol en la terraza y dirigió el hocico hacia su bunker privado para casos excepcionales; el asunto presentaba mal aspecto y entre las macetas se abría paso con las uñas, hasta conseguir meter la coraza, lo demás era ya cuestión de tiempo. Josefa encontró la puerta del aseo entreabierta y no lo dudó; de un salto se metió dentro de la bañera, que aunque no tenía agua, siempre había posibilidad de que la tuviese, y además allí se encontraba ella más segura. La tía de Maite tenía la tele encendida y el volumen adecuado a su oído, así que de momento estaba ausente, la madre había salido de compras y el padre que se estaba afeitando, tuvo que abandonar tan humilde tarea, y con la toalla reliada al cuello se asomó al pasillo para ver cual era la causa de tan singular alboroto. Mini después de recorrerse gran parte de la casa arrastrando la botella, con Canela a la retaguardia y Luís cerca del lomo, terminó por encontrar un hueco debajo del mueble bar, donde no le llegaba la furia de la perra y era un terreno demasiado peligroso para que el periquito se atreviese a meter baza. Los acontecimientos discurrían a tal velocidad, que a la muchacha apenas le dio tiempo de salir de la misma baldosa en todo el rato, parecía una directora de una loca orquesta con los brazos en alto y mandando órdenes a las que nadie obedecía. La paz llegó con la colaboración del padre de la muchacha, que se llevó a la perra a la terraza y luego tuvo que buscar en la caja de herramientas para ponerse unos gruesos guantes, meter las manos debajo del mueble y extraer al minino que se encontraba en un estado de excitación al borde del infarto.
Maite salía de vez en cuando al campo formando parte de un grupo de amigos, que aprovechaba los efluvios primaverales para entregarse al juego amoroso. Ella distraía su mente con el vuelo de una mariposa que se posaba en una flor, justo al lado de un abejorro que cimbreaba sus alas y alargaba la trompa para alimentarse de polen, al rato salía marcado de amarillo en busca de otra planta en la que libar. Ahora eran las peripecias de un trepador azul las que tenían enajenada a Maite: aparecía y desaparecía en el tronco de la encina, dejándose ver pero guardando las distancias. El recuerdo de Luís se le hacía imprescindible -¡cuánto disfrutaría su periquito entre tanta rama!-. Pero ella sabía que eso no era posible, aún recuerda aquel otro que tuviera y que en un exceso de confianza, partió sin pedir permiso y todavía lo está esperando. Las aves tienen sus propios instintos y hay que saber hasta donde se les puede permitir moverse. Las voces de sus amigos le sacan de su mundo y le animan a que acuda a la barbacoa, para departir con ellos esas chuletas que huelen que alimentan. Maite se fija durante el almuerzo en aquel chico que siempre le gustó, pero mantenerle la mirada o contestar a sus preguntas le resulta tan difícil, que tiene que desviar la vista y fijarse en el vuelo de la cigüeña o el trinar del pinzón. Cuando ve la actitud de sus amigos, piensa que porqué no puede ella comportarse igual y dejarse acariciar por alguien; está cansada de ver películas en la tele y a veces no se puede contener y tiene que levantarse del sofá con un estado de inquietud que no acierta a comprender... Pero es que en vivo y en directo, ¿Qué tiene que hacer ella para que aquel chico se le acerque? No se atreve a hablar con nadie de este tema y la vez que Canela quedó preñada por un descuido, lo pasó tan mal que de nada sirvió el gozo de ver los cuatro cachorros que tuvo; menos mal que todavía Josefa no había llegado a la casa y que pudo colocar a las crías antes de que cumpliesen un año.
Pero la escena aquella de los dos perros enganchados por la parte trasera, tirando uno para cada lado como si estuvieran pegados con superglue, le resultó tan extraña que casi no reconocía ni a su propia perra. Por un instante parecía que se hubiese transformado en un ser deforme de dos cabezas de vértices opuestos. Los documentales de la dos eran una cosa y el directo otra, así que no tenía nada claro como funcionaba eso del himeneo.
Cada vez que salía fuera de la ciudad llegaba con tal carga de felicidad en sus poros, que luego se pasaba varios días repartiendo besos a diestro y siniestro; su pequeño zoológico recibía mejores atenciones y su trabajo en la asociación de defensa de los animales se volvía más meticuloso. Sus padres se alegraban de ese estado de Maite, pero en el fondo no podían ocultar la gran preocupación que sentían por ella, tan desamparada. ¿Qué ocurriría el día que ellos faltasen? Conseguir un trabajo digno era difícil, encontrar alguna alma gemela con quien compartir su vida, más todavía y además no tenía la suficiente destreza como para vivir sola, aunque fuese en medio de aquella jauría que tanto le gustaba. Ya no era una niña, su hermana no parecía tener predisposición de ayudar mucho y en la tía no se pensaba por razones evidentes.

.../...Continúa en Una granja muy particular (y3)

martes, 24 de noviembre de 2009

Martes de Premio


132 Gon, ya he visto Ágora, ¿y qué te ha parecido?, si quieres que te diga la verdad no me ha convencido del todo, me esperaba más, eso suele ocurrir cuando se crean muchas expectativas sobre una película, la historia es interesante, pero los supuestos efectos especiales de las grandes superproducciones, que quieres que te diga Gon, no me han sorprendido ni me ha hecho estremecer, otra vez será Alba, a mí por el contrario me causó una buenísima impresión “Amanece que no es poco”, que la vi en la tele, ¡qué bien me lo pasé!, pero eso no es ningún estreno, para mí si Alba, es que no la había visto, es que no tiene nada que ver una cosa con la otra, son películas ¿no?, vamos a dejarlo Gon que estamos desvariando, te voy a llevar ahora a la poesía, ¡vaya cambio!, tengo dos cosas que decirte al respecto, por una parte, hablarte de Neruda del que he terminado de leer “Navegaciones y regresos”, ¿y qué?, ¿cómo que y qué?, que qué te ha parecido, pues que es un libro más donde el poeta le canta a todo lo que se mueve y no se mueve, ¿y se entiende?, ¡claro Gon! A Neruda se le entiende todo, tanto es así que tuvo sus más y sus menos con Juan Ramón Jiménez por esas ligerezas, a mí este libro me ha encantado, hay que meterse en su ritmo, en sus odas, en su forma de componer en definitiva, pero una vez que lo consigues, es para disfrutarlo, si tú lo dices, lo digo y te lo recomiendo Gon, no sé ¿y lo segundo?, lo segundo es preguntarte qué te pareció la lectura que nos hizo Onofre la semana pasada, ¡una maravilla!, y que bien ese Premio que ha conseguido en Alicante, para eso tiene una mano divina, unos versos exquisitos diría yo Alba, hasta me emocionan a mí, que ya sabes…si, sí ya sé, no es tu fuerte, por cierto tenemos que llamarlo a ver cómo le ha ido en la recogida del premio, lo llamaremos Alba, hay que cuidar las buenas amistades, me voy, adiós Gon hasta más tarde.


jueves, 19 de noviembre de 2009

Una granja muy particular (1)


131 Tienes razón Fernando, Gon y yo pensamos lo mismo: hay que seleccionar las lecturas, entre otras cosas porque no disponemos de minutos suficientes para leernos todo lo que se publica, ahora con tu permiso, el compañero Gon nos va a introducir en un nuevo relato…


UNA GRANJA MUY PARTICULAR (1)

Maite vivía en la ciudad, aunque su vocación siempre tuvo que ver con los animales del campo; a ella le daba igual el tipo de paisaje que apareciera en su retina, o los diferentes usos que el hombre le ha dado al medio a lo largo de la historia. Del campo lo único que le interesaba eran los seres vivos que lo pueblan, y como no vivía en el campo convirtió la casa de sus padres en un zoológico – algo ilógico por las dimensiones de la vivienda-. De movimientos algo torpes, le hubiera gustado estudiar veterinaria pero su cabeza no daba para tanto y se tuvo que conformar con un curso de formación profesional, que le sirvió durante un tiempo para trabajar en una clínica veterinaria donde la explotaban.
Tenía una pata que se llamaba Josefa, a la que metía de vez en cuando en la bañera para que se hiciera a la idea de lo que podría ser un lago. Maite se sentaba en la taza del water con la fregona en la mano y le daba migas de pan a Josefa. Canela – su perra – era la que marcaba el tiempo que ella y la pata debían permanecer juntas, porque los celos traicionaban a la perra, y no les permitía que estuviesen demasiado rato encerradas en el cuarto de baño, tanto es así que tuvo que llegar a un acuerdo con su padre – el de Maite –, para que en el turno de baño de Josefa, sacase a pasear a Canela y las dejase tranquilas. La perra aceptaba de muy malas ganas, consciente de que la estaban engañando, pero por otra parte tampoco quería desaprovechar la oportunidad de manchar la acera un poquito. Cuando eso ocurría, Maite aprovechaba la ocasión y dejaba entrar en el cuarto de baño a Dionisio, una tortuga macho que con aquel ambiente húmedo se paseaba alrededor de la taza del water y el bidé, y trataba de escalar por los azulejos, siempre con resultado negativo. Lucía Dionisio en su coraza un pequeño cascabel para permitir tenerlo localizado, y al mismo tiempo como señal de alarma porque cuando sonaba demasiado es que Canela se estaba pasando, y andaba a mordiscos con el pobre tortugo, que tenía marcados los dientes del cánido por todas partes. Maite acudía presta y le armaba una buena reprimenda a la perra, que con el rabo entre las patas y la cabeza gacha reconocía su error. Pasado un tiempo se le olvidaba y vuelta a empezar. En una jaula que se encontraba en la habitación de la muchacha, vivía un periquito que pasaba por ser el rey de la casa. De vivos colores y más atrevido que nadie, tenía la puerta de la jaula siempre abierta, para que entrase y saliese cuado le diera la gana. Se llamaba Luís y a excepción de las horas nocturnas, que se las pasaba en su palo echo un ovillo, el resto del día no paraba de un lado para otro charla que te charla. Tan solo se callaba cuando se posaba en el hombro de Maite, su padre o su madre, porque con la hermana o con la tía no compartía demasiada amistad; la una porque paraba poco en casa y le resultaba extraña, y la otra porque le interesaba más contemplar la televisión que estar pendiente de las gracietas de Luís, aunque Maite se desternillaba de risa cada vez que el pájaro se acercaba por el sillón de la tía. Aquello era un reto, se miraban a los ojos, el pájaro daba un saltito de aproximación y la señora acercaba a su mano el abanico, un movimiento de cabeza aviar y la mano sobre el abanico. Se hacía el silencio, cada cual mantenía sus posiciones, a partir de ahí cualquier cosa podía pasar, y lo que pasaba por lo general es que la señora nunca acertaba con el intento de sacudirle, y el pájaro terminaba por hacerle un vuelo rasante cerca de la cabeza que la sacaba de quicio. A Maite le encantaba esta situación, y como ninguno de los dos implicados sufría daño alguno, dejaba que se desarrollase la escena cada vez que fuese necesario. Con la muchacha se portaba Luís de otra manera, era más dicharachero, le daba picotazos suaves en la oreja y en la comisura de los labios, y obedecía sus mandamientos sin rechistar; de otra manera ya habría sido víctima de alguna descarga eléctrica, porque se llevaba parte del día de lámpara en lámpara, boca arriba, boca abajo, con una pata, con las dos, estirando las alas (no cesaba su actividad hasta oír la voz de la muchacha), y pendiente de los demás animales para ver si comían algo o no. Durante un tiempo Luís se tuvo que acostumbrar a la presencia en la casa de Mini, un gato callejero que llegó a manos de Maite desde la asociación de defensa de los animales, en la que prestaba su colaboración. El pobre gato había cogido una infección intestinal y requería de unos cuidados muy especiales, que en la asociación no podían dispensarle porque no se paraba.

.../...Continúa en Una granja muy particular(2)

miércoles, 18 de noviembre de 2009

El Quetzal en Sevilla


130 A personas tan sensibles como India es todo un placer recibirlas por esta casa ¿no crees Gon?, lo creo Alba, primero porque en este caso estamos ante la creadora de un blog que es todo un lujazo para los blogueros, segundo porque como digo derrocha sensibilidad por sus poros, y tercero, ¿Por qué sabes que iba a decir sólo tres cosas?, yo que sé Alba porque es lo habitual, porque para una referencia no ibas a elaborar ahora un decálogo, porque tampoco tenemos tanto tiempo y…mira que listo nos has salido el nene, está bien no te enfades, di ya cual es el tercer motivo, ¡es que no son tres!, está bien pues no lo digas!, lo diré yo: porque le gustan los castaños igual que a mí ¿de acuerdo?, vamos a dejarlo ahí Gon, que no quiero empezar el día con malos humos, vamos a dejarlo ahí ¿quieres decirle algo a Izaskun?, que no se preocupe que ya hablaremos con D. José cuanto esté de buenas para que sepa que está ante alguien que le hace cariñitos a Nerea, ¿crees que lo entenderá?, lo digo por lo de la presencia física y esas cosas, si no lo entiende peor para él, al fin y al cabo lo importante es la nieta, tienes razón Gon, otra cosa: ¿terminaste el Quetzal?, ¿en Sevilla?, ¿dónde va a ser Gon no es ahí donde vives?, ¡que no Alba!, digo que te referirás al libro “El Quetzal en Sevilla”, pues claro, el de tu amigo Antonio Egea ¿y qué te ha parecido?, interesante Alba, son muchos artículos y los hay para todos los gustos, pero a través de ellos te enteras de muchas historias de América en relación con España y de otras curiosidades que quizás nunca se saben valorar, ¿a qué te refieres?, al trabajo de acicate que puede ejercer la ciudadanía ante los grandes eventos para que estos se lleven a cabo, aunque luego los que figuren sean los políticos, me estás poniendo los dientes largos Gon, habrá que leerlo, no lo dudes Alba, está bien, ahora tengo que dejarte que me está esperando el teclado.


lunes, 16 de noviembre de 2009

Sabores de la sierra


129 Te noto algo eufórico esta mañana Gon, como no voy a estarlo luego del día de impresiones ópticas que tuve en el día de ayer, ¿dónde estuviste?, por la sierra, eso ya me lo imagino, puedes ser algo más explícito, por la sierra de Aracena: ¡que maravilla Alba! ¡qué coloridos!, cuanto gozo da andar por esos senderos llenos de hojas de castaño, degustando madroños, castañas, membrillos, manzanas silvestres, bellotas y recogiendo algunos gallipiernos, ahora ya me lo explico, a ver cuando te animas, es que tengo mucha faena Gon, ¡anda ya! hay que desenchufarse un poco para que las ideas fluyan desahogadas, de lo contrario no salimos de los atascos, tienes razón Gon tendré que plantearme algunas cosas, ¿y qué has estado haciendo?, entre otras cosas enviando a Doña Concha a probar fortuna por esos mundos de Dios, ¡Ah Doña Concha, qué bien nos lo hemos pasado en su elaboración, eh!, ¡ya! Pero ahora es tiempo de que ella misma juegue sus bazas, ya veremos que noticias nos depara, además Gon y esto te va a afectar a ti, el jefe pretende que continuemos la saga de cartas a opá, ¿no me digas?, te digo: por lo que se ve hay demanda, así que ya sabes, hay que narrar y para eso tú eres el más indicado, ya veo, ya, y además tenemos que seguirle la pista a esas entrevistas con los representantes policiales y políticos, además, eso es Gon tendremos que decirle algo a Fernando y Delfos que nos visitaron últimamente, ¿Qué más Alba?, hay que enterarse que está pasando con…¡Espera, espera, espera!, será mejor que vayamos a tomar café y a la vuelta me cuentas el resto, déjame que saboree un poco más los placeres otoñales de la Sierra de Aracena, en fin Gon ya veo que no tienes remedio.


jueves, 12 de noviembre de 2009

Si las arenas del reloj


128 Dice el jefe que hoy toca poesía, así que ahí les dejo el poema que justifica el título de la colección Reloj de Arena…








SI LAS ARENAS DEL RELOJ


Si las arenas del reloj

fuesen de distinto calibre

podría dar cobijo

-en mi tiempo -

a más besos de primavera.

Si el corazón que grabaste

fuese sobre fondo de roble

en lugar de espigado eucalipto

aún podríamos admirarlo.

Si la llave de mi carne

cayó en oscuro laberinto

¿a qué cerrajero de guardia

podremos pedir ayuda?.

He de taparme la boca.

No quiero seguir devorando

ansias de amar

sin sentido.

Aunque los labios no quemen.

Aunque los ojos no brillen,

Aunque la desnudez sea natural,

no puede ser espejismo. No cogí

las arenas del tórrido desierto

sino de una inmensa playa

-casi dormida-

que jugaba

con el dios Sol a construir

globos aerostáticos.

Y parece que fue ayer cuando unas pocas gentes con dinero veraneaban en San Sebastián. Cambiar de cutis está hoy por hoy al alcance de casi todos. ¿Habrá que esperar a la muerte de Fidel para desentrañar el misterio cubano? ?O nos quedaremos sin enterarnos?. Aquí junto al cementerio también se recuerda a Bécquer y su estremecedora leyenda, aunque conviviendo con la muerte parece que da hasta menos miedo. El sonido del silencio, cuesta descubrirlo, se vende tan caro que hay quien le asusta su presencia. Volvieron a caer bombas USA en la herida del Golfo. Cada día que pasa las Naciones Unidas tienen un grado menos de tranquilidad. Y el resto de los mortales también. Hoy es martes, habrá que echar la primitiva ¿qué remedio?



miércoles, 11 de noviembre de 2009

Cine y libros


127 ¿Cómo te fue ayer en el cine Gon?, no me terminó de convencer en esta ocasión Woody Allen y mira que le tengo afición al personaje, o sea Gon que la cosa no funcionó, así es Alba, me gusta mucho más cuando es él quien interviene en la película: se manifiestan todas sus fobias y aciertos pero no aparta ninguna originalidad que la haga diferente ¿y tú que visionaste?, a mí me tocó una hermosa historia: “El secreto de tus ojos”, ya sabes mi debilidad en lo relativo a lo concerniente a este sentido tan vital, pero es que además hay una interpretación fantástica por parte de los dos protagonistas principales, así que un diez para Juan José Campanella, yo que me alegro Alba, espero que esto te sirva para que dibujes mejor los próximos personajes con los que tengas que lidiar y de Vaz de Soto ¿qué me dices?, que no tiene nada que ver con tu atragantado Ulises, ¡no me lo nombres!, algún día tendremos que hablar del libro ¿no?, si, pero deja que repose mis pensamientos ¿qué me ibas a decir de tu admirado autor?, te iba a decir que en esta ocasión no me ha enganchado tanto, “Sevilla, estación términus” me ha dejado un tanto frío, no se si por la temática que puede dar un poco de yuyo o porque tengo la sensación de que se han metido los acontecimientos con un calzador, o sea no me la recomiendas, tampoco es eso Gon, como narrativa no tienes más remedio que leer el libro –te toca-, aunque si te fías de mis palabras pudieras ahorrarte su lectura, Alba hablas como el jefe: si o no, me interesa o no me interesa, leo el libro o no lo leo, haz el favor de ponérmelo más sencillo, será otro día Gon, por cierto si que te recomiendo que leas a Reference, no tiene desperdicio.

lunes, 9 de noviembre de 2009

¡Vaya con el lunes!


126 ¿Qué tal D. José cómo fue todo?, muy bien, muy bien, Nerea estuvo muy en su papel y tan sólo lloró cuando le cayó aquello chorreón de agua en la cabeza, no sería tanto D. José, no crea Gon que el cura también metido en su papel se le fue un tanto la mano y la criatura no tuvo más remedio que protestar, ¿y la ceremonia fue bonita?, si Alba, sencilla, con poquita gente pero con ese sabor de relajante paz que transmite el templo, y el lugar D. José que esas iglesias de los pueblos siempre tienen algo que las hace distinta, pues no vea lo contenta que se va a poner Izaskun, ¿Izaskun y esa quien es?, una amiga nuestra D. José, ¿y qué tiene que ver con mi nieta?, no, nada que como la conocemos le hablamos un día de ella y…¡no le habrán dado ninguna foto, que ya saben como es esto de interné!, que va, que va, no se preocupe D. José, lo que Gon quiere decir es que un día charlando…eso charlando, espero que mi nieta no esté en boca de nadie como si fuese una cosa noticiable, ¡que no D. José! Lo que Gon, ¡sé lo que Gon quiere decir Alba!, no me lo repita más, les dejo que tengo mucho que hacer.

¡Qué mosqueo!, menos mal que era un tema agradable, si llegamos a plantearle una revisión salarial o algo por el estilo ¿qué nos hubiera hecho?, déjalo Gon no te esfuerces, es que es lunes, pongámonos a la tarea: Fernando, muchas gracias por tus calurosos comentarios, tanto a Gon como a mí nos agrada que haya alguien que le guste lo que hacemos, a mí más Alba, pero ¿qué pretendes, que sigamos de lunes?, ¡anda deja ya el café y al ponte teclado, que esto parece que está desvariando!


viernes, 6 de noviembre de 2009

Contenedores (y 3)


125 Por fin nos va a sacar Gon de la duda en la que nos tiene metida con la situación de ese personaje tan curioso…¡chiiiiisss!, no digas más, ¡ah, de acuerdo, me callo!


CONTENEDORES (Y 3)

.../...Viene de Contenedores (2)

Se hizo la noche y allí seguía, sintió como si llamasen a la tapa-puerta y con toda la familiaridad de la que era capaz, como si se tratase de la puerta de su chabola, levantó un poco la portezuela y se introdujo en ella una bolsa que colgaba de unos dedos. Como veía que no acababa de caer la bolsa, la sujetó con una de sus manos, mientras que con la otra sostenía la tapa, entonces los dedos cedieron en la pinza que ejercían sobre la bolsa y se esfumaron. Ni dio las gracias. Pasó directamente a la inspección ocular del contenido de la bolsa porque oler, olía bien y estaba hasta calentita, así que no era cosa de perder el tiempo no fuera a ser que se enfriara. Se acomodó, extrajo el contenido y se le pusieron los ojos a cuadritos, cuando vio aquella apetitosa pizza que tan sólo conocía de la propaganda que encontraba entre los cartones, con el queso fundido chorreando por sus bordes y los trocitos de bacón incrustados en la masa; le lanzó dos primeros mordiscos que se manchó hasta las orejas, luego mientras engullía tanteó la bolsa y se dio cuenta que había algo más: una cosa como cilíndrica, que no estaba caliente. “Anda la leche”, una lata de cerveza que no estaba vacía; tiró de la anilla con tanto ímpetu que salió el espumoso líquido buscando aire libre y le dio una ducha con olor a cebada.

No había hecho más que expeler el tercer eructo cuando de nuevo sintió que alguien merodeaba por los alrededores. Se encogió y permaneció en silencio. En vista de cómo iba la jornada lo mejor era relajarse y esperar acontecimientos. De nuevo una mano que asoma, una bolsa que cuelga y los ojos del Marué que no se lo creen. Un ligero balanceo de la bolsa le hacen sospechar que o la coge o se puede llevar allí bailando toda la noche, así que estira su brazo y se apodera de ella. Al cogerla, con sus dedos roza los dedos que sujetan la bolsa y experimenta una sensación placentera que le hace chiribitas en la boca del estómago; quiere dar el paso de asomarse a ver de quien se trata, pero le falta ese último impulso y los pasos suenan a retirada, así que se deja llevar por los instintos, vuelve al rincón y al desabrochar la bolsa se encuentra con un apetitoso pastel de manzana al que no le ganan ni los del escaparate de la Cafetería Estepona. Del pastel no dejó ni el molde; pasó su lengua una y otra vez por la base de cartón hasta dejarla reluciente. Ni se había puesto los pantalones, olvidó por completo el motivo de su presencia en ese receptáculo y cayó en un estado de somnolencia, que lo llevó al poco rato a estirarse todo lo que pudo sobre los cartones y quedarse dormido como un bendito.

El peso de la noche cayó sobre la ciudad y los operarios del servicio de recogida de basura comenzaron a desplegarse con sus enormes vehículos articulados, cómodamente instalados en la cabina de los camiones. Por eso al llegar el turno de recoger el contenedor en el que se hallaba el Marué, nadie oyó sus gritos tratando de salir del mismo, peleándose con la trampa-puerta allá en lo alto como si estuviese en los cacharritos de la calle del Infierno. Por el barrio donde vivía imperaba la miseria y nadie lo echó en falta, ni siquiera su madre-abuela que bastante tenía con sobrevivir evitando, que ningún indeseable se le instalara en la chabola, aunque dicen por otros sectores de la ciudad, que ese muchacho que pasea del brazo de la Luci, tan bien arreglado y lustroso, es la viva estampa de aquella cabeza estropajosa, que se llevaba todo el día entrando y saliendo de los contenedores de basura.


miércoles, 4 de noviembre de 2009

¡Cómo está el patio!


124 Ayer nos comentaba India la dificultad de buscarse la vida con lo que se escribe, ¿tú cómo lo ves Gon?, que tiene razón, lo que pasa es que llega un momento en que te puede dar igual, que disfrutas con lo que haces y punto, ¿es tu caso?, no es lo mismo Alba, no me seas de tu pueblo: aquí hay un trabajo en equipo, se sigue unas líneas, hay una dirección, entiendo, y ella se refiere a la situación del escritor que se enfrenta por si solo al folio en blanco y ahí te quiero ver …¡no lo digas!, ya sabes que me irrita, al final siempre habrá alguien, Gon, que se tiene que ver en la situación que tu planteas, trabaje para él mismo o lo haga por encargo, lo importante es encontrarse a gusto con lo que se hace, ¡Que cosas tienes Alba! Es que si no está a gusto, apaga y …¿otra vez?, es que no puedes enlazar dos frases sin recurrir al dicho, ¡joé como está hoy el patio! ¿quieres que hablemos de Kashtanka?, ¿Y ese quién es?, ¡Te pillé! Es el título de la lectura que teníamos que sabernos al dedillo para poder estar a la altura de las circunstancias del día de hoy, ¿y que día es hoy?, miércoles, ¡Ah ya te refieres a Chejov!, claro que me refiero a Chejov y por lo que veo aún no has mirado ni siquiera el título, porque me he tenido que leer “El oficio de narrar” de Marina Mayoral, que por cierto también era tarea para el miércoles, listo que eres muy listo, y que yo ya tengo preparado porque para eso he aprovechado el puente en lugar de estar tostándome en la playa, ¿quién te ha dicho a ti que yo no he…?, ¡¡pero que son esas voces!!, ¡coño D. José!, que nos ha cogido, yo me voy a mi mesa y ahí te quedas, pies para que os quiero, ¡Gon el lenguaje!, Cuida el lenguaje.

martes, 3 de noviembre de 2009

Cambio climático


123 Da alegría sentir como hay gente que sigue luchando por abrirse hueco en este complicado mundo de la literatura, ¿verdad Gon?, y que lo digas Alba, supongo que te referirás a Delfos que anduvo por aquí recientemente haciéndonos una visita, por él y por tantos otros que ahí siguen al pie de cañón, ¿y que le decimos a Izaskun?, pues lo mismo que a Miguel Angel: en Lumbreras 12-9 tienen su casa abierta todos los miércoles a las 18h para que nos castiguemos con esos textos difíciles y disfrutemos con esos otros que nos hacen pasar un buen rato, ¿y tú crees que el jefe?, del jefe no te preocupes Gon, que bastante tiene con los preparativos del bautizo, mientras que nosotros sigamos colgando sus encargos en las fechas adecuadas, no se va a preocupar de otra cosa, por cierto Gon, lo que tenemos abandonado es el ritmo de visitas a nuestros vecinos de comunidad, ¿y que le vamos a hacer? Ya me gustaría a mí poder leer todas sus entradas, pero es que no damos abasto, en eso tienes razón Gon porque a mí con las lecturas pendientes en papel me basta y me sobra, pero ya sabes, el je…¡de acuerdo! No lo repitas Alba, haremos lo que podamos, pero me temo que tendrá que ampliar la plantilla si quiere que esta empresa rinda más, ¡Huiiii, eso si que es difícil, con lo rácano que es, para rácano el clima Gon, ¿tú crees que tendremos otoño este año? ¿será esto el cambio climático?, no sé, no sé me da la impresión que los asuntos de la sin par Madre Tierra van por otros derroteros muy distintos a los cálculos de los humanos, ¡qué calor en la playa Gon!, ya te digo, está bien, dejemos los asuntos terrenales y vámonos con los espirituales: al tajo.